El entorno de Orce fue el ‘Silicon Valley’ de la Prehistoria

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Imagen de los esferoides hallados en el yacimiento de Orce. / Stefania Titton

La complejidad del comportamiento y el carácter vanguardista e innovador de los grupos humanos que habitaron Orce (Granada) y su entorno se confirma con un nuevo estudio enmarcado en el proyecto de investigación ProyectORCE que dirige el profesor Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada (UGR). En el yacimiento de Barranco León se halló el resto humano más antiguo del continente europeo, un individuo que perteneció a una población humana mucho más innovadora de lo que se pensaba.

Este nuevo trabajo, que publica esta semana la revista PLoSOne, revela que los habitantes de esta comarca granadina emplearon hace 1,4 millones de años técnicas innovadoras a la hora de fabricar sus útiles en piedra que no se volvieron a utilizar hasta 400.000 años después.

Dicho de otro modo: “Esta región puede ser considerada el ‘Silicon Valley’ de la Prehistoria, porque supuso un motor del progreso tecnológico en el que se desarrolló una tecnología visionaria, muy adelantada a su tiempo”, señalan los autores.

La investigación ha sido liderada por Stefania Titton, del Instituto Catalán de Paleocología Humana y Evolución Social (IPHES), y ha sido financiada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Foto: Stefania Titton junto Juan Manuel Jiménez Arenas analizando los esferoides hallados.

Orce, una caja de sorpresas continua

Los yacimientos arqueopaleontológicos de Orce no solo revelan, una vez más, el inmenso potencial patrimonial y científico que atesoran; también se demuestra que fueron vanguardia tecnológica durante la Prehistoria.

Siempre se ha considerado que en esos tiempos pretéritos, los más remotos de la Prehistoria europea (que comenzó hace 1,4 millones de años), la cultura material conocida (tecnología lítica tallada) se reducía a lascas de piedra con filo cortante. Se usaban para el procesamiento de los cadáveres de los animales de los cuales se alimentaban los humanos. Piedras más contundentes (percutores a la manera de martillos) se empleaban para tallar otras rocas y fracturar huesos de herbívoros y acceder a la médula ósea, rica en grasas y otras sustancias nutritivas que influyeron en el desarrollo del cerebro. A estas cajas de herramientas’ se las asocia a la cultura Olduvayense.

Se consideraba que solo en momentos más recientes florecieron determinados útiles en piedra tallada que presentan una fabricación y más cuidada y estandarizada. Es el caso de los denominados esferoides del Olduvayense Evolucionado (un millón de años de antigüedad) y los bifaces, o hachas de mano, típicos del Achelense (que emergen en Europa hace 800.000 años). El yacimiento de Orce demuestra que ya surgieron antes.

Raspador y lascas de raspador de gran formato experimental manufacturado a partir de piedra caliza de la región de Orce. Los detalles muestran las marcas localizadas sobre la pieza después de que se utilizara para trabajar tendones secos de un ciervo sobre yunque de piedra caliza. Foto: Stefania Titton.

Esferoides, las piedras futuristas de Orce
La publicación de PLoSOne se centra en los esferoides, un tipo especial de útil que, en nuestro continente, se encuentra en algunos conjuntos líticos del Olduvayense Evolucionado y, sobre todo, del Achelense. En Barranco León, en los albores del Olduvayense europeo, han aparecido siete de estos artefactos esféricos, lo que implica la emergencia de complejos esquemas operativos resultado de una configuración intencional.

“De esta manera, podemos considerar a los esferoides de Orce como a las famosas máquinas de Leonardo da Vinci, diseños emergidos de un intelecto visionario y privilegiado siglos antes de pudieran ser fabricadas. Pero al contrario de aquéllas, las piedras futuristas de Orce, se materializaron y han llegado hasta nuestros días”, destaca el director del ProyectORCE y coautor de la investigación, Juan Manuel Jiménez Arenas.

Foto: Investigadores en el yacimiento de Orce. / R.G.

De la piedra a la mente

Los esferoides denotan que los humanos de Orce poseían la capacidad de elaborar mapas mentales complejos. Elegían concienzudamente la materia prima en función del tipo de útil que buscaban, y lo que es más importante, desarrollaron rutinas de talla relativamente estandarizadas.

Esto indica, desde un punto de vista de las capacidades cognitivas, una idea preconcebida del producto final y, desde el de las capacidades motoras, una jerarquización de los gestos de talla. No se trata de útiles donde el azar juega un papel relevante. Los golpes para su consecución son precisos. Como hiciera Miguel Ángel en el Renacimiento, los humanos de Orce eliminaron lo que sobraba de los toscos cantos rodados.

Una de las técnicas utilizadas para caracterizar estos singulares útiles es localizar el lugar preciso donde se ha impactado, la dirección de los levantamientos de lascas y la relación entre estos levantamientos. Esta técnica es conocida como ‘dibujo diacrítico’. Otra es la reconstrucción virtual tridimensional de los esferoides para llevar a cabo medidas de alta precisión. Así, cada uno de los golpes fue ejecutado siguiendo un patrón estricto.

“Los yacimientos de Orce se consolidan como una zona arqueológica clave para entender el comportamiento de los humanos más antiguos del continente europeo. Esperemos dar la razón al novelista, arqueólogo y antropólogo canadiense Steve Erikson, quien afirmó que 'el futuro de Orce solo promete una cosa: sorpresas'. Como el Silicon Valley, pero en la Prehistoria”, concluye Jiménez Arenas.

Fuente: agenciasinc.es | 31 de enero de 2020

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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