El ancestro humano 'Lucy' y el 'niño de Taung' tienen un nuevo rostro en una impresionante reconstrucción
Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo.Nuevas reconstrucciones faciales de dos humanos primitivos, conocidos como Lucy y el niño de Taung, muestran cómo se veían estos dos individuos cuando vivían en África hace millones de años.
Y, a diferencia de reconstrucciones pasadas, que pueden haberse basado en ideas opacas, arbitrarias o incluso racistas para reconstruir los rostros de nuestros antiguos parientes, los autores de las nuevas reconstrucciones exponen su proceso de manera transparente.
Para las reconstrucciones de Lucy (Australopithecus afarensis), el antepasado humano más antiguo y completo cuando los investigadores descubrieron sus restos de 3,2 millones de años en 1974, y el niño de Taung, de 2,8 millones de años (Australopithecus africanus), que murió a la edad de 3 años en lo que ahora es Sudáfrica, los investigadores usaron moldes de silicona pigmentada con el tono de piel de Lucy similar al de un bonobo (Pan paniscus), mientras que el niño de Taung se hizo más similar a los humanos modernos nativos de Sudáfrica, escriben los artífices de las nuevas reconstrucciones en una entrada de blog en Frontiers.
Una reconstrucción intuitiva de los tejidos blandos de Lucy (sin pelo ni pigmento) producida en 2018 y reconstruida sobre el esqueleto de AL 288-1 reconstruido digitalmente publicado en Brassey et al. (2018). Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo.
Estos moldes de silicona muestran cuán complejas son las reconstrucciones de los primeros humanos. Otras reconstrucciones de Lucy, el niño de Taung y otros humanos primitivos fueron realizadas por artistas que hicieron suposiciones que no se pueden comprobar con la ciencia actual, incluso si estas especies antiguas se parecían más a simios o a los humanos modernos o cómo serían sus tejidos blandos, incluidos sus músculos y el grosor de su piel. Estas reconstrucciones se encuentran a menudo en museos de historia natural y están destinadas a educar al público sobre la evolución humana.
En una nueva revisión sobre reconstrucciones de humanos primitivos, publicada el 26 de febrero en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, los investigadores, que también escribieron la publicación del blog mencionado, encontraron que "muchas de estas reconstrucciones no han sido cuestionadas por la comunidad científica y han sido exhibidas en museos con muy poca evidencia empírica que los respalde".
Cuando observaron las reconstrucciones llevadas a cabo en todo el mundo, descubrieron que la versión de Lucy en cada museo se veía muy diferente, escribe en el blog el investigador principal, Ryan Campbell (izquierda), estudiante de doctorado en el Departamento de Anatomía y Patología de la Universidad de Adelaide, en Australia. "Esperaba encontrar consistencia en esas reconstrucciones exhibidas en los museos de historia natural, pero las diferencias, incluso allí, eran tan severas que casi pensé que todos los que las habían elaborado nunca habían encontrado una sola reconstrucción de homínido antes de comenzar la propia".
Un análisis previo de reconstrucciones de 860 homínidos (un grupo que incluye humanos, monos y sus parientes cercanos extintos) en 55 museos mostró inconsistencias notables, incluso en aquellas que representan a los mismos individuos. Esa investigación parte de una tesis publicada en 2012, la cual fue la primera en mostrar tales discrepancias, escriben Campbell y sus colegas en su artículo de investigación.
Próximos pasos
Entonces, ¿qué se debería hacer? Primero, los artistas, científicos y museos pueden en realidad reconocer que las reconstrucciones son actualmente más arte que ciencia. Según el co-investigador Gabriel Viñas (derecha), un artista escultórico de la Universidad Estatal de Arizona, "los métodos para lograr reconstrucciones científicamente justificadas aún no están a nuestro alcance, a pesar de que muchos artistas e instituciones lo anuncian con facilidad".
Otro problema es que algunas reconstrucciones, incluidas las 2D, son exhibiciones racistas o inexactas, dicen los investigadores. "En realidad, muchas de las reconstrucciones anteriores han estado muy influenciadas por cuentos imaginarios sobre lo que es 'primitivo' y 'salvaje 'contra lo que es 'civilizado y 'moderno'", reseña el investigador principal Rui Diog (izquierda), profesor asistente de anatomía en Howard University, en Washington, DC.
