Un análisis de ADN revela que la tumba de un guerrero escita se correspondía en realidad con una joven amazona
La tumba de una guerrera escita hallada en un yacimiento arqueológico de Saryg-Bulún, Rusia. Fotografía: Vladimir Semyonov, MO Mashezerskaya.En una época de antiguos dioses, guerreros y reyes, la historia de una tribu de mujeres guerreras se estableció en la mitología griega. Se decía que eran hijas de los dioses estas feroces luchadoras de Asia Menor, las cuales han capturado la imaginación de las gentes durante siglos y aún hoy impregnan la cultura popular como legendarias guerreras amazónicas.
En 1988 los arqueólogos Vladimir Seyonov y Marina Kilunovskaya descubrieron la tumba de un joven guerrero escita, de hace 2600 años, parcialmente momificado en Saryg-Bulun, situado en la actual República Tuva, en Siberia, durante una excavación de emergencia.
Arco encontrado en la tumba. Estaba realizado de una sola pieza en madera de alerce. A.Yu. Makeeva / Stratum plus, no 3, 2020
Los arqueólogos encontraron los restos tan bien conservados (debido a que el ataúd, de madera de alerce, estaba herméticamente cerrado) que les fue posible identificar un lunar en lo que quedaba del rostro del cadáver. Además, el cuerpo tenía una costura áspera en la zona del abdomen, lo que era indicio de un intento de momificación artificial. Se estimó que tendría entre 12 y 13 años en el momento de su muerte, y fue enterrado con un juego completo de armas: un hacha, un arco hecho con madera de abedul y un carcaj con diez flechas de unos 70 centímetros de largo con distintas puntas de madera, hueso o bronce. No se encontraron cuentas, espejos u otros objetos que indicaran que se tratara de un cuerpo femenino, y, desde hace tres décadas sus restos se clasificaron como pertenecientes a un joven guerrero escita.
Carcaj hecho de piel de caballo atado a un cinturón (arriba) y distintos tipos de flechas (abajo). Fotos: A.Yu. Makeeva, Varvara Busova / Stratum plus, no 3, 2020
Sin embargo, los actuales avances científicos en materia genética implican que es posible llevar a cabo un análisis más detallado del cadáver.
"Recientemente se nos ofreció la oportunidad de realizar pruebas para determinar el sexo, la edad y la afiliación genética de este cadáver encontrado en 1988. Lo aceptamos con sumo placer y obtuvimos un resultado sorprendente, pues resultó que los restos pertenecían a una joven guerrera", dice Kilunovskaya (izquierda). "Tal discrepancia en las normas del rito funerario resultó ser inesperada".
"El entierro de la misma, con un conjunto de armas, introduce un nuevo elemento de atención sobre la estructura de la sociedad nómada de los escitas y nos remite involuntariamente al mito de las amazonas, las cuales fueron descritas por Heródoto" (Herodoto IV: 110-118), agrega.
La joven guerrera fue enterrada con un abrigo de piel cruzado hasta por debajo de las rodillas, con mangas largas y rectas, y hecho con pieles de roedores miembros de la familia Jerboa. Debajo del abrigo llevaba una camisa, que apenas ha sobrevivído, y un pantalón, o quizas una falda, de color marrón claro. En la cabeza portaba una gorra de cuero cuya restauración se está llevando a cabo junto con otros artefactos hallados.
Gorra de cuero que portaba el cadáver. Foto: Vladimir Semyonov, Varvara Busova / Stratum plus, No 3, 2020
El equipo de investigación, que publica el resultado de su trabajo en Stratum Plus, espera realizar pruebas de datación más precisas, así como tomografías computarizadas de los restos a fin de que puedan proporcionar pistas sobre cómo murió la joven guerrera.
Aparte del historiador Heródoto, el médico griego Hipócrates, que vivió aproximadamente entre los años 460 y 370 a. C., escribió que las mujeres guerreras entre los sármatas –un pueblo relacionado con los escitas famoso por su dominio del arte de la lucha a caballo–, “cabalgaban, disparaban, lanzaban la jabalina y luchaban contra sus enemigos“.
Hacha de guerra hallada junto al cadáver. Foto: A.Yu. Makeeva / Stratum plus, no 3, 2020.
Se estima que jinetes femeninos existieron en la era escita (entre los años 900 y 200 a. C) dentro de las tribus nómadas y seminómadas de lengua persa en el este de Europa. Estas amazonas probablemente custodiaban el ganado, las propiedades y las viviendas, cuando los hombres se ausentaban durante largas campañas militares.
Fuentes: siberiantimes.com | sciencealert.com | 16 de junio de 2020
¡Increíble hallazgo!
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