El cambio medioambiental pudo haber jugado un papel importante en los albores de la historia de Egipto

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Una representación de un hombre ordeñando una vaca encontrada en una de las paredes de antiguas tumbas funerarias al sur del actual Cairo y que data de 2340 a. C. Foto de DeAgostini / Getty Images

Hace unos 5.000 años (c. 3100 a . C.), nació lo que hoy conocemos como Antiguo Egipto. Mil años a ambos lados otros "Estados primarios" similares también habían surgido en el mundo, en Mesopotamia, el norte de China, el valle del Indo y otros lugares.

Pero, ¿por qué la dinámica social humana cambió tan drásticamente en un espacio de tiempo tan relativamente corto? ¿Por qué dejamos de vivir en comunidades más pequeñas y nos unimos en ciudades y “civilizaciones”?

Al tratar de responder esta pregunta perenne, los arqueólogos y antropólogos han estudiado históricamente el surgimiento de la estratificación social, las nociones de realeza, las identidades variables, las tecnologías cambiantes y mucho más. Sin embargo, estos estudios, aunque analizan en detalle estos "factores humanos", posiblemente han pasado por alto el entorno inestable en el que las personas interactuaban, justo en la coyuntura crucial. Es casi como si hubiéramos estado muy concentrados en los "actores" de la narrativa pero nos hubiéramos perdido el "escenario".

Nuestra investigación (publicada en World Archaeology) reconoce esta omisión y ha buscado integrar los paisajes cambiantes -el "escenario"- en la discusión, reconociendo que las elecciones de los actores pudieron haber estado influenciadas por el teatro o el "escenario".

Entonces, ¿cómo se veía el "escenario" en el surgimiento del Antiguo Egipto, o, de hecho, de cualquiera de estas otras áreas en las que surgieron las primeras "civilizaciones"?

Sorprendentemente, si bien hasta hace muy poco, no lo sabíamos.

Y para averiguarlo tienes que cavar. Por cada metro que perforas en los sedimentos del Delta del Nilo te adentras unos mil años en el pasado. Si luego estudias las capas de arena y el barro a esa profundidad, puedes comenzar a reconstruir una imagen de los paisajes del pasado.

En resolución, si perforas muchos pozos en todo el delta (de 2 a 10 metros de profundidad), y estudias las capas de arena y lodo que surgen en cada uno de ellos, puedes producir una serie completa de mapas que muestren cómo se veía el delta en su conjunto en diferentes momentos.

A partir de varios programas de perforación de este tipo, ahora estamos comenzando a comprender que en el Delta del Nilo los paisajes estaban cambiando drásticamente justo cuando la gente, en esta zona y río arriba, comenzaba a reorganizar sus estructuras sociales. Curiosamente, también se estaban produciendo cambios ambientales muy similares en Mesopotamia y el norte de China (los otros lugares donde surgieron las primeras sociedades estatales del mundo).

Además, estos cambios en el paisaje no fueron impulsados ​​por las personas, sino por un factor externo: la desaceleración y la estabilización del aumento del nivel del mar post-glacial. El “escenario” del teatro en el que se desarrollaba la historia humana estaba evolucionando por sí mismo, causado por un movimiento natural e ineludible.

Del barro a los monumentos

Escenas agrícolas de trilla, almacén de grano, cosecha con hoces, excavación, tala de árboles y arado en la tumba de Najt, Tebas, XVIII Dinastía.

Pero, ¿cuáles fueron estos cambios del paisaje? ¿Podrían haber condicionado a los "actores" de una forma u otra? ¿Contribuyeron de alguna manera al surgimiento del Antiguo Egipto?

Responder a la primera pregunta es fácil: los entornos finalmente se volvieron menos pantanosos. A medida que se estabilizó el nivel del mar, los ríos comenzaron a comportarse de manera diferente. Los paisajes evolucionaron gradualmente desde una red de pequeños y dinámicos arroyos que cruzaban una vasta extensión de marismas hacia llanuras aluviales más amplias, abiertas y bien drenadas.

Responder a las otras preguntas, esto es, establecer si estos cambios impactaron en la trayectoria de la historia humana y cómo lo hicieron, es mucho más difícil.

Una forma en que podemos intentar responder a esto es estudiando cómo las personas interactuaron con el medio ambiente para satisfacer sus necesidades más básicas: la comida.

