Descubren yacimientos arqueológicos rituales de bimbapes en El Hierro

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El investigador en Arqueología, Etnografía, y Museografía, Sixto Sánchez Perera (izquierda), celebra el reciente hallazgo de un nuevo yacimiento localizado por un vecino en el Valle de El Golfo situado en El Hierro, que “potencia a nivel arqueológico la evidencia de la participación de los aborígenes de esta isla en ceremonias rituales que podrían estar asociadas a bendecir los espacios habitacionales”.

El hallazgo refrenda los descubrimientos realizados por el Equipo de Arqueocanaria con el que Sánchez trabajó en 2010, cuando encontraron por primera vez para la prehistoria de El Hierro, en una excavación en las Laderas de Afotasa, sitas en el municipio de Valverde, una prueba material consistente en “un agujero asociado a unos canalillos labrados en una roca, así como otras acanaladuras –de mayor tamaño- en rocas desprendidas de la cornisa de un gran solapón, presumiblemente, en relación con los hallazgos citados, que verificarían las costumbres rituales de los bimbapes o aborígenes herreños que aparecen en fuentes escritas antiguas”, según explica a OKDIARIO.



Sixto Sánchez señala la importancia de estos hallazgos realizados con Arqueocanaria en El Hierro, “descubrimientos que se vieron interrumpidos cuando acabaron las partidas presupuestarias y la crisis económica sacudió al Archipiélago canario”, pero subraya que “es necesario una investigación más pormenorizada, una planimetría más exhaustiva, sin decartar más canalillos de carácter ritual similares en tierras herreñas”.

Este investigador recuerda la Inspección Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de El Hierro, al recibir la notificación en 2018 del vecino Alfonso Quintero apuntandoa un posible “almogaren”, vestigio que carece de vocablo herreño específico para designarlo, al ser propio de Gran Canaria en relación a templos o lugares ceremoniales aborígenes. Este último hallazgo casual de Quintero de restos arqueológicos de origen bimbape reabre el interés por la investigación.

“Este descubrimiento pone en evidencia que los 'bimbapes', término reivindicado para nombrar a los aborígenes herreños para diferenciarlos de los “bimbaches” vinculados a los aborígenes de Tenerife, denominados 'guanches', podrían realizar ofrendas o ceremonias para bendecir las viviendas como un rito fundacional de asentamiento utilizando estos orificios, cazoletas, o canales por los que vertían leche de cabra, e incluso se situaban en lugares con una especial visibilidad paisajística o en sitios más ocultos según los hallazgos encontrados”, matiza Sánchez e indica que “agradece a Quintero esta nueva prueba arqueológica, que da luz a las investigaciones que realizamos en 2010, pues podría llevar a encontrar o situar algún almogaren, tal como ha sucedido en Gran Canaria”.

Un vecino y el hallazgo aborigen

En marzo de 2018, Alfonso Quintero León da parte de un vestigio arqueológico en La Frontera que podría relacionarse con un almogaren y se persona en el lugar una Inspección Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de El Hierro a solicitud de este vecino herreño. Sixto Sánchez asegura que está en contacto con el consejero insular de Cultura, Pedro García Zamora, por la importancia de estos descubrimientos, y "solicita todo el apoyo a las instituciones para proseguir con las excavaciones”.

Quintero hacía alusión a la palabra almogarenera utilizada por los aborígenes de la antigua Tamoran -Gran Canaria- para referirse a un recinto, lugar de reunión o santuario donde se realizaban rituales de rogativa en los que intervenía el vertido de líquidos como la leche. Posteriormente, el arqueológo Sánchez se desplazó al lugar donde se encontraba el primero de los hallazgos, todos ellos localizados en las medianías del Valle de El Golfo en La Frontera.

En esta inspección se encontraron con una composición del terreno que presentaba un afloramiento de toba volcánica de color rojizo y de proporciones considerables, ubicado en un lugar provisto de una amplia visibilidad del entorno. “En su superficie se distinguían una serie de orificios y canales que parecen coincidir con las características que definen el término genérico utilizado para determinar lo que se consideraba un almogaren, es decir, un lugar con presencia de hoyos de diferentes tamaños excavados en el suelo, que pueden o no comunicarse entre sí por medio de acanaladuras realizadas para tal fin, y cuya funcionalidad está relacionada con la celebración de rituales”, analiza Sánchez basándose en que a este tipo de evidencias arqueológicas, en la actualidad, se les denomina cazoletas, canales y canalillos.

Un segundo hallazgo también coincide con la presencia de una gran roca en la que predomina el material de toba rojiza que alterna con el basalto de color grisáceo, donde solo pudieron apreciar que “sobre la zona de la toba destacaba una acanaladura que serpentea en dirección descendente, alternando en su recorrido con el escalonamiento natural que proporcionan los salientes de roca basáltica, hasta finalizar en una pequeña oquedad excavada en la toba”.



Finalmente, a relativa distancia de esta evidencia se localizó un tercer vestigio, consistente en una roca de basalto que se encuentra aislada al borde del letime o terminación de un terreno que linda con un precipicio, desde el que se obtiene una amplia panorámica del Valle de El Golfo. Sixto Sánchez recalca en su estudio que “la cara superior de esta roca presenta dos orificios: una concavidad de forma de tendencia oval y otra rectangular, que parece conectar con la anterior a través de una pequeña acanaladura”.



