El Argar: una sociedad única en la península ibérica explicada por un estudio genético

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Yacimiento argárico de La Bastida en Murcia. Es uno de los asentamientos más grandes y mejor excavados de la cultura de El Argar (2.200 a 1.550 a. C.). © ASOME-UAB

Hace 4500 años, en torno al año 2500 antes de nuestra era, el Calcolítico iniciaba la transición hacia la Edad del Bronce. Fue un momento de grandes cambios sociales, demográficos y políticos en Eurasia, pero también en la península ibérica, donde surgió El Argar, una de las primeras sociedades complejas de Europa.

Desarrollada en el sureste peninsular, en el área que hoy ocupan Murcia, Alicante y este de Andalucía, entre el 2200 y el 1500 a.C., El Argar fue una ‘sociedad estado’ de Europa, socialmente compleja y muy jerarquizada (como las dinastías de Egipto o Babilonia), y una cultura única en Europa donde las poblaciones aún se regían por una incipiente organización social y los enterramientos eran colectivos, fuera del poblado y en conjuntos megalíticos.

La sociedad de El Argar, sin embargo, construía sus asentamientos en las cimas de las colinas, lugares defensivos que contaban con estructuras para almacenar alimentos y agua, palacios para la élite, y enterramientos individuales (o por parejas) dentro del recinto, además de cerámica, armas y objetos de oro, plata y bronce completamente diferenciados.

Investigadores de Alemania y Barcelona

Para analizar este periodo de transición desde el punto de vista genético, un equipo investigadores liderados por Vanessa Villalba-Mouco, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia de la Humanidad (Jena), de Alemania, y del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona, ha estudiado el genoma de 136 individuos ibéricos que vivieron entre el 3000 y el 1500 a.C. El estudio también ha utilizado genomas anteriormente publicados de la península ibérica, por lo que, en total, incluye datos de casi 300 individuos prehistóricos que vivieron la transición de la Edad del Cobre a la del Bronce. Los resultados han sido publicados ahora en la revista Science Advances.

El análisis reveló que los individuos de la Edad del Cobre (Calcolítico) aún conservaban el linaje ibérico, mientras que los de la Edad del Bronce, en el 2200 a.C., ya tenían el componente genético centroeuropeo que a día de hoy todavía predomina en nuestros genomas.

Entierro colectivo de la Edad del Cobre del Camino del Molino (Caravaca de la Cruz, Murcia), donde fueron enterrados un total de alrededor de 1.300 individuos entre el 2.900 y el 2.300 a. C. La imagen muestra la última capa de entierro, fechada entre el 2500 y el 2300 a.C., de la que se han analizado seis individuos. © Universidad de Murcia. Fotografía Francisco Ramos.

Los datos genómicos revelan algunos de los procesos subyacentes a este cambio genético. Si bien la mayor parte del genoma muestra que los individuos de la Edad del Bronce son una mezcla de ascendencia calcolítica ibérica local y una parte más pequeña de ascendencia entrante del continente europeo, los linajes del cromosoma Y heredados paternamente muestran un recambio completo, vinculado al movimiento de poblaciones de origen estepario, lo que también es visible en otras partes de Europa.

"Podemos concluir que el movimiento poblacional que surgió en las zonas esteparias del este de Europa hacia el 3000 a.C., necesitó más de cuatro siglos para llegar hasta la península ibérica y otros 200 años para cruzarla desde el norte hasta las actuales Murcia y Alicante", explica Roberto Risch (derecha), investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautor del estudio.

El estudio también reveló que junto a la huella genética centroeuropea, los individuos de El Argar tenían una tercera componente genética del mediterráneo que “no está en el resto de la península ibérica”, explica por su parte Villalba-Mouco.

"Uno de los individuos analizados del yacimiento de Zapatería, en Lorca (Murcia), es claramente no local, con ascendencia norteafricana, mediterránea central y centroeuropea, es decir, un hombre cuya ancestralidad es distinta a la del resto de la población, lo que demuestra que la sociedad de El Argar incorporaba individuos de estas regiones, tal vez motivados por relaciones comerciales", detalla la investigadora. De hecho, el estudio muestra que los hombres y mujeres de El Argar mantuvieron contacto con el Mediterráneo hasta que desaparecieron, hacia el 1500 a.C.

Individuos masculino (izquierda) y femenino (derecha) del entierro 38 del poblado de La Almoloya (Pliego, Murcia). Este es uno de los entierros más ricos encontrados en un asentamiento de El Argar (2.200 a 1.550 a. C.). © ASOME-UAB.

Hombres asentados y mujeres móviles

Pero para Carles Lalueza-Fox (izquierda), paleogenetista del IBE y coautor de la investigación, quizá lo más interesante del estudio está en las relaciones de parentesco de la sociedad de El Argar, que estaba altamente jerarquizada.

"El estudio revela que los hombres estaban emparentados entre sí y las mujeres, en general, no lo estaban, es decir, que las mujeres eran móviles entre familias y clanes y los hombres permanecían en el grupo en el que habían nacido", aclara.

"Lo que muestra esta señal es que la sociedad de El Argar, al menos genéticamente, se establece de manera patrilineal, y que la familia paterna es la que permanece en el asentamiento, pero no podemos ver cómo se transfiere el poder, solo los genes", apunta Villalba-Mouco.

Ajuar funerario hallado en el yacimiento La Almoloya (Pliego, Murcia) en el que se encuentra objetos como una diadema. / UAB.

Implicaciones sociales

Por último, el estudio también abunda en la posible causa de la desaparición de El Argar, un aspecto que para Villalba-Mouco "probablemente no se deba a una sola causa, sino a la confluencia de varios motivos sociales y ambientales como pandemias o sequías".

“Si el cambio genético fue provocado por grupos migratorios del norte y centro de Iberia o por deterioros climáticos que afectaron el Mediterráneo oriental alrededor del 2200 a. C. es la pregunta del millón de dólares”, advierte el profesor Risch. “Sería una tontería pensar que todo puede explicarse mediante un modelo simple de un factor. Si bien la coincidencia temporal es sorprendente, es probable que hayan influido muchos factores".

Uno de estos factores podrían ser las pandemias, como una forma temprana de la peste, que se ha atestiguado en otras regiones de Europa en ese momento. Ahora bien, aunque no se encuentra directamente entre los individuos evaluados en el sur de Iberia, podría ser una causa o un impulsor del movimiento o desaparición de otros grupos en la región.

Aunque, tal y como recuerda Lalueza-Fox, "estas sociedades tan jerarquizadas solían ser altamente inestables" y podían caer rápidamente por intrigas de poder, por las desigualdades que generaban o por su gran dependencia a la agricultura, que podía convertir una mala cosecha en una hambruna, entre otros factores.

El registro arqueológico de la cultura de El Argar muestra una clara ruptura con las tradiciones calcolíticas anteriores. Los ritos funerarios, por ejemplo, cambiaron de entierros comunales a simples y dobles dentro de los complejos de edificios. Los entierros de élite también indican la formación de fuertes jerarquías sociales.

Fuentes: elconfidencial.com | ibe.upf-csic.es | Instituto Max Planck | 18 de noviembre de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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