Inauguran en el Parlamento autonómico de Valladolid la exposición "Comuneros: 500 años"

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Eliseo de Pablos, director de la exposición 'Comuneros. 500 años'. - Foto: Leticia Pérez (Ical)

Un total de 150 piezas vertebran el relato expositivo de “Comuneros: 500 años” que, en su camino entre el siglo XVI y la actualidad, bucea en el movimiento de las comunidades e invita a la reflexión desde un equilibrio de perspectivas. Así lo destacó el presidente de las Cortes y de la Fundación de Castilla y León, Luis Fuentes, durante el pase previo a la muestra que abrirá sus puertas este jueves 22 de abril, en la sede del Parlamento autonómico, en Valladolid.

Las obras que se exhiben, nunca reunidas en el mismo espacio, han sido cedidas por las principales instituciones y entidades españolas. La exposición “Comuneros: 500 años” constituye un viaje al pasado, a uno de los episodios más trascendentales de la historia de España, aún desconocido por muchos: el movimiento liderado por Padilla, Bravo y Maldonado propició un cambio trascendental en la naturaleza de la relación entre el poder de los gobernantes y los ciudadanos.

De este modo, el relato de la muestra recorre, pieza a pieza, un rico camino entre el primer cuarto del siglo XVI y la actualidad. A su paso, busca no solo dar a conocer los hechos acaecidos en torno al movimiento de las Comunidades, sino invitar al visitante a reflexionar sobre ellos desde una visión amplia y libre.

El presidente de las Cortes y de la Fundación de Castilla y León, Luis Fuentes, participa en el pase previo a la inauguración de la exposición 'Comuneros. 500 años', con motivo del V centenario del movimiento comunero. Posteriormente, Luis Fuentes y el comisario de la exposición, Eliseo de Pablos, realizan un recorrido por la muestra, abierto a los medios de comunicación. Eudardo Margareto.

Para ello, el discurso se apoya en el incalculable valor de las cerca de 150 obras artísticas, documentos u objetos que la ilustran. En su apuesta por equilibrar las distintas perspectivas sobre aquellos acontecimientos a través de la recreación de la sociedad, el arte y la política de la época, la muestra brinda a los visitantes la oportunidad de escudriñar y sumergirse en la intrahistoria desde finales del siglo XV y hasta 1522, año del final de la guerra, que condicionó la configuración del mundo conocido con trascendentales efectos y consecuencias que han llegado hasta hoy.

El movimiento comunero, considerado todo un proceso histórico no solo por el peso de sus antecedentes y la importancia de su desarrollo, sino por su gran influencia en la historia de España y en la construcción de las bases del actual Estado de Derecho, se plasma en la exposición a través de piezas muy relacionadas con aspectos como la imagen, las familias, el papel de la fe y el arte, la vida cotidiana, las armas o los vestigios de la memoria.

Eduardo Margareto. ICAL. Inauguración de la exposición ‘Comuneros. 500 años’, con motivo del V centenario del movimiento comunero.

Un viaje con tres paradas

El discurso que hilvana la exposición, apoyado en la recreación de los entornos histórico, social y cultural de la época, con el fin de garantizar su carácter divulgativo, se detiene en tres ámbitos fundamentales: el primero, titulado “Comuneros, el movimiento”, presenta el proceso histórico de las Comunidades a través de elementos culturales materiales conservados hasta la actualidad. En este escenario se enmarcan los capítulos “Contra traidores y desleales” y “Castilla en la encrucijada: la ruptura del equilibrio”.

El segundo ámbito, “Comuneros, el tiempo habitado”, busca contextualizar los acontecimientos políticos relacionados con el Movimiento en torno al capítulo “El tiempo habitado”, mientras que el tercero y último, “De la realidad al mito”, recorre sus interpretaciones posteriores y las vertebra en torno al capítulo “Memoria recuperada, memoria creada”.

“Comuneros, el movimiento” pone valiosos elementos materiales al servicio de una visión amplia y clara del Movimiento que, a su vez, se apuntala sobre las figuras de sus protagonistas: los Reyes Católicos, Padilla, Bravo y Maldonado, María de Pacheco, los reyes Carlos y Juana, los Mendoza, Cabrera, Enríquez, Fonseca o el obispo Acuña.

