Hace 8.000 años, en Siberia, los cazadores-recolectores bailaban al son de los dientes de alce

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Varón adulto de la tumba 76a en Yuzhniy Oleniy Ostrov (Lago Onega, Rusia occidental) dibujado como si estuviera vivo durante una sesión de baile: 140 dientes de alce en el pecho, cintura, pelvis y muslos traquetean rítmica y ruidosamente. Crédito: Artista Tom Bjorklund.

"Los adornos compuestos de dientes de alce suspendidos y repartidos sobre la ropa emiten un fuerte traqueteo cuando se mueven", dice la arqueóloga y becaria de investigación de la Academia de Finlandia, Riitta Rainio (izquierda), de la Universidad de Helsinki.

"El uso de estos 'cascabeles' mientras se baila hace que sea más fácil sumergirse en el paisaje sonoro y, finalmente, dejar que el sonido y el ritmo tomen el control de los movimientos. Es como si el bailarín fuera guiado en el baile por alguien".

Foto: dailymail Los dientes de alce se ven como marcas negras que rodean los huesos en cada tumba.

Rainio conoce bien el tema, ya que bailó, con fines de investigación, durante seis horas consecutivas, con adornos de dientes de alce producidos según el modelo de la Edad de Piedra. Rainio y el artista Juha Valkeapää realizaron una actuación para descubrir qué tipo de marcas de desgaste se forman en los dientes cuando chocan entre sí y se mueven en todas direcciones. El sonido de estos 'cascabeles' de dientes puede ser claro y brillante, ruidoso, dependiendo del número y la calidad de los dientes, así como de la intensidad del movimiento.

El microanálisis demuestra que las marcas de desgaste de los dientes son el resultado del baile.

Los dientes desgastados por el baile se analizaron en busca de marcas microscópicas antes y después del baile. Estas marcas fueron luego comparadas con los hallazgos hechos en las tumbas de Yuzhniy Oleniy Ostrov (Lago Onega, Rusia occidental) por Evgeny Girya, un arqueólogo especializado en micro-marcas en la Academia de Ciencias de Rusia.

Girya documentó y analizó las marcas de desgaste en los dientes de alce encontrados en cuatro tumbas mesolíticas elegidas para el experimento. Al comparar las astillas, los huecos, los cortes y las superficies alisadas de los dientes, observó una clara semejanza entre los dientes desgastados por la danza y los dientes de la Edad de Piedra. Sin embargo, las marcas en los dientes de la Edad de Piedra eran más profundas y extensas. Según Girya, los resultados muestran que las marcas son el resultado de una actividad similar.

Fuente: phys.org | 3 de junio de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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