Un software saca a la luz dibujos ocultos desde la Prehistoria en el Campo de Gibraltar (Cádiz)

La cierva seminaturalista y los trazos esquemáticos descubiertos por Hugo Mira y Salvador Escalona en la cueva de Las Palomas, en Facinas (Tarifa).

En 1916, el francés Henri Breuil y el inglés Miles Burkitt descubrieron al noreste de Facinas, en Tarifa, cuatro cuevas en cuyas paredes aparecieron frente a sus ojos figuras humanas, ciervos, aves y caballos, como si se tratara de un museo del Prado del Arte Sureño impreso en la roca desde la Prehistoria. El hallazgo lo recogieron en Rock paintings of Southern Andalusia. A Description of a neolithic and copper age Art Group, editado por la Universidad de Oxford en 1929. Entre todas las representaciones destaca una cabeza de caballo de la época Paleolítica, es decir, de hace 20.000 años.

Los dibujos fueron multiplicándose con el tiempo a través de la investigación de otros expertos como Uwe y Uta Topper 60 años más tarde. Cabría pensar que el yacimiento estaba ya completamente analizado y registrado, después de que tantos ojos hubieran escudriñado todos sus rincones. Pero no es así. Gracias a las nuevas tecnologías de fotografía, los algecireños Hugo Alberto Mira y Salvador Escalona han sacado a la luz en las últimas semanas varios motivos que no se conocían porque no se habían visto: dos figuras de posible origen Paleolítico, junto a una seminaturalista de un cérvido y otra esquemática. Los abrigos de Las Palomas esconden todavía algunas sorpresas.
En el estudio del arte rupestre se ha generalizado, desde el desarrollo de la fotografía digital, el uso de nuevas tecnologías tanto para la conservación de los yacimientos, amenazados por la erosión, como para el registro de pictografías que el paso del tiempo han hecho invisibles para el ojo humano. En el caso del escáner 3D, mediante el empleo de un rayo láser, se puede generar una nube de puntos para reproducir virtualmente, de forma precisa, todo el abrigo, así como su aspecto visual, mediante la incorporación de cámaras, preservando el yacimiento para futuras generaciones y facilitando su acceso a investigadores. Además, las fotografías de alta resolución permiten detectar marcas dejadas por las herramientas con que se realizaron las pinturas, así como profundizar en las imágenes por medio de software y aplicaciones como DStretch, que hacen visibles figuras que antes eran invisibles a simple vista.

Este sistema DStretch es una herramienta diseñada por el americano Jon Harman, concebida para el estudio del ámbito del arte rupestre con el fin de revelar posibles formas aparentemente no visibles en este tipo de yacimientos. Es decir, detecta lo que el ojo no puede y que va a resaltar ciertos colores para identificar formas que normalmente no pueden ser vistas. En el caso de las cuevas de Las Palomas, el pigmento rojo revela nuevos dibujos hasta ahora desconocidos. "Por allí han pasado los prehistoriadores más importantes de España y Europa y ninguno pudo verlos", explica Hugo Alberto Mira, quien consiguió que el prestigioso doctor Hipólito Collado Giraldo, director del proyecto Handpas, hablara con Harman para que le instalara el software en una cámara que lo permite. De este modo, el algecireño pudo ver a través del objetivo directamente lo que la piedra esconde. No necesita hacer la foto y luego aplicarle el tratamiento, lo que facilita mucho su trabajo.

Fotografía original (izquierda) junto a la misma imagen tras aplicársele el tratamiento digital. Se aprecia el dibujo del zoomorfo de grafía extraña.

