Los neandertales de Cova Eirós (Lugo) comieron osos de las cavernas
Foto: Colmillo de oso, lasca y asta de rebeco hallados en Cova Eirós. USCHace entre 46.000 y 30.000 años, Cova Eirós sirvió de refugio a grupos nómadas de cazadores-recolectores de dos especies humanas diferentes. Los hombres neandertales y después los humanos modernos dejaron en esta cueva de Triacastela numerosas rastros que permiten reconstruir sus respectivos modos de vida.
Las diferencias y semejanzas entre las estrategias de supervivencia de unos y otros en un mismo territorio son analizadas en una tesis doctoral presentada recientemente en la Universidad de Santiago de Compostela por la arqueóloga Irene Valverde Tejedor (izquierda), integrante del equipo que investiga este yacimiento paleolítico desde el 2008 dentro del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño».
Diferencias en la dieta
Foto: Colgante del colmillo de zorro. | USC
En Cova Eirós, dice por otro lado Inés Valverde, también se han detectado diferencias entre los modos de alimentación de neandertales y Homo sapiens. «Los primeros se alimentaban preferentemente de unas pocas especies de herbívoros, como los ciervos, los corzos y los rebecos», apunta. «En los Homo sapiens se ve una dieta algo más variada en la que también entraban otras especies, como por ejemplo los bóvidos», agrega.
En cuanto a la alimentación de los neandertales, Valverde indica, por otra parte, que los investigadores han hallado indicios de consumo esporádico del extinto oso de las cavernas, una especie herbívora de mayor tamaño que el oso pardo. «Las marcas que quedaron en los huesos señalan que fueron procesados para servir como alimento», explica. No se trata de un caso excepcional, agrega, ya que en otros yacimientos de ese período se han descubierto evidencias de caza y consumo de osos y diversas especies de carnívoros. «En Cova Eirós no se encontraron indicios claros de que el oso de las cavernas fuese cazado, como podría ser un hueso partido o una marca de punta de flecha, así que también pudo ser aprovechado después de haber muerto de forma natural», puntualiza la arqueóloga. «Pero en otros yacimientos neandertales, como en Alemania, sí hay pruebas de que los osos fueron una presa de caza», añade.
Foto: Trabajos arqueológicos en Cova Eirós (Lugo).
Grupos nómadas con diferentes tipos de movilidad
Una diferencia entre las poblaciones de neandertales y de Homo sapiens de Cova Eirós, según Irene Valverde, consiste que los primeros parecen haberse desplazado por el territorio en menor medida que los primeros. «La fauna fósil del yacimiento no es toda local ni inmediata, lo que indica que los neandertales también se movían para buscar recursos, pero seguramente lo hacían con menos frecuencia y en áreas más reducidas», dice.Un aspecto de las excavaciones realizadas en Cova Eirós en la campaña arqueológica del 2018 ALBERTO LÓPEZ.
Refugio de humanos y animales
La tesis doctoral de Irene Valverde señala que las diferentes ocupaciones humanas en Cova Eirós se alternaron con etapas en las que la gruta permaneció abandonada y sirvió como cubil de diversas especies de animales. La arqueóloga indica que esto sucedió con más frecuencia en el Paleolítico Superior, cuando los neandertales ya habían desaparecido y el lugar era visitado por el Homo sapiens moderno. «Como las ocupaciones de esta especie fueron más cortas y esporádicas que las de los neandertales, los animales salvajes tuvieron muchas más ocasiones para usar la cueva como refugio cuando no se encontraban en ella los humanos», explica Valverde. A la izquierda, un colmillo de oso de la cavernas encontrado en las excavaciones que se llevaron a cabo en Cova Eirós en el 2018
Fuente: lavozdegalicia.es | 3 de julio de 2019
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