Por ejemplo, la icónica imagen en 2D de la evolución humana, "La marcha del progreso" (derecha) de Rudolph Zallinger, impresa en una serie de libros de ciencia desde 1965, perpetúa la idea incorrecta de que los humanos evolucionaron en una progresión lineal desde un animal a un simio y posteriormente hacia un hombre europeo de piel blanca,csubrayan los investigadores. Otras inexactitudes encontradas en dibujos o exposiciones muestran a Lucy con una pareja e hijos, a pesar de que la estructura de la familia nuclear es una construcción reciente en la historia de la humanidad, advierte Diogo.
Al reconstruir los rostros de Lucy y el niño de Taung, los investigadores hicieron todo lo posible por "alejarse de la intuición" y, en cambio, ser científicamente precisos y transparentes en sus métodos.
Respecto al niño de Taung, utilizaron técnicas tradicionales de moldeado y yeso para hacer un cráneo duplicado a partir de otro molde del espécimen original (izquierda). El cráneo del niño de Taung estaba bien conservado, pero aún tenían que hacer suposiciones sobre cómo diseñar sus tejidos faciales.
Debido a que los tejidos blandos de los primeros humanos no han sobrevivido, los artistas deben decidir si basar los músculos, la piel y otras dimensiones de los tejidos blandos en datos de primates como simios, chimpancés o humanos, o bien hacer una mezcla de especies. Por ejemplo, mientras reconstruían al niño de Taung, el equipo creó dos modelos, uno más parecido a un mono y otro más humano, a fin de apreciar las diferencias entre las dos interpretaciones. Otros profesionales también deberían comunicar claramente sus técnicas cuando elaboran una reconstrucción, dicen los investigadores.
Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo.
La reconstrucción de Lucy, en cambio, fue un desafío. A pesar de que ella es el ancestro humano temprano más reconstruido, "es una pobre candidata para el procedimiento de reconstrucción facial, pues le faltan la mayoría de los huesos craneales", escriben los investigadores del estudio. No obstante, su mandíbula inferior está bastante completa, por lo que ayudó a los artistas a recrear su cabeza.
(A) Modelo digital del cráneo masculino compuesto de un 'Australopithecus afarensis' reconstruido en Kimbel et al. (1984) y Kimbel y White (1988). (B) Mandíbula perteneciente al esqueleto parcial AL 288-1 (Lucy). (C) Reconstrucción del cráneo de Lucy que se produjo escalando el cráneo masculino para ajustarlo a la mandíbula AL 288-1 (C). Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo
Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo.
Para Lucy, el equipo utilizó datos sobre el grosor de la piel de los seres humanos modernos y los introdujo en ecuaciones diseñadas para determinar el grosor de la piel humana en las primeras etapas. Pero aunque el resultado puede percibirse como mucho mejor que las reconstrucciones previas de Lucy, las cuales se basaron en enfoques más intuitivos, "creemos que no es un buen resultado, en absoluto", escriben los investigadores del estudio. Y eso es porque la ecuación que usaron a veces dio resultados negativos, lo cual no es posible (un animal no puede tener un grosor de tejido negativo). "Por lo tanto, estas ecuaciones quizás solo sean apropiadas para reconstruir homínidos que se parecen más a los humanos modernos", agregan.
Una reconstrucción de un espécimen neandertal, conocido como Amud 1, resultó más fácil, ya que los neandertales, en comparación con el grupo de Lucy, tenían más similitudes faciales con los humanos modernos. Sin embargo, el equipo tuvo que estimar, basándose en otros conjuntos de datos, cómo ubicar otras características, como el perfil de la nariz y el ancho de la boca del neandertal.
Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo
El busto del neandertal Amud 1 producido en 2019 y en el que se emplearon modelos de regresión de tejidos blandos faciales desarrollados en Simpson y Henneberg (2002) a partir de material humano moderno. Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo
En el futuro, los científicos, artistas y museos tal vez quieran considerar que "presentar información de lo que no se conoce disminuye el valor de lo que se conoce, y puede generar confusión y disuadir para que haya un mayor interés por la teoría de la evolución humana", concluyen los investigadorees del estudio.
Las reconstrucciones de homínidos se utilizan predominantemente para la difusión de información científica al público en exhibiciones de museos y estudiantes en cursos universitarios, lo que influirá en la forma en que percibimos nuestros orígenes comunes, nuestros semejantes y la forma en que percibimos y definimos a la humanidad de manera más general. Por lo tanto, las reconstrucciones biológicamente precisas construidas sobre bases científicas sólidas serán una mejora no trivial que mejorará la eficacia de su objetivo y tendrá un impacto positivo en la comprensión pública de la ciencia evolutiva.
Fuente: livescience.com | 3 de marzo de 2021
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