Un estudio sugiere que los factores ambientales jugaron un papel clave en la evolución de la tolerancia y la amabilidad humanas

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Los investigadores encontraron que las poblaciones que compartían recursos tenían más probabilidades de tener más éxito. Crédito: Jaroslav Šmahel, Pixabay.

Las presiones ambientales pueden haber llevado a los humanos a ser más tolerantes y amigables entre sí a medida que la necesidad de compartir alimentos y materias primas se volvió mutuamente beneficiosa, según sugiere el nuevo estudio de la Universidad de York publicado en Journal of Archaeological Method and Theory

Es decir, el cambio de comportamiento no fue una progresión natural inevitable, sino que estuvo sujeto a fuertes presiones ecológicas. Llegamos a la conclusión de que los entornos cada vez más duros pueden haber provocado cambios en las respuestas hormonales y emocionales en los seres humanos que conducen a una mayor tolerancia y colaboración intergrupal.

Los seres humanos tienen una capacidad notable para preocuparse por personas ajenas a sus parientes o grupos locales. Si bien la mayoría de los otros animales tienden a estar a la defensiva respecto a otros grupos, nuestra tolerancia natural nos permite colaborar hoy a escala global, tal como se ve con el desarrollo del comercio o los esfuerzos de socorro internacional que brindan ayuda en caso de desastres naturales.

Mediante la utilización de simulaciones por computadora de muchos miles de individuos que recolectan recursos para su grupo e interactúan con individuos de otros grupos, el equipo de investigación intentó establecer qué presiones evolutivas clave pueden haber provocado la tolerancia intergrupal humana.

Los entornos cada vez más duros pueden haber provocado cambios en las respuestas hormonales y emocionales en los seres humanos que conducen a una mayor tolerancia y colaboración intergrupal.

Ambientes hostiles

El estudio sugiere que esto pudo haber comenzado cuando los humanos comenzaron a salir de África y durante un período de entornos cada vez más duros y variables.

El estudio se centró en el período de hace 300.000 a 30.000 años en el que la evidencia arqueológica indica una mayor movilidad e interacciones más frecuentes entre los diferentes grupos humanos. En particular, este es un momento en el que se constata que hay un movimiento de materias primas a distancias mucho más largas entre los grupos humanos.

Los investigadores encontraron que las poblaciones que compartían recursos tenían más probabilidades de tener éxito y más probabilidades de sobrevivir en entornos hostiles -donde ocurren extinciones- que aquellas poblaciones que no comparten a través de sus límites fronterizos.

Sin embargo, en entornos ricos en recursos compartir era menos ventajoso, mientras que en entornos extremadamente duros las poblaciones son demasiado pequeñas como para que el intercambio sea factible.

Ilustración gráfica de cómo los cambios ecológicos afectan a los comportamientos de evitación de acercamiento hacia individuos desconocidos a través de respuestas hormonales desarrolladas que afectan la tolerancia social Los cambios ecológicos (izquierda) pueden tener diferentes efectos evolutivos en el cerebro y la fisiología, desde promover comportamientos más tolerantes (arriba a la derecha) hasta promover comportamientos menos tolerantes (abajo a la derecha).

Tolerancia

Penny Spikins (izquierda), profesora de Arqueología de los Orígenes Humanos en la Universidad de York, dijo: “Que nuestro estudio demuestre la importancia de la tolerancia para el éxito humano es quizás sorprendente, especialmente cuando a menudo pensamos en la prehistoria como una época de competencia. Sin embargo, hemos visto que, en situaciones en las que las personas con excedentes comparten a través de sus límites fronterizos con otras personas necesitadas, todos se benefician a largo plazo".

La Dra. Jennifer C. French (derecha), profesora de Arqueología Paleolítica en la Universidad de Liverpool, agregó: Los hallazgos de nuestro estudio también tienen implicaciones importantes para debates más amplios sobre el inctremento de ejemplos de innovación y las mayores tasas de evolución cultural que ocurrieron durante este período. Ayudan a explicar cambios previamente enigmáticos en el registro arqueológico entre hace 300.000 y 30.000 años”.

Fuente: University of York | 3 de febrero de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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