El patrimonio documental exhibido en este capítulo da fe de muchos de los hechos y circunstancias acaecidas en aquel periodo, mientras que el material de guerra de entonces, aún conservado hoy, ofrece una visión del enfrentamiento desde la perspectiva bélica. Un total de 69 piezas vertebra la primera parte del relato; de ellas, 32 dialogan en el marco de “Contra traidores y desleales”: los retratos de Juana I de Castilla y el de su hijo, un joven Carlos V, así como el pendón de los Comuneros, el frontal del sepulcro con las armas del linaje Maldonado, el lienzo que plasma al emperador Maximiliano y su familia, el amito empleado por el cardenal Cisneros, cuatro medallas con retratos del emperador Carlos V y el retrato de María de Pacheco, esposa de Juan de Padilla.

Por su parte, 37 piezas plasman la coyuntura que desequilibró la situación en la segunda década del siglo XVI en “Castilla en la encrucijada: la ruptura del equilibrio”. Destacan, en este capítulo, las leyes Perpetuas y los Capítulos de Tordesillas, el decreto de excomunión y la proclamación contra los Comuneros, la sentencia y condena que acabó con su vida en la plaza de Villalar, distintos elementos armamentísticos del emperador, como su almete y su ballesta, y la celada de Felipe el Hermoso, entre otras muchas.

La Castilla de principios del XVI

El segundo ámbito, “Comuneros, el tiempo habitado”, es un viaje a la vida de la Castilla del primer cuarto del siglo XVI con el que se busca situar al visitante en el contexto de la época. Los mundos económico, cultural o religioso adquieren especial importancia en este apartado, que brinda protagonismo a la Mesta, al arraigo religioso y a una expresión artística a caballo entre el gótico y el Renacimiento. La vida cotidiana, el ejercicio del ocio o el gusto por la música propio del momento tienen también cabida en este amplio apartado.

Para ello, “El tiempo habitado” reúne 56 obras como ponderales, cajas de cambistas, pesas, libros de la Mesta, letras de cambio o monedas, medallas y otros objetos numismáticos; piezas artísticas como San Jerónimo penitente de Diego de Siloé, la Piedad de Adriaen Isenbrant, La Anunciación, la Virgen de la leche o la Virgen con el niño; elementos de la práctica litúrgica como patenas, custodias, navetas o cruces, o bienes vinculados a la vida diaria como un brasero, arquetas, tazas, jarros o una silla de caderas.

El ocio y la música se hacen hueco en este apartado de la mano de cajas de juegos y del ajedrez y el dominó, entretenimientos populares en la época, así como de réplicas de algunos de los instrumentos de entonces: sacabuche, chirimía, orlo, añafil o vihuela. El Cancionero de Segovia, conservado en su catedral, lucirá entre todos ellos. La última parada del viaje, “Memoria recuperada, memoria creada”, busca precisamente bucear en los vestigios que, con tintes más o menos próximos a la realidad o al mito, se han dedicado al movimiento liderado por los comuneros en distintas épocas de la historia de España.

El recorrido está poblado de elementos que muestran diversos matices y visiones en torno al proceso protagonizado por los comuneros, desde los discursos construidos por el liberalismo en torno al sentido de la libertad abanderado por los comuneros, visión plasmada con especial esmero por la pintura, hasta la mirada ofrecida por las manifestaciones culturales de las últimas décadas.

Para esbozar la magnitud del gran patrimonio inmaterial creado en torno al imaginario común sobre el que se asienta la figura de los comuneros, se han compilado 26 piezas como la Romanza de los Comuneros de Gaztambide, los cuadros “Doña Juana en los Adarves del Castillo de la Mota”, “Doña Juana recluida en Tordesillas”, “Los Comuneros en el patíbulo” o “Batalla de Villalar”; el Real Decreto aprobado en 1822 para erigir un monumento en su memoria, los libros “Las Comunidades de Castilla”, de José Antonio Maravall, el romance de Luis López Álvarez o el clásico de Joseph Pérez.

A todo ello, se suman fragmentos de películas basadas en el movimiento comunero, grabados, litografías, sellos y revistas, además del material de la grabación de Los Comuneros por parte del Nuevo Mester Juglaría o el libreto original de la obra que Ana Diosdado dedicó a los líderes del movimiento.

