Un estudio internacional sugiere la existencia de sociedades antiguas integradas en una economía global
Nathaniel Kitchel (izquierda), un ex estudiante de doctorado de la Universidad de Washington en Antropología, y Maureen Boyle, arqueóloga de la Universidad Estatal de Utah, excavan en las cuevas de las montañas Bighorn en 2017. Los elementos recopilados en este enclave se utilizaron como parte de la base de datos de radiocarbono empleada en el documento de investigación publicado en PNAS el pasado 17 de septiembre. Crédito: Robert KellyMediante la utilización del consumo de energía como medida, un equipo de científicos internacionales ha descubierto que las civilizaciones antiguas estaban involucradas en una globalización más acentuada de lo que se creía anteriormente, lo que sugiere que una economía global integrada no es nada nuevo y pudo haber beneficiado a las sociedades humanas durante siglos.
Esta investigación arqueológica es la primera de su tipo, porque en lugar de centrarse en regiones o culturas específicas, ha utilizado la datación mediante radiocarbono para examinar las sociedades humanas en una escala más amplia y a más largo plazo.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista PNAS por los autores Jacopo A. Baggio (izquierda), profesor asistente en el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Florida Central, Jacob Freeman (derecha), profesor asistente en departamento de Arqueología de la Universidad Estatal de Utah, y Erick Robinson, asistente de investigación postdoctoral en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming.
El equipo investigador constató que las sociedades a menudo experimentaban auges y quiebras simultáneamente, un proceso conocido como sincronía.
Para su estudio utilizaron la datación de radiocarbono y los registros históricos para medir el consumo de energía a lo largo de un período histórico que abarca desde hace unos 10.000 años a 400 años d.C., un marco temporal que abarca una gran parte de la actual era del Holoceno. En este sentido, cuanto mayor es el consumo de energía, más probable es que una sociedad tenga una población y una actividad política y económica en auge. Algunas de las áreas examinadas incluyeron el oeste de los Estados Unidos, las Islas Británicas, Australia y el norte de Chile.
Respecto a las dataciones mediante radiocarbono, éstas provinieron de artículos orgánicos, tales como semillas, huesos de animales y madera quemada, conservados en antiguos depósitos de basura. La datación mediante radiocarbono mide la desintegración radiactiva del átomo carbono-14 para hallar la antigüedad de la materia orgánica analizada.
Los resultados y el análisis de los investigadores sugieren que la existencia de una globalización temprana fue posible como una estrategia que las sociedades llevaron a cabo para crecer a través de la migración, el comercio y el conflicto con otras sociedades distantes, cuando la 'capacidad de carga' de tales sociedades comenzaba a sobredimensionarse.
El profesor Baggio, coautor del estudio, utilizó el consumo de energía como una forma de ver las civilizaciones.
Baggio, quien también es miembro del Centro Nacional de Investigación Costera Integral y del grupo de investigación del Sistema Costero Sustentable de la UCF, dijo que es especialmente importante estudiar la capacidad de recuperación (resiliencia) de las sociedades, es decir, la capacidad de reponerse de un desastre a largo plazo, y en tal sentido la datación mediante radiocarbono es una herramienta útil para esta evaluación.
"La resiliencia es intrínsecamente dinámica", dice Baggio. "En consecuencia, se vuelve muy difícil comprender la resiliencia de una sociedad en un corto espacio de tiempo. En el estudio publicado tenemos la oportunidad de observar estas tendencias más largas y ver realmente cómo las sociedades reaccionaron y se adaptaron, y cuáles fueron los auges y desplomes de las mismas. Ojalá este estudio pueda enseñar algunas lecciones que aprender en la sociedad moderna de hoy en día".
Baggio subraya que el ascenso y caída de las sociedades parece ser una parte inherente de la civilización.
"La información obtenida en el estudio se detiene en hace 400 años, y ha habido un gran cambio en el trránsito de las economías orgánicas a las economías de combustibles fósiles. Sin embargo, las tendencias similares de sincronización continúan aún más hoy en día, dadas las interdependencias de nuestras sociedades", añade Baggio.
Freeman dijo que el nuevo estudio sugiere que la existencia de un proceso de sociedades que crean conexiones y se vuelven interdependientes, conocido como globalización, también se desarrolló entre las sociedades humanas de hace milenios. "Si cada cultura fuera única, no esperaría ver ninguna sincronía, o armonía, en los registros humanos del consumo de energía", dijo Freeman.
Foto: Erick Robinson, investigador postdoctoral de la Universidad de Washington, recoge una muestra de radiocarbono de 1.000 años de antigüedad en el Monumento Nacional de los Dinosaurios en Utah.
Robinson, por su parte, insiste en que es importante mirar no solo las culturas en momentos específicos, sino también a largo plazo. "Debemos movernos hacia adelante y hacia atrás entre las diferentes escalas espaciales y temporales para poder entender la imagen completa", afirma. "Cuando tomamos una perspectiva más amplia, seguimos siendo interdependientes con los demás, sin importar nuestras diferencias culturales".
Sin embargo, aunque la interconexión tiene ventajas para las sociedades, también puede haber caídas, sostiene Robinson.
"Cuanto más estrechamente conectados e interdependientes nos volvemos, más vulnerables somos a una gran crisis social o ecológica en otro país", dijo. "Mientras más sincronizados estamos, cuanto más ponemos todos nuestros huevos en una sola canasta, menos nos adaptamos a los cambios imprevistos que se vienen encima. La crisis financiera de 2007 a 2008 es un buen ejemplo reciente", concluye Robinson.
Fuentes: Universidad Central de Florida | PHYS.ORG | 18 de septiembre de 2018
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