Hallan en una cueva en Tales (Castellón) un cráneo y otros restos humanos y cerámicos de hace unos 4.000 años

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Imagen del cráneo humano que los espeleólogos hallaron en una cueva de Tales. MEDITERRÁNEO.

Dos amigos espeleólogos estaban paseando un día por la montaña, en Tales (Castellón), cuando encontraron un «agujero» que rápidamente vieron que era la entrada de una cueva. Así de casual es el punto de partida del último gran hallazgo arqueológico en la provincia, un cráneo humano de un individuo (se desconoce el género y la edad por ahora) que vivió hace al menos 4.000 años y que La Panderola, el programa de Medi TV, la televisión del Periódico Mediterráneo que este miércoles analizó la importancia de este descubrimiento, ya bautizó como Panderolo o Panderolet.

Tras internarse --no iban provistos del equipo necesario aquel día-- en esa misteriosa gruta y ver que la caverna se adentraba aún más, los dos amigos avisaron por WhatsApp a sus compañeros del grupo de espeleología para repetir incursión, esta vez ya bien preparados. Primero, Jordi Carrión, Juan Miguel Masip, Toni Latorre, Juan Vicente Moreno y Eliseo encontraron un hueso de una pierna --por su forma se asemeja al de una tibia-- y una mandíbula, un preludio del gran hallazgo que protagonizarían poco después y que puso al conjunto de aficionados «en guardia» ante los secretos que podía esconder las entrañas de esa caverna.

Los espeleólogos tuvieron que desobstruir la galería para poder acceder a su interior. MEDITERRÁNEO.

Descolmatar las paredes

Los aficionados se toparon con una galería «tremendamente estrecha», cuentan, pero, ante el potencial que tenía, se animaron a descolmatarla para poder acceder --conforme pudieron-- a su interior. Allí, además de la mandíbula de otro individuo, les esperaba un cráneo. «Como no es muy normal encontrar huesos humanos en una cueva, decidimos parar, no tocar nada y comunicar el hallazgo a los arqueólogos», explica Carrión.

Es en ese momento cuando entró en escena Gustavo Aguilella, del servicio de investigaciones arqueológicas y prehistóricas (SIAP) de la Diputación, quien, tras acceder a la galería y observar in situ un descubrimiento de tal magnitud, avisó a su vez a la Consejería de Cultura, que «es la que tiene que autorizar los permisos para intervenir sobre el patrimonio» de esta índole, matiza el especialista.

Fue entonces cuando, al considerar que el cráneo estaba «muy expuesto» y «cualquiera podía colarse allí y llevárselo», decidieron actuar de emergencia, retirarlo (en este tipo de casos siempre se recomienda no tocar nada y que lo extraiga personal cualificado) y trasladarlo al Museo de Bellas Artes de Castellón, donde permanece actualmente.

Loles García entrevista a Gustavo Aguilella, arqueólogo de la Diputación que investiga el hallazgo. MEDI TV.

El cráneo y una mandíbula, entre otros restos óseos,hallados en la cueva de Tales (Castellón).

A la espera del carbono-14

Aunque aún no han podido someter los huesos al carbono-14 y realizar un estudio antropológico (análisis científicos que aportarán información mucho más detallada sobre la persona en cuestión), lo cierto es que la mandíbula que hallaron los espeleólogos al lado del cráneo pertenecen al mismo individuo.

Al tratarse de una caverna «colectiva» que en su momento gastaron como «panteón familiar» para sepultar a los seres queridos, el arqueólogo calcula que, teniendo en cuenta que esta práctica de enterramiento en cueva se dio en la provincia entre el 3.500 y el 1.800 antes de Cristo, los restos podrían tener «4.000, 5.000 años o incluso más» y se enmarcarían en una época entre «el Calcolítico y la Edad del Bronce», a expensas de una investigación más profunda.

Resto cerámico hallado en la cueva de Tales (Castellón)

Otra certeza que se deriva de la exposición del experto es que «hay más de un individuo», ya que la primera mandíbula encontrada es «totalmente diferente y muy alejada» respecto al lugar en que yacía el cráneo. En concreto, Aguilella avanza que allí podrían haber enterradas hasta «decenas» de personas y, como la cueva aún está en fase de investigación, confía en poder realizar otra campaña para buscar el ajuar con el que acompañaban a los difuntos. «En estas épocas solían poner cerámicas, puntas de flecha, pequeños collares, botones de hueso...», enumera para Medi TV.

De hecho, en la cámara central de la misma caverna también hallaron restos de cerámica «de una era más contemporánea», como fragmentos de vasijas, por lo que el arqueólogo deduce que esta cavidad fue explorada años-siglos después por otros individuos, que, eso sí, no llegaron hasta la recóndita galería que han desobstruido los espeleólogos.

¿Por qué es importante este hallazgo?

El experto de la Diputación pone en valor la relevancia de este hallazgo, porque si bien en la provincia pueden haber unas 200 cuevas sepulcrales conocidas, «la mayoría de ellas han sido saqueadas y expoliadas por parte de aficionados». «De ese modo, cuevas intactas como tal, que nos permitan llegar al punto de que podamos ver el momento inicial, a lo mejor hay menos de 10 y en las que podamos intervenir con metodología arqueológica, menos aún», apunta Aguilella.

Fuente: elperiodicomediterrneo.com | 29 de julio de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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