Entrevista a María Martinón-Torres: «Confío en nuestra especie»
María Martinón-Torres, la única persona en España reconocida por la institución más antigua del mundo dedicada a la antropología por la trascendencia de sus estudiosHace unos años planteó una hipótesis al margen del modelo clásico de la evolución humana al considerar que los primeros europeos tuvieron su origen en Asia y no en África. María Martinón-Torres (Orense, 1974) rompió todos los esquemas. Hoy es noticia porque el Royal Anthropological Institute de Gran Bretaña e Irlanda (RAI) le ha concedido la Medalla Rivers Memorial por el «impacto crucial» de sus investigaciones. Al frente del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), asegura sentirse «muy honrada»
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- Después de todo lo que ha estudiado sobre la evolución del hombre, ¿qué ha sido lo más revelador?
- Que Asia tenía mucho que contar sobre la evolución humana. Parece que siempre ha tenido un papel secundario y ahora vemos que proporciona evidencias clave para reconstruir la historia principal. Hemos propuesto que los primeros europeos son probablemente descendientes de una población asiática, no africana. Y, ahí, los descubrimientos de Atapuerca han sido fundamentales.
- ¿Hemos tocado techo en esa evolución?
- En absoluto. Seguimos evolucionando, aunque probablemente la gran marca distintiva de nuestra especie es que la evolución cultural es más dramática incluso que la biológica. La tecnología ya es parte de nuestra anatomía: ordenadores, móviles, cuchillos. No sabríamos mantener nuestro estilo de vida sin esa cultura material.
- ¿Cómo una doctora en Medicina acaba estudiando muertos en lugar de vivos?
- En realidad, estudio vivos a partir de sus restos. Aunque el objeto de estudio principal sean los fósiles, mi interés es devolverlos a la vida, reconstruir su anatomía, su estilo de vida, sus inquietudes...
- ¿Y ese interés por las dentaduras de nuestros ancestros?
- Por ser la parte del registro fósil más rica en el tipo de información que puede aportar. Desde inferencias sobre la dieta de nuestros antepasados, a aspectos relacionados con el crecimiento y desarrollo, pasando por la identificación de las especies (taxonomía) y su relación con otras (filogenia).
- ¿Qué ha hallado en esos restos fósiles para que le hayan dado la Medalla Rivers Memorial?
- Se ve que el jurado ha destacado nuestro trabajo en China. Estudiar el registro fósil de este país ha sido algo así como abrir la Caja de Pandora. Ahora vemos que, más allá del Homo erectus, Asia fue probablemente el hogar de varias poblaciones que llegaron a intercambiar genes con nuestra especie, como los denisovanos, y es posible que algún otro grupo humano sin identificar. Hay que seguir investigando. La historia de Asia en el Pleistoceno era monocromática, ahora parece un arcoíris.
- ¿Cree que el hombre, empeñado en buscar vida inteligente, pero acostumbrado a dominar el planeta, podría convivir con otra especie en la Tierra?
- Lamentablemente, creo que nunca lo sabremos. Hubo un tiempo en que convivimos con otra especie inteligente; aquí, en la Tierra, no había que buscarla en las estrellas. Pero su destino ha sido la extinción. Sin embargo, no hace falta otra especie humana para probar nuestra capacidad de convivencia. Las noticias ponen en evidencia nuestros niveles de tolerancia hacia la diversidad.
Sin trampas
- ¿Se ha visto en alguna situación en la que haya pensado para sí misma: ¡Dios mío, qué poco hemos evolucionado!?- Diré que alguna vez, con algún comportamiento individual de algunas personas. Pero, en global, como especie, no creo que lo hayamos hecho mal. Eso sí, que nadie caiga en la trampa de pensar que estamos más evolucionados que una hormiga o un chimpancé. Cada uno tiene un nicho ecológico diferente, un papel que desempeñar en este planeta, y ninguno es superior o inferior.
- Y hablando de divinidades, ¿hay que tirar de religión y filosofía o la paleoantropología nos sacará de dudas sobre cómo hemos llegado hasta aquí?
- La preocupación sobre qué hacemos aquí, cómo hemos llegado y a dónde vamos no es exclusiva de los científicos. La filosofía, la religión y el arte son otras vías de exploración sobre el sentido de la vida, y todas ellas lícitas. Lo que hay que hacer es no mezclarlas, cada una tiene sus métodos.
- ¿Cuánto ha ayudado Atapuerca a explicar ese enigma?
- Precisamente Atapuerca recoge dos comportamientos aparentemente extremos sobre la naturaleza humana. Uno el canibalismo, en la Gran Dolina, con la especie Homo antecessor; y otro, en la Sima de los Huesos, posiblemente la primera acumulación antrópica de cadáveres y de carácter ritual. Esta evidencia nos lleva a reflexionar, sin duda, sobre nuestro lugar en este planeta.
- ¿Qué cree que pensarán los científicos dentro de 10.000 años sobre el hombre actual?
- Que, sorprendentemente, seguimos siendo los mismos. Apenas hemos cambiado en nuestra anatomía desde hace 200.000 años.
- ¿Sobreviviremos ese tiempo o con el deterioro que acusa el medio natural estamos condenados a extinguirnos como especie?
- Mi visión de la vida, en general, es positiva. Nuestra especie es muy buena creando problemas, pero también resolviéndolos. Confío en ella.
Estudios en Atapuerca. Está adscrita al equipo de Atapuerca desde 1998. Ha sido responsable del Grupo de Antropología Dental del centro entre 2007 y 2015, puesto que dejó para ser durante dos años profesora de investigación en la University College London (UCL). Hoy es catedrática honoraria de esta universidad y directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
Trabajo de divulgación. A las jornadas de puertas abiertas y conferencias, el CENIEH cuenta con la Campaña Ratoncito Pérez, para que los ciudadanos donen sus dientes de leche para su estudio y colaboren con la investigación.
Fuente: hoy.es| 2 de septiembre de 2019
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