Nerón: ¿gobernante inexperto, pirómano matricida o víctima de la propaganda?

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El British Museum acoge una exposición que analiza, más allá del mito, el ascenso y caída del poder del emperador romano, tiránico para algunos y admirado por otros, Nerón.

Si hay algo casi tan antiguo como el Imperio Romano es el uso de la propaganda. Lo que ahora llamamos fake news, entendiéndolas como información falsa que algunos poderosos lanzan para exaltar su figura y damnificar a otros, ya lo inventó Augusto: entre los años 12 y 14 d.C., este emperador redactó una obra (Res Gestae Divi Augusti) para ensalzarse a sí mismo. En ella relata todos los hechos significativos que acontecieron durante su reinado, pero ignoraba los negativos. Una información por tanto, y aunque admirable, incompleta.

Una empleada del Museo Británico posa junto a una cabeza de bronce del emperador romano Nerón que data del año 54-61 y que fue hallada en el río Alde en Rendham en Suffolk, en el este de Inglaterra, durante una presentación a la prensa de la exposición "Nerón: el hombre detrás del mito" el lunes 24 de mayo de 2021 en Londres. (Matt Dunham/AP)

Y si en época romana esta propaganda también se difundía a través de grandes construcciones o esculturas, ahora se trata de exponer lo valioso de un gobierno mediante medios de comunicación o redes sociales. Las vías son diferentes, pero la esencia es la misma.

Durante la época del imperio Romano cada emperador hacía alarde de sus conquistas para conseguir la admiración del pueblo. No obstante, al igual que utilizaban la propaganda de manera positiva para sí mismos, también ésta, cuando era emitida por sus enemigos, les afectaba.

Lo que sabemos de los romanos se limita a los históricos y numerosos documentos que se escribieron en aquella época. Evidentemente, no había ni cámaras ni micrófonos que guardaran una perspectiva de los hechos de primera mano. Tan solo conocemos lo que ocurrió fiándonos de las palabras que lo narran. Por tanto, y según expresa Francesca Bologna comisaria de la exposición “Nerón: el hombre detrás del mito” que recoge el British Museum hasta el 24 de octubre.

“Nerón fue descrito como un tirano loco por los historiadores antiguos pertenecientes a la élite senatorial, pero debemos tener en cuenta que estaban lejos de ser imparciales. No es sorprendente que los miembros de este grupo, al escribir sobre Nerón, estuvieran interesados en representarlo de la peor manera posible”, dice Bologna.

"Nuestro objetivo aquí es mostrar, pues, que esta imagen, por muy popular que sea, en realidad se basa en relatos muy, muy sesgados y, por lo tanto, debemos desafiarla”, agrega.

“En este sentido, la historia de Nerón trata de cómo debemos abordar la información, de cómo debemos abordar siempre nuestras fuentes de manera crítica. Esto es relevante para Nerón, es relevante para los historiadores y los arqueólogos, y es relevante para la gente común que vive su vida cotidiana”.

Una empleada del Museo Británico posa junto a un busto de mármol del emperador romano Nerón aproximadamente del año 54-59 d.C. de Olbia, en la isla de Cerdeña en Italia. AP Foto/Matt Dunham.

Nerón, como otros emperadores anteriores y posteriores a él, a menudo chocaba con el Senado, grupo que, no obstante, apoyó junto al ejército su ascenso al poder cuando tan solo tenía 16 años. De la misma manera que Calígula fue descrito como un déspota que se consideraba a sí mismo un dios, Caracalla hizo asesinar a su hermano para poder gobernar solo y Cómodo luchó como gladiador en la arena imaginándose a sí mismo como un nuevo Hércules.

Por su parte, Nerón, según dice la tradición, se entretenía tocando la lira mientras Roma se sumía en un gran incendio que duró 9 días. Cada emperador romano tiene su historia, su mito, sus conquistas y su punto de crueldad. No obstante, Bologna defiende que todo pudo ser una cuestión de propaganda: “La desaparición de Nerón -se suicidó a los 30 años- trajo adelante un período de caos y guerra civil, que terminó solo cuando una nueva dinastía tomó el poder, los Flavios. Todos los autores que escribieron bajo ellos tenían interés en legitimar a la nueva familia gobernante, retratando al último de la anterior dinastía de la peor manera posible, convirtiendo la historia en propaganda”.

Empleadas del Museo Británico posan en un área dedicada a la historia del gran palacio del emperador romano Nerón, llamado 'Domus Aurea' (Casa Dorada). AP Foto/Matt Dunham.

Artículos de vajilla se exhiben en un área dedicada a la historia del gran palacio del emperador romano Nerón, llamado Domus Aurea (Casa Dorada). AP Foto/Matt Dunham.

Emperador romano entre el 54 d.C. y el 68 d.C., Nerón Claudio César Augusto Germánico fue el último gobernante de la dinastía Julio-Claudia. Hijo de Cneo Domicio Ahenobarbo y Agripina la Joven, ambos nietos de Augusto, su padre murió cuando él tan solo tenía 3 años, y su madre se casó con el emperador Claudio. Hasta hoy, su figura se ha visto descrita como un asesino y un tirano: mató a su madre, a su hermano adoptivo y a su esposa, ordenó castrar a su liberto para convertirlo en su difunta mujer y participó en infinidad de sádicos y extraños juegos sexuales, así como vio arder Roma desde su castillo. No obstante, lo cierto es que, según aseguran estudiosos más modernos, Nerón participó en los trabajos de extinción de las llamas, implantando regulaciones para evitar nuevos incendios y proporcionando refugio a las personas que se quedaron sin hogar.

Estatuas de miembros de la dinastía julio-claudia, desde el primer emperador romano Augusto hasta a Nerón, el último en la línea. AP Foto/Matt Dunham.

Asimismo, explica Bologna que "bajó los impuestos, construyó magníficos baños públicos y, mediante la construcción de un gran mercado cubierto y la mejora de las conexiones entre Roma y su puerto, se aseguró de que su gente tuviera acceso a alimentos”.

El emperador, terrorífico o talentoso, "proporcionó a su gente lugares de entretenimiento, como un anfiteatro de madera ahora perdido”. Con esto, "Nerón tan solo fue uno más de los muchos emperadores que se describieron como tiránicos, despiadados y aspirantes a ser considerados dioses, acusaciones que fueron hechas por senadores insatisfechos para difamar a sus enemigos políticos”. Y añade la experta la pregunta clave: “¿Cómo juzgamos entonces? ¿Cómo podemos distinguir los hechos de la ficción, ya que lo que sabemos de estos emperadores proviene de fuentes que son todo menos imparciales?

Fuentes: larazón.es | chicagotribune. com | 27 de mayo de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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