Las drogas de los antiguos mayas iban mucho más allá del tabaco

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Vista frontal y lateral de un matraz panelado tipo Muna (750-900 d.C.) con decoración distintiva de borde dentado. Crédito: WSU.

Enterrados hace más de 1.000 años en la península de Yucatán, en México, una de las aficiones más extendidas entre los antiguos mayas era echar una calada de vez en cuando. La palabra cigarro, por ejemplo, probablemente deriva de sik’ar que significa fumar en idioma maya.

Una conocida estela del siglo X muestra a un sacerdote fumando, precisamente, un rollo de tabaco. En América, su uso no era solo ritual, sino también terapéutico e incluso servía para sellar acuerdos de paz. Lo que no se sabía hasta ahora es que los mayas también eran aficionados a otros tipos de drogas.

Caléndula mexicana (Tagetes lucida). Wikipedia

Práctica extendida

Todo natural, evidentemente, muy alejado de los componentes sintéticos que llenan las discotecas actuales. Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington han detectado residuos de caléndula mexicana (Tagetes lucida) en los restos extraídos de 14 vasijas de cerámica.

Según señalan en un artículo publicado en la revista Scientific Reports, los científicos han identificado por primera vez la presencia de una planta distinta al tabaco en los antiguos contenedores de drogas mayas. Esos productos se mezclaban con las habituales hojas curadas y secas de Nicotiana tabacum y Nicotiana rustica probablemente para que fumar fuera algo más agradable, señalan los expertos.

La caléndula -conocida como pericón o yerbanís- se usa como un remedio para diversas dolencias del aparato digestivo, el dolor abdominal, la diarrea o el vómito aunque también sirve como ansiolítico o sedante.

"Aunque era aceptado que el tabaco se usaba comúnmente en las Américas antes y después del contacto con los europeos, la evidencia de otras plantas utilizadas con fines medicinales o religiosos ha permanecido en gran parte sin explorar", afirma el antropólogo Mario Zimmermann (izquierda), autor principal del estudio.

Descubrir el contenido de las vasijas pinta una imagen más clara de las prácticas de uso de drogas entre los antiguos mayas, además de allanar el camino para futuros análisis sobre diferentes tipos de plantas psicoactivas y no psicoactivas que fueron fumadas, masticadas o inhaladas entre los mayas y otras sociedades precolombinas.

Los antropólogos usaron un nuevo método basado en la metabolómica que puede detectar miles de compuestos vegetales (o metabolitos) en residuos recolectados de contenedores, tuberías, cuencos y otros artefactos arqueológicos. Luego, estos residuos se pueden usar para identificar qué plantas se consumieron.

Arqueólogos del personal de PARME excavando un entierro de cista en el enclave de Tamanache, Mérida, Yucatán. Crédito: WSU.

Hasta ahora, el único sistema para identificar plantas antiguas se basaba en la detección de un número limitado de biomarcadores como podrían ser la nicotina, la anabasina, la cotinina o la cafeína. "El problema con esto es que un biomarcador como la nicotina muestra que se fumó tabaco, pero no te dice qué más se consumió o almacenó en el artefacto", explica David Gang (derecha), profesor de Química Biológica y coautor del estudio.

Zimmermann ayudó a desenterrar, en la primavera de 2012, dos de las vasijas ceremoniales que se utilizaron para el análisis. En ese momento, estaba trabajando en una excavación dirigida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México en las afueras de Mérida, donde un contratista había descubierto evidencias de un sitio arqueológico maya mientras preparaba la zona para construir un nuevo complejo de viviendas.

Entierro de cista maya con ofrendas típicas de cerámica - Plato que cubre la cabeza del difunto y taza colocada probablemente con comida. Crédito: WSU.

Yacimiento

Los arqueólogos utilizaron equipos GPS para dividir el área en una cuadrícula similar a un tablero de ajedrez y luego se abrieron camino a través de la densa jungla en busca de pequeños montículos y otros signos reveladores de edificios antiguos donde a veces se encuentran los restos de personajes importantes como los chamanes.

"Normalmente, tienes suerte si encuentras una cuenta de jade. Hay literalmente toneladas de tiestos de cerámica, pero los recipientes completos son escasos y ofrecen un gran potencial de investigación", indica en un comunicado Zimmermann. El equipo de investigadores está negociando ahora con varias instituciones mexicanas para tener acceso a contenedores más antiguos de la región y analizarlos en busca de residuos vegetales.

Recipientes con mezclas de tabaco e ingredientes aromáticos.

"Estamos ampliando las fronteras de la ciencia arqueológica para poder investigar mejor las relaciones profundas que la gente ha tenido con una amplia gama de plantas psicoactivas, que fueron (y continúan siendo) consumidas por humanos en todo el mundo", concluyen los especialistas.

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 18 de enero de 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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