Un experimento del MIT ensaya con bloques de hormigón especiales la forma de construir estructuras megalíticas sin dificultad

¿Cómo se construyeron estructuras antiguas y gigantescas como Stonehenge, o las imponentes cabezas moái de la Isla de Pascua, en un tiempo en que las grúas y los camiones todavía estaban a cientos de años de ser una realidad? Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han dado una mayor credibilidad a las teorías de que los antiguos 'ingenieros' eran unos expertos en el arte del equilibrio y el apalancamiento con un nuevo experimento con el que se pueden edificar grandes estructuras de hormigón, de unas 25 toneladas de peso, moviéndolas simplemente a mano.
Matter Design (una compañía cofundada por Brandon Clifford, quien también es profesor asistente en el MIT) trabajó conjuntamente con la compañía CEMEX (especializada en materiales de construcción) para diseñar una serie de monolitos de hormigón de gran tamaño que podían ensamblarse como bloques de construcción con el fin de crear una estructura más gigante y funcional. A pesar de que cada pieza pesa muchas toneladas, y que son lo suficientemente resistentes como para durar cientos de años, tales bloques de hormigón presentan unas formas y características tan singulares que los hacen relativamente fáciles de mover incluso por una sola persona.


Hay un par de enfoques de diseño en el trabajo realizado al respecto. Los bloques, que también se conocen como grandes unidades de mampostería, están hechos de hormigón con densidades variables para permitir un control más preciso sobre dónde termina el centro de gravedad del objeto, lo cual agrega mayor estabilidad y equilibrio. Además, aunque cada bloque gigante parece como si estuviera conformado de modo aleatorio (un blob), están diseñados con partes biseladas, bordes redondeados, puntos de pivote, palancas y encajes, estratégicamente colocados. Los bloques resultantes, si bien son todavía muy pesados como para que una persona pueda levantarlos, sí se pueden balancear, girar, inclinar y mover, e incluso hacerlos rodar de una ubicación a otra con una facilidad y precisión notables.


Así que sí, la idea de que las estatuas moái, de unas 82 toneladas de peso, se balanceaban y movían a través de la Isla de Pascua hasta sus lugares de ubicación final no es inverosímil. Pero este experimento no hace más que solo probar una hipótesis. Dados los avances en impresión 3D, especialmente a escalas grandes, este diseño de bloques podría usarse para construir estructuras permanentes y duraderas en lugares donde un camión o una grúa elevada fueran imposibles de utilizar o tuvieran un coste excesivo.


En lugares donde las inundaciones son una amenaza, o los niveles de agua ya están aumentando, los residentes locales podrían ensamblar fácilmente muros de hormigón de este tipo. Incluso sería posible construir barricadas pesadas e impenetrables que se podrían trasladar rápidamente hacia cualquier lugar donde una amenazas fuera inminente y no hubiera tiempo para levantar una estructura más elaborada. Es posible, igualmente, que algún día alguien ensamble su casa como si fuera juego de LEGO utilizando piezas de hormigón gigantes. Sólo haría falta poner una o dos alfombras en el suelo y los muros de hormigón no parecerían tan fríos.


Fuente: gizmodo.com | 17 de abril de 2019

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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