Hubo resiliencia, no colapso: lo que falla el mito de la Isla de Pascua

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Ilustración de la estatuaria moai en Isla de Pascua (Rapa Nui). Crédito de imagen: Pixabay

Probablemente conozca esta historia, o una versión de ella: en la Isla de Pascua la gente tala todos los árboles, tal vez para hacer campos para la agricultura o para erigir estatuas gigantes en honor a sus clanes. Esta imprudente decisión llevó a un colapso demográfico catastrófico, quedando solo unos pocos miles de habitantes para presenciar el desembarco de los primeros barcos europeos en sus remotas costas en 1722.

Pero, ¿ocurrió realmente dicho colapso demográfico en el núcleo del mito de la Isla de Pascua? La respuesta es que no, según un nuevo trabajo de los antropólogos de la Universidad de Binghamton (USA), Robert J. DiNapoli y Carl P. Lipo.

Su investigación, "El cálculo bayesiano aproximado del registro de radiocarbono y paleoambiental muestra la resiliencia de la población en Rapa Nui (Isla de Pascua)", ha sido publicada recientemente en la revista Nature Communications. Los coautores incluyen a Enrico Crema, de la Universidad de Cambridge, Timothy Rieth, del Instituto Internacional de Investigación Arqueológica, y Terry Hunt, de la Universidad de Arizona.

La Isla de Pascua, o Rapa Nui en el idioma nativo, ha sido durante mucho tiempo un foco de investigación en cuestiones relacionadas con el colapso ambiental. Pero para resolver esas preguntas, los investigadores primero deben reconstruir los niveles de población de la isla para determinar si ocurrió tal colapso y, de ser así, en qué escala.

"Sobre Rapa Nui una gran parte de la discusión académica y popular sobre la isla se ha centrado en esta idea de que hubo un colapso demográfico y que el mismo está correlacionado en el tiempo con los cambios climáticos y ambientales", explica DiNapoli (izquierda), investigador asociado posdoctoral en estudios ambientales y antropología.

Algún tiempo después de que se colonizara, entre los siglos XII y XIII d. C., la isla, que fue una vez boscosa, quedó despojada de árboles; la mayoría de las veces, los estudiosos señalan que este desmonte fue impulsado por los humanos para desarrollar la agricultura y por la introducción de especies invasoras como las ratas. Estos cambios ambientales, según el argumento, redujeron la capacidad de recuperación de la isla y llevaron a un declive demográfico.

Además, alrededor del año 1500, hubo un cambio climático en el Índice de Oscilación del Sur; ese cambio llevó a un clima más seco en Rapa Nui.

“Un argumento es que los cambios en el medio ambiente tuvieron un impacto negativo. La gente, por lo general, ve que hubo una sequía y se dice: 'Bueno, la sequía causó estos cambios'”, dijo Lipo (derecha), profesor de antropología y estudios ambientales y decano asociado de Harpur College. “Y sí, hubo cambios. Su población cambió y su entorno también; con el tiempo, las palmeras se perdieron y al final el clima se volvió más seco. Pero, ¿esos cambios realmente explican lo que estamos viendo en los datos demográficos a través de la datación por radiocarbono?".

Reconstruyendo cambios poblacionales

Los arqueólogos tienen diferentes formas de reconstruir el tamaño de una población utilizando medidas indirectas, como observar las diferentes edades de los individuos en los sitios de enterramiento o contar los lugares con casas antiguas. Esta última medida puede ser problemática porque hace suposiciones sobre la cantidad de personas que viven en cada casa y si las casas fueron ocupadas al mismo tiempo, dice DiNapoli.

Sin embargo, la técnica más común utiliza la datación mediante radiocarbono para rastrear el alcance de la actividad humana durante determinado momento a lo largo del tiempo y extrapolar los cambios de población a partir de esos datos. Pero las fechas de radiocarbono pueden ser inciertas, reconoce DiNapoli.

Ahora, por primera vez, DiNapoli y Lipo han presentado un método que puede resolver estas incertidumbres y mostrar cómo los cambios en el tamaño de la población se relacionan con las variables ambientales a lo largo de un periodo temporal.

