Un equipo de investigadores ofrece una nueva teoría sobre las figuras denominadas 'Venus paleolíticas'

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Venus de Willendorf. Está datada entre los años 27.500 y 25.000 a.C Crédito: Wikimedia / CC BY-SA 3.0

Uno de los primeros ejemplos de arte en el mundo, las enigmáticas figurillas denominadas 'Venus paleolíticas', talladas hace unos 30.000 años, han intrigado y desconcertado a los científicos durante casi dos siglos. Ahora, un investigador del Campus Médico Anschutz, de la Universidad de Colorado, cree que ha reunido suficientes evidencias para resolver el misterio detrás de estos curiosos objetos tótems.

Las representaciones portátiles de figuras femeninas obesas o embarazadas, que aparecen en la mayoría de los libros de historia del arte, fueron vistas durante mucho tiempo como símbolos de fertilidad o belleza. Pero según Richard Johnson (izquierda), MD, autor principal del estudio publicado en la revista Obesity, la clave para comprender las estatuillas radica en cambio climático y la dieta.

"Algunas de las obras de arte más antiguas del mundo son estas misteriosas figurillas de mujeres con sobrepeso de la época de los cazadores recolectores en la Europa de la Edad de Hielo, donde no se esperaría ver obesidad en absoluto", dice Johnson, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, especializada en enfermedad renal e hipertensión. "Hemos demostrado que estas figurillas se correlacionan con momentos de estrés nutricional extremo".

Los primeros humanos modernos entraron en Europa durante un período de calentamiento hace unos 48.000 años. Conocidos como auriñacienses, cazaban renos, caballos y mamuts con lanzas que portaban puntas de hueso. En verano comían bayas, pescado, nueces y plantas. Pero entonces, como ahora, el clima no permaneció estático.

Venus de Hohl Fels. Hallada en sur de Alemania tiene al menos 35.000 años. Crédito: Thilo Parg / Wikimedia Commons.

A medida que las temperaturas bajaban, las capas de hielo avanzaron y se produjo el desastre. Durante los meses más fríos, las temperaturas bajaron a 10-15 grados Celsius. Algunas bandas de cazadores recolectores desaparecieron, otras se trasladaron al sur y algunas buscaron refugio en los bosques. La caza mayor había sido sobreexplotada.

Fue durante estos tiempos desesperados cuando aparecieron las figurillas obesas. Tenían entre 6 y 16 centímetros de largo y estaban hechos de piedra, marfil, cuerno y, ocasionalmente, arcilla. Algunas estaban enhebradas y usadas ​​como amuletos.

Johnson y sus coautores, el profesor (retirado) de antropología John Fox, de la American University of Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos, y el profesor asociado de medicina Miguel Lanaspa-García, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, midieron las proporciones de la cintura-cadera y la cintura-hombro de las estatuillas y descubrieron que las que se encontraban más cerca de los glaciares eran las más obesas en comparación con los que estaban más alejadas. Creen, pues, que las figurillas representaban un tipo de cuerpo idealizado para las difíciles condiciones de vida reinantes.

Venus de Dolní Věstonice. República Checa. Datada entre el 29.000 y 25.000 a. C.

"Proponemos que tales figurillas transmitían ideales de tamaño corporal para las mujeres jóvenes, y especialmente para aquellas que vivían cerca de los glaciares", declara Johnson, quien además de médico tiene una licenciatura en antropología. "Descubrimos que las proporciones de tamaño corporal eran más altas cuando los glaciares avanzaban, mientras que la obesidad disminuía cuando el clima se calentaba y los glaciares retrocedían".

La obesidad, según los investigadores, se convirtió en una condición deseada. Una mujer obesa en tiempos de escasez podría gestar un hijo durante el embarazo mejor que una que sufre desnutrición. De modo que las figurillas pueden haber estado imbuidas de un significado espiritual: una especie de fetiche o encanto mágico que podría proteger a una mujer durante el embarazo, el parto y la lactancia.

Venus de Grimaldi. Italia. Datada hacia el 22.000 a.C.

Muchas de las figurillas están gastadas, lo que indica que eran reliquias heredadas de madre a hija de generación en generación. Las mujeres que llegaban a la pubertad o accedían a las primeras etapas del embarazo pudieron haberlas recibido con la esperanza de adquirir la masa corporal deseada para asegurar un parto exitoso.

"El aumento de grasa corporal proporcionaría una fuente de energía durante la gestación y a través del destete del bebé, así como un aislamiento del frio muy necesario", afirman los autores.

Promover la obesidad, dice Johnson, aseguraba que el grupo humano podía continuar otra generación en condiciones climáticas precarias.

Venus de Lespugue. Francia. Datada entre 26.000 y 24.000 a.C.

"Las figurillas surgieron como una herramienta ideológica para ayudar a mejorar la fertilidad y la supervivencia de la madre y los recién nacidos", sostiene Johnson. "La estética del arte, por lo tanto, tuvo una función significativa al enfatizar la salud y la supervivencia, a fin de adaptarse a unas condiciones climáticas cada vez más austeras".

El éxito del equipo en acumular evidencias para respaldar su teoría provino de la aplicación de medidas de la ciencia médica a datos arqueológicos y modelos de comportamiento de la antropología.

"Este tipo de enfoques interdisciplinarios están ganando impulso en las ciencias y son muy prometedores", concluye Johnson. "Nuestro equipo también tiene otros temas de arte y migración de la Edad de Hielo en su mira de investigación".

Fuente: phys.org | 1 de diciembre de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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