Si se analiza el entorno natural con arreglo a este criterio, (quizás de forma contraria a la intuición) resulta que los ambientes pantanosos anteriores eran un gran lugar para que las personas pudieran vivir. Había muchos recursos alimenticios en estos entornos extraordinariamente ricos. Por supuesto, no se podía cultivar con mucha facilidad, pero sí se podía pescar, cazar, criar algunos animales y moverse en este verdadero "Edén", el cual habría proporcionado una gran población.

Pero, a medida que cambiaba el medio ambiente, a medida que evolucionaba el "escenario", el Delta del Nilo se hizo mucho menos rico en recursos alimentarios silvestres. En unos pocos cientos de años podemos calcular que el Delta del Nilo habría perdido alrededor del 45% de su productividad primaria (potencial alimentario). Cada generación siguiente habría tenido un trabajo un poco más difícil para mantenerse a sí misma.

La solución obvia fue aumentar la adopción de la actividad agrícola. La agricultura es un invento extraordinariamente eficaz para maximizar la cantidad de alimentos que se puede obtener de un terreno determinado. Hacer el cambio habría sido fácil durante unas pocas generaciones: los habitantes del Delta del Nilo estaban en contacto frecuente con otras sociedades que cultivaban trigo, cebada, cerdos y ganado, y podrían haber simplemente copiado su proceder.

Cosecha de cereales - Tumba de Menna.

Y esto es exactamente lo que vemos en el registro arqueológico. Cuando analizamos lo que comía la gente en esta zona entre 4000-3000 a. C., parece que en los paisajes pantanosos del delta los habitantes pescaban para alimentarse. Pero en los paisajes posteriores vemos que ya criaban cerdos y cultivaban el terreno mucho más. Incluso podemos calcular que este cambio habría producido un excedente de alimentos.

Así es que parece que los cambios en el paisaje pudieron haber facilitado el desarrollo de la agricultura a los habitantes del delta durante el IV milenio a. C.

Pero, ¿qué tenía esto de especial? Muchas sociedades se han dedicado a la agricultura a lo grande durante los últimos diez mil años, pero las "civilizaciones" no surgieron en todas partes.

Quizás la respuesta tenga algo que ver con el vasto tamaño del Delta del Nilo, junto con lo que estaba sucediendo río arriba. El potencial agrícola del delta era al menos un 40% más grande que el resto de Egipto (que en ese momento era una colección de “proto-reinos” rivales). Cualquiera de los líderes locales río arriba que quisiera controlar a sus rivales se habría dado cuenta de que la clave económica del poder residía en poder controlar la vasta producción agrícola del delta, altamente fértil. En última instancia, el excedente económico del delta necesitaba ser incorporado a la red de la nueva estructura territorial estatal en ciernes.

Una vez más, esto es lo que vemos en el registro arqueológico. En un corto espacio de tiempo, alrededor del 3100 a. C., el excedente agrícola del delta quedó bajo el control del primer “Estado-Nación” del mundo, quizás incluso creado, en parte, con ese propósito. Los primeros jeroglíficos de esta época registran las transacciones de entrada y salida en el tesoro del Estado, mientras que la "capital" y la corte real se establecían en el lugar obvio, cerca de la actual ciudad de El Cairo, uniendo la potencia agrícola del delta con los centros de cultura más antiguos de río arriba.

Sociedades paralelas

Cosecha de cereales, Deir el-Medina.

Por tanto, parece que los cambios en el paisaje natural del Delta del Nilo no solo contribuyeren a estimular la adopción de tecnologías agrícolas, sino que también influyeron en el surgimiento del primer “Estado-Nación”. Se puede trazar también paralelos muy similares en Mesopotamia y el norte de China, áreas con geografías e historías paisajistas similares, cambio de la actividad pesquera por la agricultura y nuevas tendencias socioculturales.

Ahora bien, si tales cambios son evidentes en estos otros entornos ello requiere de un estudio más detallado. Pero al hacer esto, debemos recordar no solo debemos centrarnos en el registro arqueológico de los enclaves o asentamientos, sino también mirar los paisajes cambiantes. La historia no está completa sin la geografía. En última instancia, no hay actores sin "escenario", y cuando este cambia los actores pueden comportarse de manera muy diferente.

Fuente: theconversation.com | 4 de febrero de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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