Los métodos estadísticos estándar no funcionan cuando se trata de vincular los datos de radiocarbono con los cambios ambientales y climáticos, así como los cambios de población relacionados con ellos. Hacerlo implicaría estimar una "función de verosimilitud", que actualmente es difícil de calcular. Sin embargo, el Cálculo Bayesiano Aproximado es una forma de modelado estadístico que no requiere una 'función de verosimilitud' y, por lo tanto, brinda a los investigadores una solución alternativa, explica DiNapoli.

Una vista de costa de la Isla de Pascua (Rapa Nui) Crédito de la imagen: Pixabay.

Mediante el empleo de esta técnica los investigadores determinaron que la isla experimentó un crecimiento poblacional constante desde su asentamiento inicial hasta el contacto europeo en 1722. Después de esa fecha, dos modelos muestran una posible meseta poblacional, mientras que otros dos modelos muestran una posible disminución.

En resumen, no hay evidencia de que los isleños usaran las palmeras -ahora desaparecidas- como alimento, lo que es un punto clave de muchos mitos sobre el colapso. La investigación actual muestra que la deforestación se prolongó y no dio como resultado en una erosión catastrófica, pues los árboles fueron finalmente reemplazados por jardines cubiertos de piedra que aumentaron la productividad agrícola. Y, durante las épocas de sequía, la gente pudo haber dependido de las filtraciones costera de agua d...

La construcción de las estatuas moai, consideradas por algunos como un factor que contribuyó al colapso, en realidad continuó incluso después de la llegada de los europeos.

En resumen, la isla nunca tuvo más de unos pocos miles de personas antes del contacto europeo, pero su número estaba aumentando en lugar de disminuir, según muestra la investigación.

“Esas estrategias de resiliencia tuvieron mucho éxito, a pesar de que el clima se volvió más seco”, sostiene Lipo. “Son un caso realmente bueno de resiliencia y sostenibilidad”.

Foto: Plataforma de estatuas restaurada con moai de pie en la costa sur de Rapa Nui. Crédito de la imagen: Sean Hixon.

Enterrando el mito

¿Por qué, entonces, persiste la narrativa popular del colapso en la Isla de Pascua? Es probable que tenga menos que ver con el antiguo pueblo Rapa Nui que con nosotros mismos, explica Lipo.

El concepto de que los cambios en el medio ambiente afectan a las poblaciones humanas comenzó a despegar en la década de 1960, recuerda Lipo. Con el tiempo, ese enfoque se volvió más intenso, ya que los investigadores comenzaron a considerar las variaciones en el medio ambiente como un motor principal de cambios y transformaciones culturales.

Pero esta correlación puede derivar más de preocupaciones modernas con la contaminación impulsada por la industrialización y el cambio climático, en vez de ser resultado de evidencias arqueológicas. Los cambios ambientales, señala Lipo, ocurren en diferentes escalas de tiempo y en diferentes magnitudes. Y la forma en que las comunidades humanas responden a estos cambios varía.

Tomemos un ejemplo clásico de sobreexplotación de recursos: el colapso de las pesquerías de bacalao en el noreste de Estados Unidos. Si bien las economías de las comunidades individuales pudieron haber colapsado, los esfuerzos de recolección más grandes simplemente se trasladaron al otro lado del mundo.

En una isla solitaria, sin embargo, la sostenibilidad es una cuestión de supervivencia de la comunidad y los recursos tienden a manejarse de manera conservadora. Un paso en falso en la gestión de recursos podría tener consecuencias tangibles y catastróficas, como el hambre.

"Las consecuencias de sus acciones son inmediatamente obvias para usted y para todos los que lo rodean", dice Lipo.

Lipo reconoció que los defensores de la historia del colapso de la Isla de Pascua tienden a verlo como un negacionista del cambio climático; enfáticamente ese no es el caso. Pero advirtió que las formas en que los pueblos antiguos lidiaron con los cambios climáticos y ambientales no reflejan necesariamente las crisis globales actuales y su impacto en el mundo moderno. De hecho, pueden tener mucho que enseñarnos sobre resiliencia y sostenibilidad.

"Existe una tendencia natural a pensar que las personas en el pasado no eran tan inteligentes como nosotros y que de alguna manera cometieron todos estos errores, pero en realidad es lo contrario", concluye Lipo. “Tuvieron descendencia y el éxito que creó el presente. Aunque sus tecnologías pueden ser más simples que las nuestras, hay mucho que aprender sobre el contexto en el que pudieron sobrevivir".

Fuente: Universidad de Binghamton | 8 de julio de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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