El ‘supertrigo’ de hace 4.200 años que resistió la primera crisis climática de La Mancha

18:58 , 0 Comments

Semillas carbonizadas de trigo, de hace 4.200 años halladas en la Motilla del Retamar / Ana Mª Herranz


El equipo científico que investiga la Motilla del Retamar (Argamasilla de Alba) halla evidencias de la resiliencia desarrollada por los primeros pobladores del Alto Guadiana para adaptarse a un clima hostil

En torno al año 2.200 a.C. la Tierra padeció una de las crisis climáticas más graves de su larguísima historia y los humanos, que ya poblaban todo el planeta y practicaban la agricultura, tuvieron que cambiar su sistema de vida.

Es lo que pasó en La Mancha, en el entorno del río Guadiana, un territorio difícil desde la Prehistoria. De repente llegaron siglos de sequía extrema y frío, los ríos se secaron, la gente dejó de encontrar agua en los manantiales y se tuvieron que organizar de otra forma. Empieza la Edad del Bronce y con ella la jerarquización social en las “motillas”, asentamientos humanos diseñados para controlar el agua subterránea disponible y almacenar cereales durante los siglos de aridez.

Otro detalle de los restos vegetales hallados en la Motilla del Retamar / Ana María Herranz

Trigo de hace más de 4.000 años

Los científicos que investigan la Motilla del Retamar, construida aguas abajo de las Lagunas de Ruidera, en medio del cauce del río Guadiana en Argamasilla de Alba, acaban de hallar evidencias de la resiliencia desarrollada por esos hombres y mujeres para no perecer. “Esta semana hemos encontrado semillas carbonizadas, probablemente sean de un trigo que se adaptó a las condiciones de clima frío y seco, que se utilizaron para hacer pan. Calculamos que tienen más de 4.200 años”, explica el arqueólogo Luis Benítez de Lugo, director del equipo multidisplinar que investiga el cambio climático y social que vivió La Mancha a finales del III milenio antes de Cristo, en los restos de esta motilla.

Cambio climático astronómico, no humano

Los paralelismos con la actualidad son evidentes, la diferencia es que aquella crisis climática que hizo surgir las motillas por todo el territorio del Alto Guadiana, “se produjo por causas astronómicas, no humanas”, subraya Benítez de Lugo.
El arqueólogo de la Universidad Autónoma de Madrid y un equipo que cuenta con una restauradora, un técnico arqueólogo y expertos de disciplinas como la paleohidrología, además de personal del Instituto Geográfico y Minero han retomado las excavaciones en un yacimiento en el que no se intervenía desde los primeros años noventa.

El Ayuntamiento de Argamasilla de Alba quiere consolidar y hacer visitable este yacimiento arqueológico / Lanza

Un recurso turístico para Argamasilla de Alba

“La Motilla del Retamar es un recurso interesantísimo, incluido en el plan desarrollo turístico de Argamasilla de Alba como motor de descongestionamiento de Ruidera”. El proyecto que han iniciado los arqueólogos este año, con trabajo sobre el terreno en septiembre y octubre, es el primer paso de un plan que incluye además la consolidación y restauración, para musealizarla al modo de la Motilla del Azuer, en Daimiel.

¿Qué tiene de especial la Motilla del Retamar? Para empezar que está en medio del río Guadiana, en la zona de desembalse del pantano de Peñarroya, y era un sitio para almacenar grano, lo que evidencia que cuando se construyó el cauce estaba completamente seco, más que ahora.

Entender el río para entender las motillas

“No se puede entender una motilla sin entender el río, uno de los esfuerzos principales de este proyecto es entender el río. Hemos hecho sondeos hidrogeoarqueológicos fuera de la motilla para ver la dinámica del río, y dentro de ella limpieza de conejos, retama, y derrumbes”, comenta el arqueólogo.
Las semillas carbonizadas han aparecido mezcladas con fragmentos de vasijas, “en esa época conocían la arcilla, pero no el torno”. Los restos vegetales los ha recuperado el arqueólogo Edu Vera.

Sondeo hidrogeoarqueológico abierto en medio del cauce del río para conocer y estudiar la evolución / Lanza

Una pieza destinada a matar personas

“Pero no sólo hemos encontrado recipientes con semillas de cereales, también restos de la fauna consumida allí y otros objetos de la vida cotidiana, además de una pieza destinada exclusivamente a matar personas”, señala Benítez de Lugo.

