Descubren un impresionante poblado de hace 4.500 años rodeado por tres murallas en la provincia de Granada
Reconstrucción digital del poblado. /Corría el año 2014. Antonio Morgado, profesor titular de la Universidad de Granada (UGR), y José Antonio Bueno, arqueólogo, los dos adscritos al grupo de investigación ArqueoScience de la UGR, tenían noticias de pinturas prehistóricas y enterramientos humanos en cuevas entre Colomera y Montillana. Noticias que les llegaban de espeleólogos del grupo G40 de Priego de Córdoba y vecinos de los pueblos cercanos. Hasta aquí, todo correcto. Ello dio pie a la realización de diferentes memorias de máster para documentar lo que allí empezaba a despuntar como un conjunto arqueológico importante. Pero resulta que, dos años después, observando unas imágenes de satélite, descubrieron tres círculos concéntricos en lo alto de una montaña que evidenciaban «un crecimiento anómalo de la vegetación», formas que pudieron cotejar posteriormente con documentación facilitada por el Instituto Geográfico Nacional y la Junta de Andalucía.
¿Qué era aquello? Morgado y Bueno dieron un paso más. Emplearon tecnología de luces y sombras y mediciones de distancia con impulsos de láser para hacer una radiografía del paraje, pero sin todos los elementos naturales que lo tapaban –en este entorno abundan las encinas, las coscojas y los pequeños arbustos aromáticos–. Y entonces constataron que, tal y como sospechaban, 'aquello' era sin lugar a dudas una construcción humana. Acto seguido, lo pusieron en conocimiento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, tal y como dicta la legislación.
Y así llegamos hasta octubre de 2020. Morgado y Bueno, con la incorporación del también arqueólogo y arquitecto José Garzón, acaban de culminar un sondeo para certificar que estamos hablando de una impresionante ciudadela que tiene 4.500 años de antigüedad, en plena Edad del Cobre, compuesta por tres líneas de murallas concéntricas. Una ciudadela encastillada que se une a Villavieja, en Algarinejo, que también investiga ArqueoScience en estas comarcas occidentales de la provincia de Granada. Lugares amurallados prehistóricos localizados en pleno siglo XXI, asimilables al conocido yacimiento de Los Millares, en Almería, pero descubierto hace más de un siglo, y que ahora se está promoviendo para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
«A expensas de todo lo que nos queda hacer por aquí nos encontramos ante una auténtica joya de la Prehistoria», asegura Antonio Morgado (izquierda). El equipo de trabajo ha estado compuesto por unas quince personas, fundamentalmente por estudiantes del Grado y Máster de Arqueología de la Universidad de Granada. Los trabajos se han dilatado durante un mes para abrir una ventana que permite ver cómo era la vida en el sur de la Península hace 4.500 años. Pero vayamos con los detalles que son, cuanto menos, sorprendentes.
La primera línea de muralla forma un anillo de piedra con 135 metros de diámetro y cuenta con una serie de torres o bastiones adosados donde se dominaba todo el territorio circundante. Se trata de una ubicación estratégica, ya que desde este punto se podían divisar perfectamente dos pasillos, el que discurre entre Alcalá la Real (Jaén) y Dehesas Viejas y el de acceso a la Vega de Granada –el paisaje de Sierra Nevada desde esta cresta es espectacular, por cierto–. Entre este anillo externo y el segundo, de 65 metros de diámetro, hay un posible foso que confería aún más seguridad ante posibles ataques. Y el tercero, en la parte central, tiene 40 metros diametrales. Si los dispusiéramos todos de forma longitudinal, tendríamos más de 750 metros de muralla, una cifra algo superior a la de los Millares, otro 'indicador' que permite valorar la magnitud de este asentamiento.
José Garzón (derecha) explica que estas tres líneas de muros cerrados en círculos «están perfectamente conservados». Los derrumbes que ha habido no han sido provocados por la acción del hombre, sino que más bien habría que atribuirlos al paso del tiempo y la incidencia de agentes climáticos. Garzón estima que hay tramos que pueden conservar hasta dos metros de alzado –los que han aflorado estas semanas tienen entre sesenta centímetros y un metro–. «Para ello emplearon piedras areniscas extraídas del mismo lugar, que fueron talladas para lograr unos mampuestos de dimensiones similares, y toneladas de tierra y áridos que tuvieron que transportar desde una cantera cercana y que sirvieron para los rellenos y los lienzos», dice Garzón.
Cabañas circulares
¿Quiénes habitaban dentro? La actuación que se ha desarrollado este otoño –estaba previsto que fuera en verano, pero tuvo que retrasarse por las medidas de seguridad que impone la Covid-19– ya está aportando interesantes datos. Según Antonio Morgado, «la comunidad vivía en cabañas circulares en cuyo interior tenían todos sus ajuares». Se han encontrado molinos de mano para la molturación del cereal y utillaje como sierras líticas y puntas de flechas. También vasijas. Se calcula que dentro de esta ciudadela, extendida intramuros sobre una superficie de 13.500 metros cuadrados, residían algo menos de mil personas. Su fuente de subsistencia era la agricultura y la ganadería –vacas, cerdos y ovicápridos, fundamentalmente–.
Una de las grandes incógnitas por despejar es ¿por qué una estructura así? Más allá de tratarse de una auténtica ciudadela amurallada, esta estructura pétrea concéntrica no es habitual en España. En la Europa prehistórica, sí se pueden hallar algunas, aunque con sistemas de fosos excavados en la tierra, especialmente en toda la fachada atlántica. Pero según José Antonio Bueno, hay otros muchos interrogantes que convierten en apasionante el estudio de este poblado y el análisis de toda la información que han obtenido ya en esta primera actuación. «¿Por qué tanta protección?, ¿habría algún tipo de edificio público o de culto en el área central, la más protegida del recinto, o estaría reservado para una elite?»
Apoyo de los tres ayuntamientos de la zona
El profesor Antonio Morgado manifiesta que «en esta investigación se debe resaltar el incondicional apoyo y decidida apuesta del actual alcalde del Ayuntamiento de Colomera, Justo Sánchez, sabedor de su trascendencia». «Además –agrega Morgado–, dada la cercanía del pueblo de Benalúa de las Villas, su regidora, María Angustias Cámara, ha facilitado el apoyo logístico necesario para montar el laboratorio de campaña prestando sus dependencias municipales».
«A esta colaboración también hay que sumar al Ayuntamiento de Montillana, dispuesto en todo momento a colaboraciones futuras, ya que parte de la ciudadela se encuentra también en su término municipal», dice el arqueólogo Antonio Morgado.
Fuente: ideal.es | 19 de noviembre de 2020
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