La historia de Alfaro (La Rioja) mana del Ninfeo

La limpieza de la exedra (nave principal del ninfeo) y su entorno facilita la visita del público. :: E.P.

Un tesoro más del legado romano alfareño vuelve a estar visible, y visitable, para todos los vecinos y turistas de la ciudad de las cigüeñas. Gracias a los trabajos del equipo contratado por el programa de Empleo del Gobierno de La Rioja, junto con el Ayuntamiento de Alfaro, el conjunto hidráulico del Ninfeo vuelve a surgir imponente a la orilla del río Alhama, libre de matorrales, hierbas y la suciedad que lo habían ocultado durante años.

Ya en la campaña arqueológica del 2011 el equipo excavador actuó sobre este conjunto, recuperándolo y mostrando su valor a los vecinos en unas divulgativas visitas guiadas. En las últimas dos semanas, y después de haber continuado el trabajo en los yacimientos de Graccurris iniciados por la empresa Qarq contratada por el Ayuntamiento, los dos arqueólogos y tres peones que el Ayuntamiento incorporó dentro del programa de Empleo han trabajado para limpiar y volver a liberar el esplendor de este conjunto.

El conjunto hidráulico del Ninfeo está formado por los restos de un puente y una presa romana además de, por supuesto, la propia fuente ritual conocida como el Ninfeo, por estar dedicada a las ninfas que la cultura pagana ubicaba en las aguas del Alhama.
Desde aquella campaña arqueológica del 2011, la maleza, la tierra y la suciedad habían vuelto a envolver el conjunto. Entonces, el visitante que descendía desde el puente de la avenida de Carretera hasta la orilla del Alhama apenas podía distinguir la riqueza de los restos. Con los trabajos de recuperación, vuelve a ser un tesoro del que los alfareños pueden presumir para contar su historia, heredada de celtíberos y romanos.

El imperio romano fundamentó su poder en las vías de comunicación. Derrumbado en el siglo XIX al entrar en desuso y mantenimiento por la construcción del actual puente de la travesía de la carretera N-232 o la avenida de Zaragoza, los restos del puente son una muestra más de la importancia que tuvo Graccurris en el mapa romano de la península. Además, la recuperación de la zona permite vislumbrar restos de la calzada romana original.

Otra clave del poderío romano fue el abastecimiento hidráulico. La ahí ubicada fue una de las presas que construyeron en Graccurris, junto a otras como la del Sotillo o la de La Estanca. Junto a estos restos, el mejor conservado es el Ninfeo, que todavía hoy mantiene el paso del agua y se erige en estos momentos como una de las riquezas patrimoniales alfareñas.

Fuente: larioja.com| 15 de enero de 2019

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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