Reconstruyendo las 'redes sociales' de la prehistoria en la península ibérica
Investigadores españoles están usando, por primera vez, sofisticados métodos de análisis para tratar de conocer cómo los cambios climáticos del final de la Edad del Hielo afectaron al tamaño de las poblaciones de cazadores-recolectores en la península ibérica y las 'redes sociales' de esta época de la prehistoria.
El arqueólogo de la Universidad de Alicante (UA), Javier Fernández López de Pablo (izquierda), lidera el proyecto "PALEODEM", financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC, en sus siglas en inglés), que tiene como uno de sus objetivos reconstruir las dinámicas de la población entre finales del Magdaleniense y el Mesolítico Reciente (hace entre 15.000 y 8.000 años) en la península ibérica.
"Jamás en la historia los grupos humanos se habían enfrentado a cambios tan significativos en la temperatura y el medio ambiente en un espacio de tiempo tan corto" como los sucedidos en esa época de la prehistoria, cuyo impacto en la demografía continúa siendo un enigma, según ha revelado a Efe Fernández López de Pablo.
Durante este periodo, conocido como el tardiglacial y los inicios del Holoceno, los científicos señalan que en apenas miles de años se pasó de unas condiciones plenamente glaciares a otras templadas dentro de un proceso de cambio que no fue gradual.
"Una de las grandes cuestiones científicas es entender cómo los grupos humanos se adaptaron a esa situación -resiliencia- y cómo afectaron esos cambios climáticos al tamaño de la población", ha indicado el arqueólogo.
Un marco que describe la relación dinámica entre la paleodemografía, la estructura socioespacial y la transmisión cultural en las sociedades humanas. Las presiones ambientales, como los cambios climáticos importantes, influyen en los patrones demográficos de las sociedades prehistóricas de cazadores-recolectores (i). Factores demográficos, como un incremento en el tamaño de la población, causan variación en la estructura socioespacial (ii). Las estructuras sociales se representan utilizando un enfoque de red, en el que los círculos de nodos (que representan a individuos en una microescala y los grupos o poblaciones regionales en una macroescala) están conectados por bordes (enlaces, cuyo grosor representa la fuerza de las conexiones sociales). Estas interacciones sociales entre nodos, reflejadas en la topología de la red, influyen y están influenciadas por los procesos de transmisión cultural (iii ).
Además de desentrañar la evolución demográfica y su relación con el cambio climático, otro de los grandes pilares de este proyecto, en el que trabaja un equipo multidisciplinar de investigadores españoles, es averiguar la manera en la que las comunidades de esa época (pequeños grupos de cazadores-recolectores) estaban conectadas en 'redes sociales' (la forma de interactuar), permitiendo la transmisión de información y conocimientos.
"Este proyecto de investigación es muy novedoso porque por primera vez estamos incorporando a la arqueología nuevos métodos para reconstruir las redes sociales en la prehistoria de los cazadores-recolectores e identificarlas en el registro arqueológico", ha destacado el experto.
Para ello, los investigadores están analizando la literatura científica antropológica de los cazadores-recolectores existentes en la actualidad, las similitudes de los vestigios hallados en distintos yacimientos y sus emplazamientos.
A ello se añade la utilización de modelos computacionales desarrollados en otras ciencias, como la física, la biología y la antropología evolutiva, para contrastar diferentes escenarios de transmisión cultural en función del tamaño de la población y de la interacción social entre los grupos prehistóricos.
"Estamos viendo que, en cierta manera, esas poblaciones estaban conectadas en la península ibérica", ha dicho a Efe el profesor del Departamento de Historia Económica, Instituciones, Política y Economía Mundial de la Universitat de Barcelona Sergi Lozano (izquierda), que forma parte también del equipo de dirección de este trabajo, junto con la bióloga de la UA, Valéria Romano (derecha, primera firmante del estudio).
Tanto Fernández López de Pablo como Lozano han subrayado que, "con este nuevo marco analítico, tratan de responder a grandes cuestiones sobre la interacción de unos grupos humanos con otros, sobre la relación de estas comunidades con el cambio climático y sobre la forma en la que evoluciona la cultura" a lo largo del tiempo.
Esta parte de la investigación ha sido publicada recientemente en la prestigiosa revista Biological Reviews y se suma a otro trabajo anterior, desarrollado por el mismo equipo de investigación, gracias al cual se reconstruyó la evolución de la población en la península ibérica en dicho periodo mediante un análisis de todas las dataciones de carbono 14.
Esquema sintético que ilustra los patrones culturales documentados en Iberia durante la última transición glacial - Holoceno temprano. Encontramos que los kits de herramientas para huesos y astas estandarizados y conservados desaparecieron después del período Magdaleniense tardío. Los sistemas lascas de desecho para producir puntas con respaldo, agujas y microlitos estandarizados desde el Magdaleniense tardío hasta el Epipaleolítico fueron reemplazados abruptamente durante el Mesolítico temprano por estrategias de desecho de lascas mucho más simples para producir un conjunto reducido de muescas y herramientas denticuladas. Finalmente, el período del Mesolítico tardío fue testigo de la reintroducción de la herencia de la hoja y la rápida propagación de los microlitos trapezoidales. La curva negra en la parte inferior representa el marco paleoclimático (temperatura global) según la cronología del estratotipo de Groenlandia (Rasmussen et al .,2014 ).
"Fue la primera vez que se hizo este tipo de estudios en la península ibérica y vimos que hubo tres grandes fases demográficas", ha señalado Fernández López de Pablo.
Una primera, en el periodo Magdaleniense, en el que la población creció de manera exponencial, una segunda en la que hubo una reducción muy drástica de la población, que coincide con un episodio de empeoramiento climático (hace unos 12.700 años), y una tercera, que empezó hace 10.000 años, en la que la población creció muy rápidamente y volvió a estabilizarse.
"La arqueología es, probablemente, la disciplina que puede obtener una visión de largo recorrido más completa del comportamiento humano y de cómo el cambio climático y problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad nos impactaron en el pasado", según Fernández López de Pablo.
Guzmán Robador.
Fuente: eldiario.es | 31 de mayo de 2020
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