La Europa prehistórica era mucho más dinámica de lo que se creía

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Un rico entierro de la Edad del Bronce antiguo en Bohemia. Michal Erneé

Estudios arqueogenéticos recientes demuestran que los movimientos humanos como las migraciones y expansiones desempeñaron un papel importante en el impulso de la propagación de culturas y genes en la antigua Europa. Sin embargo, es solo ahora, mediante estudios regionales detallados y un muestreo denso de las poblaciones, que los investigadores han comenzado a comprender mejor la magnitud, las relaciones e implicaciones sociales de estos cambios.

En un nuevo estudio publicado en Science Advances, un equipo internacional de investigadores de los Institutos Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (en Jena) y Antropología Evolutiva (en Leipzig), junto con colegas del Instituto de Arqueología de la Academia Checa de Ciencias (en Praga) y otros colaboradores, analizaron los genomas de 271 personas que vivieron en la región de Bohemia, en la actual República Checa, hace entre 7.000 y 3.500 años, e identificaron al menos otros tres eventos migratorios que dieron forma a la prehistoria de Europa Central.

Un esqueleto perteneciente a la cultura Yamna en una tumba de la estepa rusa, patria de los hombres que emigraron al centro de Europa. XVodolazx / Wikimedia Commons.

Bohemia, situada en el centro a lo largo de rutas comerciales y estrechamente anidada alrededor de importantes vías fluviales como el río Elba, atrajo a muchas culturas arqueológicas diferentes, lo que la convierte en una región clave para comprender la prehistoria de Europa. Además de las expansiones asociadas con la agricultura y con la ascendencia relacionada con gentes procedentes de las "estepas" (cultura Yamna) descubierta anteriormente, este nuevo estudio identifica al menos otros tres eventos migratorios que dieron forma a la prehistoria de Europa central.

Los perfiles genéticos de las personas asociadas con la cultura Funnelbeaker (cultura de los vasos de embudo) y con la cultura Globular Amphora (cultura de las ánforas globulares) exhiben evidencias de ser migrantes recientes en la región de Bohemia. Este hallazgo muestra que el período comprendido entre la llegada de la agricultura y la ascendencia procedente de la cultura Yamna, hasta ahora considerado como un período sin incidentes, fue más dinámico de lo que se había pensado en el pasado.

Extensión aproximada de la cultura de la cerámica cordada con las culturas adyacentes del III milenio a. C., como la cultura de las ánforas globulares, la cultura Baden y la cultura Yamna. De acuerdo con información de la EIEC (Encyclopedia of Indo-European Culture).

Cambios drásticos en el panorama genético

El gran tamaño de la muestra del estudio, particularmente concentrado en el Neolítico Tardío y la Edad del Bronce temprano (hace entre unos 6000 a 3700 años), también permitió obtener nuevos conocimientos sobre los procesos sociales. Los individuos asociados con la cultura de la cerámica cordada se expandieron desde el este de Europa y luego asimilaron de modo preferente a las mujeres centroeuropeas en su cultura, dándoles el mismo ritual de entierro.

“Finalmente, hemos podido llenar vacíos temporales clave, especialmente el período de transición de hace unos 5.000 años, en el cual vemos que el panorama genético cambia drásticamente”, dice el investigador de Max Planck, Wolfgang Haak, autor principal e investigador principal del estudio.

“Curiosamente, en este horizonte temprano encontramos individuos con una gran cantidad de 'ascendencia esteparia yamna' junto a otros con poca o ninguna, todos enterrados con los mismos ritos y costumbres".

Una vez establecidos los individuos de la cultura de la cerámica cordada (hace 4.900-4.400 años) fueron cambiando genéticamente a través del tiempo. Un cambio importante parece haber sido la fuerte disminución de la diversidad del linaje del cromosoma Y. Aunque inicialmente portaban cinco linajes Y diferentes, los varones posteriores de la cerámica cordada tienen casi, de modo exclusivo, un solo linaje, el cual, esencialmente desciende de un mismo hombre en un pasado reciente.

Objetos funerarios y uno de los primeros entierros de la cultura de cerámica cordada en Europa Central. Crédito: Miroslav Dobeš

“Este patrón puede reflejar el surgimiento de una nueva estructura social o regulación del apareamiento en la que solo un subconjunto de hombres engendró la mayoría de la descendencia”, dice el primer autor Luka Papac (derecha), investigador del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

Esta estructura social parece haber sido aún más estricta en la siguiente sociedad de la cultura del vaso campaniforme (hace 4.500-4.200 años) donde cada uno de los hombres analizados pertenecía a un único linaje Y recién introducido. Sorprendentemente, este linaje Y nunca se ha visto antes en Bohemia, lo que implica que un nuevo clan llegó a la región y reemplazó casi de inmediato todos los linajes Y preexistentes sin introducir ni un solo linaje de la cultura de la cerámica cordada o de sociedades anteriores encontradas entre los varones de la cultura del vaso campaniforme.

Resumen esquemático de los principales procesos que dieron forma a la diversidad genética y cultural de Bohemia (contorno rojo) a lo largo del tiempo. Las flechas en los mapas indican una dirección general de influencias en lugar de rutas de migración discretas.

Cambios culturales, biológicos y sociales

Tradicionalmente se ha pensado que la cultura Unetice de la Edad del Bronce Temprano descendía de los individuos de la cultura del vaso campaniforme, con aportaciones quizás limitadas del sureste (Cuenca de los Cárpatos). Sin embargo, los nuevos datos genéticos respaldan otro recambio genético que se origina en regiones al noreste de Bohemia. Curiosamente, también el 80 por ciento de los primeros linajes Y de Unetice son nuevos en Bohemia, si bien algunos de los cuales se han encontrado anteriormente en individuos del noreste de Europa, lo que proporciona pistas sobre su origen.

“Este hallazgo fue muy sorprendente para nosotros, los arqueólogos, ya que no esperábamos ver patrones tan claros, a pesar de que la región ha jugado un papel crítico, por ejemplo, en el comercio emergente de ámbar del Báltico y se convirtió en un importante centro comercial durante la Edad del Bronce y Edad del Hierro”, añade el coautor del estudio, Michal Ernée (izquierda), de la Academia Checa de Ciencias.

Los resultados pintan, pues, un cuadro muy dinámico de la prehistoria de Europa central, con muchos y frecuentes cambios en la estructura cultural, biológica y social de las poblaciones, y destacan el poder y el potencial de los estudios de alta resolución a escala regional. Sigue habiendo retos para comprender las razones y los mecanismos socioeconómicos, medioambientales y / o políticos detrás de estos cambios, lo cual ofrece un amplio margen para futuros estudios interdisciplinarios de la prehistoria europea.

Fuente: Instituto Max Planck | 25 de agosto de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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