El proyecto de renovación de la Acrópolis de Atenas desata una fuerte polémica en Grecia

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Los críticos dicen que el vertido apresurado de hormigón en la atracción más emblemática de Grecia es 'extraño' y 'asfixiante'. Aris MESSINIS. AFP

El proyecto de renovación de la Acrópolis de Atenas, que forma parte del patrimonio mundial de la Unesco, está generando abundantes críticas y el gobierno griego es acusado de deteriorar una herencia de un valor incalculable.

El objeto principal de polémica es una nueva pasarela de hormigón, inaugurada en el mes de diciembre pasado, como parte de una renovación más amplia para acoger a millones de visitantes cada año, incluidas personas con movilidad reducida.

El veterano arquitecto Tasos Tanoulas, antiguo miembro del equipo de restauración de la Acrópolis, calificó la nueva rampa de “incongruente” y “asfixiante” para este monumento del siglo V a.C., mientras que el principal líder de la oposición, Alexis Tsipras, habló de “maltrato” al lugar arqueológico más famoso de Grecia.

Las obras terminaron hace poco más de un año y sus detractores dicen que se hicieron sin el cuidado necesario para salvaguardar el monumento. La reacción fue inmediata tanto en las redes sociales griegas, plagadas de memes a mitad de camino entre la indignación y el humor macabro, como en las internacionales. Pese al impacto de las imágenes (caminos de cemento en un entorno de ruinas milenarias) no es la primera vez que las autoridades acometen una intervención semejante. Los actuales caminos, ya pavimentados, datan de los años 60. Cincuenta años después el gobierno ha tomado una decisión idéntica. Y muy criticada. El gobierno responde que se tomaron todas las precauciones y que las críticas están alimentadas por la oposición.

La nueva pasarela de hormigón es el blanco de la polémica sobre la renovación del sitio arqueológico. Foto: AFP

Resulta significativo que las principales críticas al proyecto hayan llegado de colectivos para personas discapacitadas. Tanto la Sociedad Griega de Discapacitados (AEMA) como la Federación Nacional de Discapacitados Físicos (EOKA) han mostrado su recelo por las obras. Ni hacía falta "ahogar" la Acrópolis en cemento; ni las nuevas rutas están adaptadas a algunos colectivos, como los ciegos; ni se tuvieron en cuenta otras alternativas con otros materiales menos "feos" e "inapropiados".

El Ministerio de Cultura anunció esta semana nuevos dispositivos en la Acrópolis para los visitantes con discapacidad, resultado, según dijo, de conversaciones con las principales asociaciones de este colectivo. En en este sentido, se instalarán señales en braille para los visitantes con problemas de visión, así como barandillas y señalización para el acceso en pendiente. Pero los riesgos permanecen.

Tropiezos

El día que AFP visitó la Acrópolis, una mujer tropezó en un agujero en medio de la nueva pasarela, uno de los muchos huecos diseñados a propósito para que se pueda ver la antigua roca que hay debajo. Un empleado barría ese día la suciedad hacia otro agujero tras el paso de un grupo de visitantes.

“Esto es una meseta con baches. Los baches no son ni mucho menos seguros”, dijo la guía turística Smaragda Touloupa (izquierda) que recientemente hizo una visita con sus padres ya ancianos.

La renovación de la Acrópolis, que ha costado unos 1.500 millones de euros (1.820 millones de dólares) e incluye iluminación nocturna, un ascensor para discapacitados y un mejor drenaje, fue financiada por la fundación privada Onassis.

Las obras, destinadas a favorecer la afluencia de público, fueron realizadas por “expertos de renombre mundial” con cuatro décadas de experiencia, dijo la ministra de Cultura, Lina Mendoni (derecha).

Pero Smaragda Touloupa, autora de artículos sobre la gestión del patrimonio y guía de la Acrópolis desde 1998, lamenta que este gran proyecto haya sido decidido por un pequeño círculo, en su mayoría formado por arqueólogos. “Es un enfoque completamente tecnocrático”, dice. Sin embargo, las obras también han despertado el recelo de algunos arqueólogos, aunque aquí las opiniones son menos unánimes.

Incluso la Unesco se enteró de las “intervenciones en la Acrópolis por terceros”, dijo a la AFP Mechtild Rossler, directora del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco. Como firmante de la Convención del Patrimonio Mundial de la Unesco, “Grecia debe avisar antes de tomar cualquier decisión que sea difícil de revertir, añadió.

Cambios “menores”

Lina Mendoni asegura que no había obligación de informar a la Unesco sobre estos cambios “menores” y “totalmente reversibles”.

Según las autoridades, la renovación era necesaria porque los senderos que rodean la Acrópolis, diseñados hace 50 años y remodelados por última vez en 2012, provocaban cientos de accidentes cada año.

El director del proyecto, Manolis Korres (izquierda), un respetado arquitecto que lleva participando en la obra desde 1975, se aseguró de que el hormigón repose sobre una membrana protectora que pueda retirarse rápidamente en caso necesario. El pavimento sólido también era esencial para que la maquinaria pesada pudiera mover las losas de varias toneladas.

Según Korres, la intervención era necesaria para prevenir la erosión resultante de millones de visitantes al año: "El diseño y la ejecución cumplen con los principios internacionales ya incorporados a la legislación de muchos países, incluido el nuestro".

Korres se remonta a las restauraciones originales de Giannis Travlos, otro prestigioso arqueólogo, en las que, tras analizar el estado de la Acrópolis, se resolvió que la mejor intervención pasaba por el cemento. Era el mejor modo de proteger las ruinas y de evitar desprendimientos y otros peligros para los visitantes.

Fotos: Antes y después de uno de los caminos que conduce a la Acrópolis.

Según sus palabras: "Para ancianos como yo, estos trabajos, pese a su corrección científica y utilidad social, también implican pérdidas, principalmente de carácter emocional. En este caso algo de la antigua y romántica imagen que siempre preservaré en mi memoria, con sentimientos encontrados, se perderán para siempre. Pero lo que se requiere en cada intervención es un equilibrio entre ganancia y pérdida, cuyo rechazo sería ingrato cuando los beneficios son mucho más grandes".

Conciliación

El gigantesco revuelo generado llevó al gobierno a publicar un extenso vídeo en el que se mostraba el estado de las obras. Son ciertamente menos dramáticas que las imágenes originales y que la idea de "cementar un vestigio arqueológico único en el mundo" pudiera dar a entender. El ministerio también se apresuró a recordar que la intervención contaba con el sello de aprobación del Consejo Arqueológico Central (KAS) y que la restauración permitiría atraer a más visitantes. Más de 3,5 millones de personas visitaron la Acrópolis en 2019, antes de que la pandemia de coronavirus cerrara los viajes.

Largo problema

Crimen cultural o mal necesario, lo cierto es que las obras de la Acrópolis vienen derivadas de un problema que arrastra desde hace décadas: el de la accesibilidad. Ni los monumentos ni numerosos edificios públicos, ni las políticas públicas para atender y cuidar de las personas discapacitadas, han estado especialmente adaptados. Se trata de una cuestión que ha sido tratada por la prensa local e internacional de forma habitual. El cemento aspira a solucionar el problema parcialmente en la Acrópolis, pese al impacto visual tan agresivo que representa.

Fuentes: semana.com | magnet.xataka.com | elmundo.es | keeptalkinggreece.com | | 5 de junio de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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