Los donantes

Un total de 44 museos, archivos, templos, bibliotecas e instituciones de distinta naturaleza, además de coleccionistas privados, ha cedido las 149 obras que conforman el relato expositivo. En el caso de los museos, la muestra presenta dos obras del Nacional de Escultura y dos del Prado, 22 del Arqueológico Nacional, cuatro del Museo de Artes Decorativas y cuatro de la Fundación Lázaro Galdiano.

A ellas se suman las cesiones de los museos catedralicios de Valladolid (dos), Burgos (tres), Salamanca (cuatro) y Zamora (dos), los de San Francisco (tres) y de Ferias (seis), de Medina de Rioseco y Medina del Campo, las de los museos de Burgos (dos), Salamanca (una), Segovia (seis) y Ávila (una); los del Ejército (17) y Santa Cruz (cuatro), ambos ubicados en Toledo, y una del Museo de la Universidad de Salamanca.

El Archivo General de Simancas (una), el Municipal y el del Cabildo de Burgos (una cada uno), así como el de la Catedral de Segovia (una) y el Municipal de Toledo (una) han prestado también distintas piezas para su exhibición en “Comuneros: 500 años”, como también lo han hecho la Biblioteca Nacional (ocho) y la de la Universidad de Salamanca (una). Ocho templos ubicados en las provincias de Valladolid, Palencia, Segovia, Ávila y Burgos han cedido también generosamente una de sus piezas más valiosas para el disfrute de los visitantes. Se trata de las iglesias de San Miguel y San Salvador de Valladolid, la parroquia de Gama y la iglesia de La Asunción de Dueñas, ambas en Palencia; los templos de San Martín y San Salvador de Segovia; la iglesia de San Pedro Apóstol de Ávila y la de San Gil Abad de Burgos.

El listado de entidades donantes se completa con instituciones como el Congreso de los Diputados (una obra cedida), la Real Chancillería (seis), el Ayuntamiento de Valladolid (una), el Alcázar de Segovia (dos), la Academia de Bellas Artes de San Fernando (dos), Patrimonio Nacional (cinco), el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música (una), el BBVA (una), la colección Zamarrón de Segovia (siete), la localidad burgalesa de Santa María del Campo (una) y una colección particular (ha cedido 14 elementos).

'Ejecución de los comuneros de Castilla', de Antonio Gisbert Pérez (1860).

El Catálogo, una pieza más

Con motivo de la exposición, la Fundación de Castilla y León ha editado un catálogo que reúne, a lo largo de más de 300 páginas, tanto las obras de la muestra como varios textos divulgativos. El presidente de las Cortes de Castilla y León y de la Fundación, Luis Fuentes, abre la publicación con una presentación del proyecto conmemorativo y, a continuación, se presentan cinco artículos firmados por miembros del Comité Científico. Se trata de “Castilla en la encrucijada: 1504-1521″, de Cristina Borreguero, de la Universidad de Burgos; “Dimensión política de la rebelión de las Comunidades”, de Salvador Rus, de la Universidad de León y comisario de “El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario”; “Texto, historia y ficción en torno a las Comunidades”, de Pedro M. Cátedra, de la Universidad de Salamanca; “Poder y derecho en el conflicto (1520-1521)”, de Emiliano González, de la Universidad de Valladolid, y “Las conmemoraciones históricas de las Comunidades de Castilla”, de Carlos Belloso, de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Junto a ellos, se incluye el trabajo “El armamento en las guerras de las Comunidades”, del jefe del Departamento de Armas del Museo del Ejército de Toledo, Germán Dueñas. Las aportaciones documentales se completan con “Equilibrio de perspectivas”, del comisario de la muestra, Eliseo de Pablos, y “Quinientos años”, de Solène de Pablos, vinculada también al comisariado del proyecto expositivo.

La muestra, que se inaugura el 22 de abril, podrá disfrutarse hasta el 20 de septiembre en el vestíbulo de las Cortes de Castilla y León de lunes a domingo en horario de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas. Las visitas se realizarán siguiendo los protocolos de seguridad y prevención activados con motivo de la pandemia por Covid-19.

Fuentes: larazon.es | leonoticias.com | 21 de abril de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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