Un análisis profundo de los datos bioarqueológicos revela las tendencias migratorias del Mediterráneo durante 8.000 años

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Un equipo de investigadores internacionales dirigido por un profesor asistente de la Universidad Estatal de Florida ha analizado una gran cantidad de datos desde el Neolítico hasta el período romano tardío observando los patrones de migración en el Mediterráneo y ha descubierto que, a pesar de la evidencia de conexiones culturales, hay, en cambio, poca evidencia de migración masiva en la región.

"Debido a la actitud académica predominante sobre un Mediterráneo 'conectado', con altos grados de movilidad y migración, según los patrones arqueológicos que vemos, imaginábamos que encontraríamos niveles comparativamente altos de migración reflejados en los datos de isótopos de estroncio", dice Thomas Leppard (izquierda), profesor asistente de antropología en el estado de Florida. "Lo que en cambio vimos fueron bajos niveles de migración, y que estos, de hecho, disminuyeron con el tiempo, lo cual fue un resultado muy sorprendente".

Leppard y sus colegas encontraron que desde aproximadamente el año 7500 a. C. hasta el año 500 d. C., las tasas de migración oscilaron entre aproximadamente el 6% y el 9% de la población dentro del conjunto de datos. Estas tasas parecen haber disminuido con el tiempo.

La investigación se publica en el Journal of Mediterranean Archaeology.

Muchos historiadores y arqueólogos consideran que la cuenca del Mediterráneo ha estado interconectada durante gran parte de su historia. Sin embargo, esa teoría se basa en gran medida en la cultura material, la cual sugiere tales conexiones, como, por ejemplo, vasijas de aspecto griego en Sicilia a finales de la Edad del Bronce, monedas árabes en la Cerdeña medieval o juegos de comedor de estilo romano en el Portugal del siglo II d.C.

Leppard se preguntó si el mismo patrón sería obvio si incorporaran la bioquímica humana a esta mezcla de datos.

Durante varios años, los científicos han podido comprender las historias de vida individuales mediante el análisis de la química de los restos humanos. En estos, los tejidos corporales, incluida la mayoría de los huesos, se rehacen constantemente para que su composición química refleje su entorno actual. Sin embargo, el esmalte dental y un pequeño hueso del cráneo llamado porción petrosa son extremadamente duros y no se remodelan, por lo que una vez que un ser humano alcanza la edad adulta, las proporciones de isótopos en esas dos áreas del cuerpo no cambian.

Imagen: ciclo del estroncio.

"Como resultado, si pasas en algún lugar tu niñez, y luego ya de adulto te mueves a un lugar diferente, con distinta química subyacente, podremos ver una diferencia en la química corporal -y, en consecuencia, las proporciones de los diferentes isótopos de estroncio- entre tu esmalte dental y la de tus otros huesos", arguye Leppard. "Sin embargo, si creciste y moriste en el mismo lugar, las proporciones serán las mismas. Eso significa que podemos comenzar a cuantificar los porcentajes de habitantes locales y los porcentajes de no locales en un área determinada".

Los arqueólogos han empleado esta técnica durante un tiempo en el Mediterráneo, pero los tamaños de las muestras tomadas son generalmente muy pequeños, dado que los experimentos son costosos y, a menudo, no hay muchas restos óseos humanos.

No obstantem Leppard y sus colegas llevaron a cabo una recopilación de los datos ofecidos en muchos experimentos pequeños, los cuales se englobaban en un gran período de tiempo y los volvieron a analizar.

Leppard advierte que este es un punto de partida para evaluar los patrones migratorios en la región mediterránea.

"Es importante decir que la migración es solo un aspecto de la movilidad humana; no podemos acceder a la movilidad estacional o habitual con este método, por ejemplo", dijo Leppard. "Dicho esto, pensamos que este sería un método potente para evaluar las tendencias a gran escala en la migración mediterránea a lo largo del tiempo. El hecho de que estas tendencias no coincidan realmente con la investigación actual debería generar un debate productivo e incentivar nuevas investigaciones".

Fuente: phys.org | 1 de marzo de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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