Rastrean la llegada y propagación del cultivo del mijo común y el cambio agrícola en la Europa prehistórica

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La arqueobotánica Wiebke Kirleis cosechando mijo común, 'Panicum miliaceum', en el museo al aire libre 'Archäologisch-Ökologisches Zentrum Albersdorf (AÖZA)', en el norte de Alemania. Crédito: Angelika Hoffmann, UFG Kiel

No solo metales, sociedades jerárquicas y asentamientos fortificados: un nuevo alimento también influyó en las transformaciones económicas de la Edad del Bronce hace unos 3.500 años. Así lo demuestran los frecuentes descubrimientos arqueológicos de restos de mijo común (Panicum miliaceum), un cereal de granos pequeños y redondeados.

En este sentido, se ha publicado en la revista Scientific Reports un importante estudio realizado por el Collaborative Research Center 1266 de la Universidad de Kiel (CAU), Alemania. En el mismo se muestra cómo el mijo común llegó al menú de las gentes de la Europa de la Edad del Bronce. Las intensas redes de comercio y comunicación facilitaron la propagación increíblemente rápida de este nuevo cultivo originario del Lejano Oriente.

"El trigo, el maíz y el arroz dominan ahora nuestros cultivos de cereales. El mijo se considera un nicho de cultivo adecuado principalmente como alpiste", explica la profesora Wiebke Kirleis (izquierda), del CRC 1266. "Sin embargo, como este cereal está experimentando, una vez más, una atención cada vez mayor como alimento sin gluten, hace que los resultados del estudio sean aún más interesantes", agrega.

El mijo fue domesticado en el noreste de China alrededor del año 6000 a. C., y rápidamente se convirtió en un cultivo básico. Es un cereal de crecimiento rápido, tolerante a la sequía, y rico en minerales y vitaminas. Con un tiempo de crecimiento de solo 60 a 90 días, desde la siembra hasta la cosecha, fue cultivado tanto por agricultores como por pastores, y consumido tanto por humanos como por animales domésticos. Durante miles de años, los grupos de pastores extendieron el mijo desde el este de Asia hacia el oeste. El mijo más antiguo de Asia Central proviene de sitios arqueológicos en Kazajstán, Tayikistán, Turkmenistán y el Valle de Cachemira, y está datado alrededor del 2.500 a. C.

"En Europa, curiosamente, el mijo común se ha encontrado en muchos yacimientos neolíticos que datan entre los años 6.500 y 2.000 a. C., dependiendo de la región", dice Kirleis.

¿Es posible que el mijo se domesticara en China aproximadamente al mismo tiempo? El trigo, la cebada y nuestros animales domésticos solo se introdujeron en Europa miles de años después de que fueran domesticados en el "Creciente Fértil", una región que se extiende desde el Golfo Pérsico a través del norte de Siria hasta Jordania. ¿Hubo una relación especial con China? Las dudas sobre esta hipótesis surgieron luego de realizarse una datación por radiocarbono (14-C) de algunos granos de mijo en 2013. Estos diminutos granos se habían infiltrado en capas arqueológicas más antiguas a través de los canales de las raíces y la actividad de las lombrices. Se desconocía cuándo había aparecido por primera vez el mijo y se llevó a cabo su cultivó en Europa.


Ejemplos de granos de mijo común sueltos y fusionados y datados en diferentes sitios de Europa: (1) Altenrheine; (2) Vráble; (3) Pécel; (4) Teleac; (5) Ipf; (6) Binningen; (7) Königshofen; (8) Oštrovi; (9) Maszkowice; (10) Lavagnone; (11) Santa Giulia; (12) Soví převis; (13) Meidling-im-Thale; (14) Stillfried; (15) Wismar; (16) Custoza; (17) Hagnau; (18) Kalakača.

Pero un grupo de investigadores del Centro de Investigación Colaborativa "Escalas de transformación" (CRC 1266), dirigido por Wiebke Kirleis, se propuso responder a esta pregunta. Investigaron no solo la expansión del cultivo de mijo en Europa, sino que también centraron su atención en la aceptación de este cereal exótico por parte de la población prehistórica y examinaron qué fenómenos agrícolas y sociales estaban asociados con esta innovación.

Como el mijo madura dentro de los tres meses posteriores a la siembra, se puede cultivar como cultivo intermedio entre la cosecha de verano y la siembra de trigo o cebada en invierno en el centro y sur de Europa. Más al norte, probablemente sirvió como cultivo de reserva si las heladas tardías habían destruido los cultivos sembrados en primavera. El grano excedente de la cosecha adicional de este cereal aumentó la seguridad alimentaria y sostuvo a una población en constante crecimiento.

Mientras trabajaban con casi treinta instituciones de investigación en toda Europa, las arqueobotánicas Dragana Filipović (izquierda) y Marta Dal Corso (derecha), del equipo dirigido por Wiebke Kirleis, junto con John Meadows, del Laboratorio Leibniz de Datación Radiométrica e Investigación de Isótopos Estables en la Universidad de Kiel y el Centro de Arqueología para el Báltico y Escandinavia (ZBSA), en Schleswig, Alemania, dataron mediante radiocarbono mijo de 75 yacimientos prehistóricos (siglos VI-I a. C.). Los resultados muestran que el cultivo del mijo no comenzó en la Edad de Piedra Temprana, sino que se introdujo por primera vez alrededor del 1500 a. C., y que el nuevo cultivo se extendió increíblemente rápido por gran parte de Europa Central hace 3.500 años.

"Esto indica que hubo extensas redes comerciales y de comunicación durante la Edad del Bronce. Pero el estudio también muestra que el mijo fue rápida y ampliamente reconocido como un añadido versátil a una cocina dominada entonces por la cebada y el trigo farro, también denominado 'emmer'”, concluye Kirleis.

Extendiéndose como la pólvora: primeros hallazgos y propagación del mijo común en Europa. Crédito: Carsten Reckweg, Janine Cordts y Dragana Filipović, UFG Kiel.

Evidentemente, el mijo se extendió a lo largo de las rutas comerciales establecidas para obtener objetos de bronce (incluidas armas), oro y ámbar. Estos procesos de transformación de las estrategias alimentarias y sus dimensiones sociales son un tema clave para CRC 1266. La investigación futura en CRC 1266 examinará qué dinámicas sociales se asociaron con la introducción de este nuevo alimento en este periodo de agitación en la prehistoria europea, ya que el altamante productivo y conectado mundo de la Edad del Bronce también fue un escenario de conflicto. La evidencia de batallas y numerosas fortificaciones son testimonio de ello.

Fuente: phys.org | 19 de agosto de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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