La paleontología molecular da un paso de gigante
Recreación del rinoceronte del Pleistoceno Stephanorhinus etruscus. Fuente: ANANCUSHace un par de décadas empezamos a conocer resultados revolucionarios sobre la posibilidad de obtener ADN de restos fósiles. Así comenzó una carrera por obtener restos del genoma de fósiles humanos que llegaban hasta los 50.000 años de antigüedad. Los métodos de extracción y obtención de material genético mejoraron y pronto tuvimos noticias de datos muy fiables de la extracción de ADN mitocondrial y nuclear en ciertos fósiles de la especie Homo neanderthalensis. La paleogenética se empeñó entonces en reconstruir el genoma de los neandertales. Se decía hace unos años que el límite de resistencia del material genético no superaba los 100.000 años. Las previsiones se equivocaron. En 2013 y 2014 se dio a conocer la identificación de ADN mitocondrial y nuclear obtenido de los fósiles humanos de la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca. Así que la conservación dependía de las condiciones del yacimiento y no tanto del tiempo transcurrido. Los yacimientos de zonas tropicales eran demasiado calurosas y húmedas como para conservar el ADN durante mucho tiempo, mientras que el frío o ciertas condiciones de los yacimientos de zonas templadas podían preservar el material genético durante varios cientos de miles de años. Se conoció también el ADN de los denisovanos y pronto supimos que habíamos hibridado con los neandertales, dejando descendencia fértil.
Los dientes que han servido de referencia pertenecen nada menos que al yacimiento de Dmanisi (República de Georgia), donde se encuentran los restos humanos más antiguos de Eurasia, con una antigüedad bien demostrada de entre 1,85 y 1,76 millones de años. Los dientes son de la especie de rinoceronte encontrada en Dmanisi, posiblemente perteneciente a la especie ya extinguida Stephanorhinus etruscus. Y la identificación de las proteínas mencionadas ha permitido por primera vez llevar a cabo estimaciones sobre las relaciones filogenéticas de la especie de rinoceronte encontrado en Dmanisi. Quizá, el dato sobre los rinocerontes es lo que menos nos importa a quienes nos dedicamos al estudio de la evolución humana. Pero lo que tenemos por seguro es que la paleontología molecular esté dando un nuevo paso de gigante.
Fuente: quo.es | 22 de noviembre de 2018
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