Mira y Escalona ya fotografiaron en 2017 por casualidad en las cuevas de Las Palomas, en aquel caso en el abrigo 4, unas manos imperceptibles al ojo humano. Tras un exhaustivo trabajo fotográfico y un posterior análisis de las imágenes digitalmente, casi 18 meses después mediante DStretch apareció como por arte de magia la primera imagen en negativo. Fue entonces cuando contactaron con Hipólito Collado, que verificó un descubrimiento que se pudo corroborar tras una nueva visita al enclave en febrero de 2019 por un equipo multidisciplinar de diferentes universidades y comunidades autónomas encabezado, entre otros, por José Ramos Muñoz y Diego Salvador Fernández Sanchez.
Tras este gran hallazgo y con la idea fija de que este gran conjunto de las Palomas aún no estaba agotado e iba a seguir aportando al arte rupestre del extremo Sur en España magníficos paneles de diferentes cronologías, Mira y Escalona continuaron trabajando hasta que a principios de año sacaron a la luz nuevos motivos, con una cronología paleolítica, principalmente por su estilo y similitud de su trazado con otros motivos similares ya datados y enmarcados en este periodo. Estos dibujos se encuentran situados en el mismo panel Paleolítico ya conocido en la Cueva de Palomas I.
Después de aplicar el software digital Dstretch localizaron la figura de un caballo con morfología redondeada, "posiblemente una yegua preñada semiacéfala, pues solo después del tratamiento digital, se aprecian la cola, pata trasera, parte de la línea cérvicodorsal, el vientre muy abultado, plasmando el artista su posible estado de gestación y un solo trazo en parte de la cabeza", explican los descubridores. "Con una longitud aproximada de 55 cm, y casi inapreciable sin tratamiento fotográfico, la parte delantera está afectada por una capa de calcita que cubre la zona del cuello, cabeza y patas delanteras". Este motivo, es similar al grabado de la yegua y équidos en la Cueva del Moro (Cádiz), descubiertos por Lothar Berman, y también al caballo pintado en la Cueva de la Pileta (Málaga).

El otro motivo, que aparece a la derecha de la figura del caballo, está en muy mal estado de conservación. Se le han aplicado varios tratamientos digitales diferentes y aun así no se consigue definir exactamente a qué tipo de animal representa. Se puede intuir un perfil trazado que podría ser un prótomo (cabeza) de caballo o cierva. "Su longitud total es de 35 cm y está realizado con un trazo grueso. Podemos apreciar parte del cuello, cabeza y orejas en forma de V, muy similares a los prótomos de ciervas en la cueva de Covalanas (Cantabria)".

Los siguientes motivos están situados a la izquierda del panel principal Paleolítico de la cueva. En la parte derecha aparece una figura esquemática formada por barras con una longitud de unos 30 centímetros y un grosor variable que va de los 8 mm a los 20 mm. Junto a este dibujo esquemático hay una figura seminaturalista de una cierva, deteriorada en su parte delantera afectada por una capa de calcita.

En la parte superior, Mira y Escalona descubrieron una pintura que es un misterio por ahora indescifrable. "Es un motivo que nos ha descuadrado por completo, por no poder enmarcarlo en ningún tipo de estilo reconocible en arte rupestre, pues se mezcla una cabeza de caballo, cornamenta de un cérvido, y la representación de las cuatro patas con trazos finos. Después de varias consultas y tratar con el software de tratamiento digital, pensamos que puede ser una falsificación, aunque quién sabe, pues no encontramos otra explicación a esta figura. Es muy extraño puesto que no existe nada comparable en otra cueva", explican.

Los descubridores de las nuevas pinturas entienden que, "debido a la importancia que tiene dicho conjunto rupestre y más aún con los hallazgos de las últimas visitas -las manos en negativo ya verificadas, el nuevo caballo o yegua, la figura del prótomo de caballo o ciervo- este enclave se posiciona como uno de los más importantes de la provincia de Cádiz".

"Es necesario una pronta actuación sobre el mismo para definitivamente actualizar y catalogar todos estos nuevos descubrimientos y tomar las medidas necesarias para su protección y puesta en valor. Como ejemplo a seguir es el trabajo realizado en la Cueva del Moro (Tarifa) o de las Estrellas (Castellar de la Frontera)".

Fuente: europasur.es | 22 de marzo de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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