La forma de hacer fuego que hubo en la Canarias prehispánica
Momias en el Museo Arqueológico de TenerifeEl arqueólogo José Juan Jiménez buscaba la respuesta a ambas preguntas y la halló entre los objetos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife: piezas longitudinales de madera con huellas circulares de pequeño tamaño que muestran evidencias de frotación y combustión. Se trata de un centro perfecto para visitar en familia tras el periodo de cierre del turismo de las islas por el coronavirus.
El conservador del Arqueológico explica que habitualmente las investigaciones sobre los primeros habitantes no se han ocupado mucho de "este asunto, que es cotidiano pero muy importante y necesario para la supervivencia de cualquier sociedad". Los investigadores han dilucidado fehacientemente cómo se trabajaba la madera, la piedra o el hueso, pero ¿cómo hacían para encender el hogar, guisar los alimentos, cocer la cerámica o iluminarse en la oscuridad? se preguntaba José Juan Jiménez (izquierda).
Las incógnitas sobre el fuego y su potencial logístico y energético le llevan a combinar una propuesta divulgativa basada en cruzar los datos de la arqueología y los provenientes de la etnohistoria: los objetos arqueológicos y los testimonios escritos aportados por los primeros cronistas e historiadores de Canarias. Su propuesta también trata de explicar e interpretar los objetos arqueológicos depositados en los museos, los cuales confirman que los primeros pobladores de Tenerife lograban sacar fuego mediante un proceso de frotación practicado con un palo alargado que situaban sobre una base de madera.
Según las fuentes etnohistóricas, los guanches "sacaban fuego con dos palitos, uno recio y con punta y el otro de madera floja en el cual hacían un hoyuelo y con el otro en ambas manos abiertas lo torcían muy aprisa y hacía primero humo hasta que prendía el fuego". Los hallazgos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife muestran una pieza de madera de 75'5 centímetros de largo por 9'4 de ancho procedente de los Asientos de Pedro Méndez, en La Orotava, que presenta una acanaladura longitudinal labrada acompañada de otra cilíndrica con señales de haber estado quemada en uno de sus extremos, debido a un antiguo proceso de fricción.
Útil para hacer fuego. Museo Arqueológico de Tenerife.
Luego, añadían más hierba seca hasta que comenzaba a percibirse un poco de humo y luego unas brazas tenues. Entonces se soplaba cuidadosamente para avivarlas hasta que prendía una llama que, con cuidado, promovía un fuego vivo incrementado con fragmentos secos de arbustos y trozos de madera.
"Es un sistema universal de lograr el fuego que nos vincula a la humanidad en su producción energética primigenia", señala el arqueólogo. La escasez de piezas que hayan podido ser utilizadas por los antiguos habitantes para producir fuego puede deberse a que se confeccionaban con materiales perecederos y a que -quizás- cuando fueron descubiertas no se les concedió importancia debido a la sencillez de su aspecto. En otras ocasiones desaparecieron porque, tras su uso también se echaban al hogar y se convertían en cenizas, dado que se utilizaban fragmentos de maderas isleñas que podían recolectarse con facilidad, como palo blanco, barbuzano y escobón.
Fuente: eleconomista.es | 1 de junio de 2020
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