La excavación arqueológica de este año, cofinanciada por la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento y un patrocinador privado, ha servido para constatar la gran cantidad de derrumbes y material arqueológico que se han perdido por los años de abandono.

Cementerios en las motillas

Dentro de los derrumbes también se ha localizado alguna tumba. Lo que más se conoce de las motillas es que eran espacios fortificados para guardar los bienes más preciados en ese momento, el agua y el grano, pero también se utilizaban como lugares de enterramiento.
“Las sociedades del tercer milenio a.C. estaban completamente sacralizadas. Todo se interpretaba con un sentido divino, lo que hacen estas gentes es monumentalizar el territorio. Sus muertos estaban en torno a los pozos. La gente ve esos túmulos y entiende que ahí hay muertos”, aclara el profesor de la UAM.

Inicio de la ganadería ovina en La Mancha

Las motillas, entendidas como una red de aguada, se relacionan también con el origen de la ganadería en La Mancha y las ovejas. “El mayor número de huesos de animales que hemos encontrado son de oveja. Se supone que existían estaciones para que abrevara el ganado a lo largo del río”.
Con estos hallazgos la prioridad ahora es vallar el yacimiento y dedicar los siguientes meses al trabajo de laboratorio y gabinete, para continuar en 2020 con la conservación y la investigación. “Los objetivos de la campaña se han cumplido bien”.


El arqueólogo Luis Benítez de Lugo, que dirige el proyecto, explicando sobre el terreno los trabajos arqueológicos de esta campaña / Lanza

Los pozos, un éxito de supervivencia

Según el proyecto ‘Cambio climático y social en La Mancha a finales del III milenio a.C’, del equipo de Benítez de Lugo, las motillas son yacimientos arqueológicos presentes en La Mancha, considerados como el ‘fósil director’, o referente principal, de la cultura más antigua (Calcolítico-Edad de Bronce) capaz de captar agua subterránea a nivel regional en Europa.

La construcción de estos pozos fue una exitosa solución que pervivió casi un milenio y formó parte principal de los procesos de cambio hacia una sociedad más compleja y jerarquizada en la que jugaron un papel principal los varones procedentes del oriente de Europa, que precisamente en ese momento -a finales del Calcolítico- reemplazaron casi por completo a los varones peninsulares.

Las excavaciones arqueológicas desarrolladas en varias de estas motillas, a lo largo de más de tres décadas, han revelado que son instalaciones en zonas llanas, de planta tendente al círculo, con doble o triple línea de muralla y, en ocasiones, con una torre central.

La Motilla del Azuer en las cercanías del río Azuer / J. Jurado

En varias motillas se identificó inicialmente una especie de patio interior, que ha resultado ser un pozo de grandes dimensiones para alcanzar el nivel freático con los medios y tecnología prehistóricos. Así se ha revelado en la excavación más profunda, de unos dieciocho...
Las motillas coexistieron en La Mancha con otro tipo de ocupaciones durante la Edad del Bronce, como los poblados en altura, campos de silos, cuevas o lugares sagrados astronómicamente como el Castillejo del Bonete, en Terrinches, en el que también investiga Benítez de Lugo.

Visita científica en el Castillejo del Bonete, Terrinches, relacionado con la cultura de las motillas, y el equipo de la Motilla del Retamar / Lanza

Visita de un grupo de científicos

En la recta final de la campaña 2019 han visitado los trabajos arqueológicos en la Motilla del Retamar Juan Antonio González y Concepción Fidalgo (catedráticos de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid); la doctora Isabel Martínez Navarrete (CSIC) y el prestigioso profesor Antonio Gilman (USA). En la investigación colaboran el hidrogeólogo Miguel Mejías (Instituto Geológico y Minero de España) y el paleohidrólogo y geomorfólogo fluvial Andrés Díez Herrero (IGME).

Además de financiación de Junta de Comunidades y Ayuntamiento de Argamasilla de Alba en la investigación de la cultura de las motillas colabora como patrocinador privado la empresa E2IN2, cuyo administrador único, Valentín de Torres Solanot, también ha verificado el avance de la campaña que finaliza el jueves.

Fuente: lanzadigital.com | 27 de octubre de 2019

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

0 comentarios: