El análisis del hombro del australopiteco 'Little Foot' muestra que todavía se aferraba a los árboles, aunque fuera bípedo

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Esqueleto de Little Foot a la izquierda y detalle del conjunto de su hombre a la derecha.

Un análisis de alta tecnología -muy esperado- de la parte superior del cuerpo del famoso fósil Little Foot (Pie Pequeño) abre una ventana a un período crucial en el que los antepasados ​​humanos se separaron de los simios, según muestra una nueva investigación de la University Southern California (USC).

El ensamblaje del hombro de Little Foot resulta clave para interpretar una rama temprana del árbol evolutivo humano. Los científicos de la Escuela de Medicina Keck de la USC, se centraron en la llamada cintura escapular, que incluye clavículas, omóplatos y articulaciones.

Aunque otras partes de Little Foot, especialmente sus piernas, muestran rasgos humanos para caminar erguido, los componentes de los hombros son claramente simiescos, los brazos de apoyo son sorprendentemente adecuados para colgarse de las ramas o trepar por los árboles en lugar de lanzar un proyectil o colgar a horcajadas sobre el torso como los humanos.

"El fósil de 'Little Foot' proporciona la mejor evidencia hasta ahora de cómo los antepasados ​​humanos usaron sus brazos hace más de 3 millones de años", dice Kristian J. Carlson (izquierda), autor principal del estudio y profesor asociado de ciencias anatómicas integrativas clínicas en la Escuela de Medicina Keck.

“Little Foot es la piedra Rosetta de los primeros antepasados ​​humanos”, aduce. "Cuando comparamos el conjunto del hombro de 'Little Foot' con humanos y simios vivos, se ve que probablemente era un buen modelo del hombro del antepasado común de los humanos y otros simios africanos como los chimpancés y los gorilas".

El fósil de Little Foot continúa ayudando a los investigadores a explorar la evolución humana

Las características simiescas de Little Foot probablemente atraerán un considerable debate, ya que los equipos científicos de todo el mundo han estado examinando diferentes partes del esqueleto para encontrar pistas sobre los orígenes humanos. El estudio dirigido por la USC, que también involucró a investigadores de la Universidad de Wisconsin, en USA, la Universidad de Liverpool, en Gran Bretaña, y la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, entre otras, se publicó hoy en el Journal of Human Evolution.

La revista dedica un número especial a los análisis de Little Foot de un grupo de investigación global, que analizó otras partes del esqueleto de la criatura. El proceso es algo parecido a la historia de los ciegos y el elefante, cada uno examina una parte en coordinación con otros para explicar la totalidad de algo que no se comprende completamente.

Una representación artística del australopiteco 'Little Foot' (a la izquierda) con parte de los restos fósiles que fueron recuperados (derecha). Se cree que el fósil tiene unos 3,6 millones de años

El fósil de Little Foot es un espécimen único, dado que es un esqueleto casi completo de un individuo de Australopithecus mucho más antiguo que la mayoría de los otros antepasados homínidos. La criatura, probablemente una hembra ya mayor, medía alrededor de 1,20 centímetos de altura, con patas largas adecuadas para el movimiento bípedo cuando vivió hace unos 3,67 millones de años. Fue llamado "Little Foot" porque los primeros huesos recuperados consistieron en unos pequeños huesos del pie. Sus restos fueron descubiertos en una cueva en Sudáfrica en la década de 1990, y los investigadores han pasado años excavándolo de su encapsulado de roca y sometiéndolo a análisis de alta tecnología.

Aunque no es tan conocido como el esqueleto del Australopithecus afarensis denominado Lucy, y desenterrado en África Oriental en la década de 1970, Carlson dijo que Little Foot es más viejo y más completo. El equipo de investigación dirigido por la USC se centró en los conjuntos de hombro porque Little Foot proporciona el ejemplo más antiguo e intacto de esta anatomía jamás encontrado. Esos huesos proporcionan pistas reveladoras sobre cómo se mueve un animal. En la evolución humana, dijo Carlson, estas partes tuvieron que cambiar de forma antes de que nuestros antepasados ​​pudieran vivir una vida libre de árboles, caminar por la sabana abierta y usar sus brazos para funciones distintas que soportar el peso del propio individuo.

Secuencia de imágenes que muestran la reconstrucción del hombro de 'Little Foot'.

Los humanos y los simios compartieron similitudes esqueléticas durante más tiempo de lo que se suponía previamente

Al comparar las partes del hombro de Little Foot con las de simios, homínidos y humanos, se comprobó que era una criatura adaptada a vivir en los árboles, puesto que su 'cintura pectoral' sugiere que trepaba a los mismos, se colgaba debajo de las ramas y usaba sus manos por encima de la cabeza para soportar su peso.

Por ejemplo, la escápula u omóplato tiene una cresta grande y alta para unir músculos pesados ​​similares a los de los gorilas y los chimpancés. La articulación del hombro, donde se conecta el húmero, se asienta en un ángulo oblicuo, útil para estabilizar el cuerpo y disminuir las cargas de tensión en los ligamentos del hombro cuando un simio se cuelga debajo de las ramas. El hombro también tiene una estructura de refuerzo robusta y simiesca, la barra ventral. Y la clavícula tiene una curva distintiva en forma de S que se encuentra comúnmente en los simios.

"Esas conclusiones significan que las similitudes estructurales en el hombro entre humanos y simios africanos son mucho más recientes y persistieron mucho más tiempo de lo que se había propuesto", subraya Carlson.

“Vemos evidencia incontrovertible en 'Little Foot' de que los brazos de nuestros antepasados ​​de hace 3,67 millones de años todavía se usaban para soportar un peso sustancial durante los movimientos arbóreos, es decir, para trepar o colgarse debajo de las ramas”, señala Carlson.

"De hecho, basándonos en comparaciones con humanos y simios vivos, proponemos que la morfología del hombro y la función de' Little Foot' es un buen modelo para el ancestro común de humanos y chimpancés de hace 8 a 7 millones de años".

Los científicos pudieron lograr imágenes notablemente claras de los fósiles gracias a que los huesos fueron excavados minuciosamente durante muchos años, están en buenas condiciones y excepcionalmente completos. Los científicos los examinaron utilizando micro-tomografías computarizadas, las cuales pueden detectar características diminutas en la superficie de un objeto, observar el interior de un hueso, medir la densidad del mismo y generar un modelo 3D sin dañar el fósil.

Fuentes: news.usc.edu | eurekalert.org | 20 de abril de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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