Habría que destacar el hecho de su proximidad a un camino tradicional de acceso al Valle y de que en la toponimia el lugar figura bajo la denominación de “Piedra el Rey”.

La presencia de rocas singulares, denominadas “Piedras Santas”, es una realidad que en El Hierro ha perdurado hasta nuestros días. Son piedras que, por lo general, se localizan asociadas a caminos desempeñando una función de referencia simbólica, como es el caso de la “Piedra del Regidor”, “Piedra de Binto” o las “Dos Hermanas”, que jalonan parte del Camino de La Virgen en su recorrido desde La Dehesa a Valverde.

Excavaciones de Arqueocanaria

Durante la excavación arqueológica del yacimiento habitacional de las Laderas de Afotasa en la localidad de Valverde realizada por el equipo de Arqueocanaria con la participación de Sixto Sánchez en 2010 se localizaron tres agujeros; el primero relacionado a unos canalillos labrados en una roca y otras acanaladuras en rocas desprendidas de la cornisa, y los otros dos agujeros realizados en el sustrato original del terreno, sepultados bajo la acumulación de sedimentos arqueológicos resultantes de la ocupación humana del lugar.

“Estos tres agujeros, situados en contextos diferentes dentro del mismo yacimiento, y a una relativa distancia entre sí, presentaban unas características similares en cuanto a forma y dimensiones: los tres son cilíndricos, con diámetro de apertura de entre 10 y 15 centímetros y profundidad de 20-25 centímetros; datos con una cierta coincidencia que nos situaría ante un posible origen común en relación con el momento de la ocupación del territorio y su destino como lugar de asentamiento habitacional bimbape”, relata el arqueólogo.

La localización de estos tres agujeros se asocia, el primero de ellos, a un lugar de tránsito o vereda que discurre por la zona alta del yacimiento, en la cima de la ladera, desde donde se tiene una amplia visión del territorio circundante. El segundo, se relaciona con un espacio dedicado al vertido de desechos de alimentos, objetos manufacturados como restos de industria lítica, fragmentos cerámicos… Objetos todos ellos que mostraban cierta selección y disposición en lo que sería el primer depósito de vertidos en relación directa con el nivel donde se localiza el agujero referido. El último de estos agujeros, unido a un pequeño canalillo, está asociado a un recinto acondicionado para la práctica de fuegos domésticos de transformación y consumo de alimentos.

Sánchez relaciona estos indicios de posibles rituales y ofrendas con lo que se ha venido a interpretar como actos de fundación que legitiman la funcionalidad de un espacio, que ya fueron detectados en varios yacimientos sepulcrales de la isla, como es el caso de la Necrópolis de Montaña La Lajura (1998) y Letime de la Playa del Pozo (1999), ambos en el municipio de El Pinar. También sostiene que “este tipo de prácticas también se vienen documentando en espacios domésticos como podría ser el del yacimiento de reciente descubrimiento por Quintero”.

“En el caso de que nuestras suposiciones sobre el carácter ritual de estos agujeros fuesen ciertas, estaríamos ante lo que en otros contextos arqueológicos insulares se conoce como cazoletas, canales y canalillos; evidencias que se interpretan como yacimientos de carácter cultual, que supondría encontrarnos ante una práctica cultural desconocida hasta el momento para la prehistoria de El Hierro”, avanza el investigador que seguía la pista de otras evidencias de similares características en la isla a través de referencias orales que “citaban la presencia de posibles restos en un entorno no muy alejado del yacimiento de Afotasa, sin conocer su localización exacta, hasta que llegaron estos nuevos datos”.

Estudios similares desde 1947

Un ejemplo de roca con características similares y asociada a la prehistoria de El Hierro lo encontramos denominado por el jefe de estudios arqueológicos, J. Álvarez Delgado, en 1947, Betilo antropomorfo del Alto de Malpaso. Se trata de una piedra que representa, de manera muy tosca, el aspecto de una cara humana. Una piedra que por su forma, tamaño y calidad se interpreta como seleccionada y llevada al lugar a propósito con una finalidad religiosa o cultual, aunque “lamentablemente este vestigio parece haber desaparecido”, apunta Sánchez, que destaca otra similitud en la Estela de la Laguna Grande de Garajonay, en La Gomera. “Este elemento consiste en un bloque de basalto que presenta múltiples orificios en varias de sus caras, que plantean dudas sobre su manera de ejecución y cronología, poniendo en entredicho su filiación aborigen”.



“Con posterioridad, nuestro informante, Alfonso Quintero, comunicó a la Inspección de Patrimonio Histórico otro hallazgo casual de un nuevo yacimiento localizado también en el Valle de El Golfo, que presenta las mismas características de los anteriores vestigios, un afloramiento rocoso se distingue la presencia de al menos una decena de orificios excavados y comunicados entre sí por medio de acanaladuras”, recuerda el investigador que afirma “nos encontramos ante un nuevo vestigio que enriquece el repertorio de yacimientos de carácter cultual, desconocido hasta ahora en El Hierro y que probablemente, seguirán apareciendo en el futuro, para lo que seguiré contando con mis colaboradores José Espinel y Cirilo Leal”.

Fuente: okdiario.com | 31 de enero de 2019

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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