Revelan datos sobre la expansión humana procedente de la estepa rusa y su descendencia en las islas del Mediterráneo occidental
Cueva 127 de Formentera. / Dr. Edgard Camarós.
El mar Mediterráneo ha sido una ruta importante para las migraciones marítimas, así como para el comercio habitual durante la Prehistoria. Sin embargo, la historia genética de las islas mediterráneas no está bien documentada a pesar de los recientes avances en el estudio del ADN antiguo.
Ahora, un equipo internacional codirigido por investigadores de la Universidad de Viena, la Universidad de Harvard y la Universidad de Florencia, ha dado respuesta a algunas de las cuestiones pendientes gracias al estudio más ambicioso realizado hasta la fecha sobre la historia genética de las primeras poblaciones de Sicilia, Cerdeña, en Italia, y las Islas Baleares, en España, con datos obtenidos de 66 individuos, cuando hasta el momento sólo se había extraído información de cinco.
Los resultados revelan un patrón complejo de inmigración en África, Asia y Europa, que varió en las rutas y en los momentos que se han registrado para cada una de estas islas. Las investigadoras Beatriz Gamarra (IPHES, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y Marina Lozano (IPHES-URV), de la Unidad de Paleoantropología de este centro de investigación, han colaborado en el estudio.
Beatriz Gamarra, a la izquierda, junto con Marina Lozano, las dos investigadoras del IPHES que han participado en el estudio - Xosé Pedro Rodríguez/IPHES.
Beatriz Gamarra, ahora becaria posdoctoral Beatriu de Pinós en el IPHES, durante su período anterior en el University College de Dublin (UCD, Irlanda), preparó algunas de las muestras de hueso humano que luego fueron analizadas por los principales autores de esta investigación en laboratorios de ADN antiguo de la Universidad de Dublín (UCD), Universidad de Viena y Universidad de Harvard. Marina Lozano, investigadora del IPHES y profesora asociada de la URV, analizó los restos humanos de la Cueva 127 (Formentera) proporcionando las muestras de estos individuos y el contexto antropológico de este yacimiento.
En cuanto a la isla de Cerdeña se ha constatado que,a pesar de los contactos y el comercio con otras poblaciones mediterráneas, los antiguos sardos conservaron un perfil de descendencia neolítica en su mayoría local hasta el final de la Edad del Bronce. Sin embargo, durante la segunda mitad del III milenio a.C., uno de los individuos estudiados era de ascendencia completamente del norte de África.
Junto con dos ibéricos analizados en 2019, se puede afirmar que más del 1% de las personas estudiadas del sur de Europa de la Edad del Cobre y de la Edad del Bronce formaban parte de familias inmigrantes del norte de África.
Expansión y consolidación
Durante la expansión y consolidación de la Edad del Hierro, en época de las colonias griegas y fenicias, los individuos sardos estudiados a partir de ese período tenían poca, ascendencia, en el caso que existiese, de las poblaciones establecidas en tiempos más remotos.
Los resultados sobre Cerdeña son totalmente coherentes con los hallazgos de otro estudio sobre genética antigua de esta isla que publica hoy mismo la revista Nature Communication, bajo la codirección de John Novembre y Johannes Krause.
Migración desde la península ibérica documentada
Recuperan el ADN de los pobladores más antiguos de las islas Baleares
Los investigadores encontraron una gran proporción de ascendencia del norte de África en una de las personas estudiadas que vivieron en Cerdeña durante la segunda mitad del III milenio a.C.Hace unos 4.000 años, la llegada de poblaciones esteparias a la península ibérica provocó una oleada de cambios genéticos y sociales. Reemplazaron al 40 % de la población local y casi al 100 % de los linajes paternos.
Este conjunto de cambios pudo desembocar en el poblamiento de las islas Baleares. Así lo sugiere un amplio estudio genético internacional con participación del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), que ha revelado que los pobladores más antiguos de las Baleares descendían de pobladores ibéricos con patrimonio genético de pastores de Europa del este.
Los investigadores analizaron tres genomas de poblaciones que habitaron Mallorca, Menorca y Formentera durante la Edad del Bronce (2.200-900 a.C.), y otros 58 genomas de Sicilia y Cerdeña datados entre 5.000 a.C. y 1.000 d.C. De este modo, lograron reconstruir las secuencias genómicas más antiguas del Mediterráneo occidental. Los resultados se publican en la revista Nature Ecology and Evolution.
El trabajo, liderado por la Universidad de Harvard (EE UU), confirma la evidencia arqueológica de que en la Edad del Bronce hubo contactos entre la Europa continental, África y las poblaciones de las islas del Mediterráneo Occidental (las islas Baleares, Sicilia y Cerdeña).
“Las evidencias arqueológicas y genéticas coinciden en que la Edad de Bronce fue un periodo de intercambios culturales sin precedentes. Este estudio confirma que el Mediterráneo fue una primera autopista, un lugar de comunicación y mercadeo entre los pueblos bañados por sus aguas”, comenta Lalueza-Fox. “No hay que olvidar que las islas Baleares se pueden ver desde algunos puntos de la costa catalana, y quizás algunos mercaderes locales se sintieron tentados de explorar el territorio”, subraya.
Los tres genomas de individuos baleares recuperados se encontraron en Mallorca, en la Cova des Moro, de 4.300 años de antigüedad, siendo el individuo más antiguo encontrado en las Baleares; en Formentera y otro en Menorca (en la Naveta des Tudons, el monumento prehistórico más importante de las Baleares y uno de los edificios más antiguos de toda Europa).
Posibles contactos entre la península ibérica y Sicilia
Los investigadores también analizaron la información genética de 58 individuos que habitaron las islas de Sicilia y Cerdeña entre el 5.000 a.C. y el 1.000 d.C. La mutación del cromosoma Y, característica de Iberia en la Edad del Bronce, también se ha encontrado en una muestra de Sicilia de ese periodo, pero no en la isla de Cerdeña.Los resultados del análisis de las muestras recuperadas en Cerdeña, donde se desarrolló una cultura megalítica parecida a la talayótica de las islas Baleares, indican que ambas culturas no estaban conectadas, al menos desde el punto de vista genético.
“Podría ser que en realidad los pueblos descendientes de las estepas hubieran rebasado la península ibérica y hubieran llegado al norte de África, donde sin embargo no se detectan hoy en día. El análisis futuro de muestras de la Edad del Bronce de Marruecos, Túnez o Argelia podría aportar luz sobre esta hipótesis, y ayudaría a entender las evidencias que relacionan Iberia o las Baleares con Sicilia”, concluye Lalueza-Fox.
Fuente: agenciasinc.es | 24 de febrero de 2020
0 comentarios: