Rastreando a los supervivientes de la erupción del Vesubio en el 79 d.C.
Escenografía de Alessandro Sanquirico que representa la erupción del Vesubio, la escena culminante de la ópera de Giovanni Pacini, "L'ultimo giorno di Pompei", la cual se estrenó en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1825. WIKIMEDIA COMMONS / PUBLIC DOMAIN.Los moldes de yeso de los romanos que murieron cuando el volcán Vesubio entró en erupción en el 79 d.C. son internacionalmente famosos, pero los investigadores han sabido durante mucho tiempo que hubo más personas que escaparon a la destrucción provocada por dicha erupción en la bahía de Nápoles que las que murieron asfixiadas por ella. Nuevas evidencias procedentes de inscripciones epigráficas proporciona pistas sobre dónde se asentaron estos supervivientes.
En un próximo artículo de acceso abierto en la revista Analecta Romana, el arqueólogo e historiador Steven L. Tuck (izquierda), de la Universidad de Miami, explica cómo la creación de una base de datos de apellidos romanos, elaborada por él mismo, le ha llevado a comparar registros de Pompeya y Herculano con registros de otras partes de Italia que no se vieron afectadas por el poder destructivo del Vesubio.
El objetivo del profesor Tuck al hacer este trabajo no consiste solo en identificar a los supervivientes de la catástrofe del Vesubio, sino también "obtener conclusiones sobre quiénes sobrevivieron a la erupción, adónde se trasladaron, por qué fueron a ciertas comunidades y qué nos dice esta información sobre cómo funcionaba social, económica y políticamente, el antiguo mundo romano".
Para encontrar a los supervivientes, el profesor Tuck tuvo que investigar inscripciones en edificios públicos y lápidas de tumbas, dado que los registros históricos solo enfatizan el daño físico de los desastres. Esto puede parecernos extraño hoy en día, ya que nuestros informes de noticias al respecto tienden a resaltar la pérdida de vidas humanas como el resultado principal de una catástrofe, pero en la época romana solo un puñado de relatos, como el realizado por Plinio el Joven sobre la muerte de su famoso tío, Plinio el Viejo, cerca Pompeya, reflejaban el coste humano de estos antiguos desastres naturales.
El profesor Tuck creó un método para identificar a los supervivientes basándose en varias líneas de evidencias, entre ellas aquellos apellidos que eran comunes en las ciudades cercanas al Vesubio y que aparecen en otros lugares después del 79 d.C.; también utilizó inscripciones específicas que mencionan el origen de una persona en Pompeya o indican que nacieron en otro lugar, así como artefactos u objetos de culto característicos de Pompeya o Herculano que se encontraron en otros lugares después de la erupción; y las nuevas infraestructuras públicas que pudieron haber sido construidas para dar cabida a al conjunto de refugiados.
"Busqué nombres en Pompeya que fueran prominentes en los últimos años de la ciudad, así como inscripciones que estuvieran lo más cerca posible después del año 80 d.C. en las 'comunidades de refugiados' de otras partes de Italia", explica Tuck. Como ejemplo, hay seis personas de la familia Caninia que son conocidas por inscripciones del siglo II d.C. en Neapolis (Nápoles moderna). Ese apellido aparece antes en la ciudad de Herculano, pero esencialmente en ninguna otra parte, lo que indica que la familia se mudó debido al Vesubio.
«La destrucción de Pompeya y Herculano», de John Martin (1822) - Tate Gallery, Londres
Sin embargo, el profesor Tuck hace una conexión aún más fuerte de un miembro particular de esta familia: Marcus Caninius Botrio, cuyo nombre está grabado en el 'Álbum de Herculano'. "Es probable que Botrio sea la mejor evidencia de que un individuo específico de Herculano sobrevivió y se reasentó en Neapolis como refugiado, y luego moriría allí tal como lo atestigua la inscripción de su tumba".
Otro ejemplo que presenta el profesor Tuck proviene de la provincia romana de Dacia, un área del Imperio constituida en la actualidad por Rumania y Moldavia. En una lápida sepulcral que data del año 87 d.C., una inscripción alude a un tal Cornelius Fuscus, el cual fue ciudadano de Pompeya, vivió en Neapolis, y estuvo destinado en Dacia como prefecto pretoriano al mando de cinco legiones en la guerra de Domiciano. "'Fuscus' parece haberse trasladado desde Pompeya a Neapolis después de la erupción", concluye Tuck.
Aunque la mayoría de las inscripciones que que nos han llegado hasta el día de hoy hacen referencia a hombres, puesto que eran los líderes de la sociedad patriarcal romana, el profesor Tuck encontró un ejemplo en Nápoles de una mujer llamada Vettia Sabina, cuyo esposo erigió su lápida a finales del siglo I d.C. "Esa inscripción contenía el término 'HAVE' en lenguaje Osco, el único uso que se ha encontrado en Neapolis, mientras que es empleado repetidamente en Pompeya en inscripciones y grafitis", señala Tuck. "Ave" es la palabra latina para "saludo" o "despedida", y es familiar para los católicos en oraciones y canciones como 'Ave María'. Pero el término HAVE refleja la influencia del lenguaje llamado Osco, que era similar al latín y se hablaba en el sur de Italia hasta el siglo I d.C.
El mosaico 'HAVE', una especie de antigua "alfombra de bienvenida" fuera de la Casa del Fauno, en Pompeya. 'HAVE' es una variante ortográfica de AVE.
La combinación de historia y arqueología llevada a cabo por el profesor Tuck ha producido evidencias sólidas de que es posible rastrear a los supervivientes del Vesubio. Él ha encontrado que muchos de ellos se asentaron en el lado norte de la bahía de Nápoles, que las familias tendieron a moverse juntas, y que, posteriormente, sus miembros se casaron dentro de la comunidad de refugiados.
"Estas personas probablemente representan a aquellas que huyeron ante la primera manifestación de la erupción volcánica, o bien a aquellas que estaban lejos de las ciudades cuando se produjo la erupción", indica Tuck.
En cualquier caso, mientras que este método parece funcionar para identificar a ciudadanos razonablemente ricos, el profesor Tuck advierte de que es limitado, pues no puede ayudar a descubrir a ciudadanos no romanos, esclavos o migrantes que escaparon de la erupción del Vesubio.
Los moldes de los cuerpos hallados en Pompeya presentan lo que se conoce como 'cadaveric spasm', una postura adoptada cuando la muerte es instantánea. Foto: Stefano Torrione/Gtres.
Finalmente, al profesor Tuck le parece también importante tener en cuenta la reacción del gobierno romano ante la catástrofe del Vesubio. Mientras que en los Estados Unidos actuales, nuestros gobernadores o presidentes declaran inmediatamente el estado de emergencia y trabajan para ayudar a las personas afectadas por un desastre natural, el gobierno romano no reaccionó debidamente hasta después de que los afectados fueron reasentados. Es decir, una vez que los refugiados se mudaron, el emperador destinó dinero para construir nuevas infraestructuras en comunidades como Nápoles y Pozzuoli, a fin de acomodar tal afluencia de personas desplazadas.
"Las evidencias presentadas dejan claro que ahora podemos responder a las preguntas sobre si alguien sobrevivió a la erupción del Vesubio en Pompeya y Herculano y dónde se reasentó", concluye Tuck. "Sin embargo, la cantidad de aquellos que sobrevivieron es una pregunta que no se puede responder con certeza; los datos simplemente no son lo suficientemente buenos como para permitir un recuento preciso".
No obstante, el trabajo de Tuck, combinado con las evidencias bioarqueológicas de los esqueletos de las personas atrapadas por la erupción del Vesubio, así como las pruebas bioquímicas obtenidas en forma de isótopos, junto con el análisis de ADN antiguo, allana el camino para una comprensión más completa sobre las consecuencias de este desastre natural que sufrió el pueblo romano.
Fuente: forbes.com | 19 de febrero de 2019
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