El ajuar funerario de 'La Reina Roja' es exhibido por primera vez en México

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Por primera vez en México, el Museo del Templo Mayor presentó el ajuar funerario casi completo de la señora Tz'ak-b'u Ahaw, consorte de Pakal, en la exposición La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, la cual fue inaugurada el pasado 27 de julio.

La muestra presenta la máscara de la Reina Roja hecha de malaquita, obsidiana, jadeíta y concha, así como la diadema, el collar, el pectoral y el tocado de este personaje emblemático de la cultura maya.


El hallazgo de estas piezas, de acuerdo con Patricia Ledesma Bouchan, directora del recinto, "Fue un hito en la historia de la arqueología mexicana, estuvo muchos años en restauración y lo que ahora presenta el Museo del Templo Mayor, por primera vez, es el ajuar casi completo con la nueva interpretación que hacen los arqueólogos y restauradores de cómo debió ser este ajuar funerario que llevaba una de las mujeres más importantes en la historia de Palenque”.

La directora del Museo del Templo Mayor explicó que el sarcófago de la 'Reina Roja' fue descubierto en el Edificio XIII a un lado del Templo de las Inscripciones que resguarda la tumba de Pakal, uno de los gobernantes más importantes de Palenque hace más de mil 300 años.
En dicho edificio, se encontró un gran sarcófago de piedra con los restos de una mujer cubierta por completo de cinabrio, un mineral rojo carmesí, que la cubría de pies a cabeza. Se trata de un material que sólo se utilizaba en pequeñas cantidades, por lo que al descubrirlo en un uso tan vasto, se nombró como la 'Reina Roja'.

Estudios determinaron que el cuerpo era de la famosa Tz’ak-b’u Ahaw, consorte de Pakal y madre de dos gobernantes de Palenque, quien falleció el 13 de noviembre de 672, cuando tenía entre 60 y 70 años.

El polvo rojizo que cubría los restos de la Reina Roja es conocido como cinabrio, un mineral tóxico compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos.

Aunque las piezas estaban deshechas, los arqueólogos y restauradores las han podido reconstruir para presentarlas al público, en esta ocasión a través de un maniquí con las medidas exactas de Tz’ak-b’u Ahaw.

La máscara funeraria está hecha de malaquita, una piedra verde que no es de la región, pero que es dúctil, lo que permitió a los artistas mayas delinear los rasgos de Tz’ak-b’u Ahaw y también se muestra una diadema doble.

La novedad de esta exposición es una nueva versión del tocado hecha por Constantino Armendáriz, muy diferente a la que se tenía en un principio, ya que se realizó de acuerdo a los registros epigráficos que se tienen de la Reina Roja y otros personajes encontrados en estelas.

La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, que desde el pasado 27 de julio ha recibido más de 12.000 visitantes, estará en exhibición hasta el 9 de septiembre en el Museo del Templo Mayor, tras lo cual regresará a Palenque para integrarse a la colección permanente que exhibe el Museo Arqueológico de ese sitio, junto con otras piezas que no viajaron a la Ciudad de México ya que se encuentran en restauración, como los brazaletes de manos y pies que tenía Tz’ak- b’u Ahaw.


Fuente: elfinanciero.com.mx. | 2 de agosto de 2018
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La fascinante historia de la Reina Roja, la aristócrata cuya tumba guardaba oscuros secretos de la civilización maya

Parecía la escena de un crimen: el cadáver de un niño degollado y de una mujer, a la que le sacaron el corazón, estaban tirados a los lados del sarcófago, tallado en una sola pieza de piedra, de 2,40 metros de largo por 1,18 de ancho.

En la tapa del sarcófago, encontraron un orificio por el que el arqueólogo Arnulfo González echó un vistazo y gritó: "¡Está llena de jade! ¡Es de alucine, de alucine, de alucine!".
Era la mañana del 1 de junio de 1994.

Foto: Reconstrucción de la tumba de la Reina Roja, sus ofrendas y sus sacrificados. CONSTANTINO ARMENDÁRIZ

Además de jade, los huesos, piedras y conchas de mar que había dentro estaban cubiertos por un polvo rojizo -cinabrio, un mineral compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos- que hizo que la mujer que había sido enterrada allí hacía 1.346 años, el 13 de noviembre del año 672 d.C., fuera llamada "la Reina Roja".

Sus restos han dado vueltas por Nueva York y Los Ángeles, en EE.UU.; Palenque, en México; y hasta Ontario, en Canadá. Pero ahora, 24 años después de su descubrimiento, el ajuar de esta reina maya se expone por primera vez en el Museo del Templo Mayor, en Ciudad de México, donde se podrá visitar hasta el 9 de septiembre.

Pero, ¿quién fue esta mujer y cómo la ciencia llegó a conocer su identidad? ¿Qué nos dice ella sobre el mundo maya?


Tz'ak-b'u Ajaw, la Reina Roja

El análisis de sus restos llevó a los investigadores a concluir que la Reina roja tuvo en vida 1,54 metros de estatura, murió con una edad entre los 50 y 60 años y tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los cánones de belleza mayas.

Con sus restos se pudo concluir que padeció de osteoporosis, que tuvo hijos y que sufrió de sinusitis crónica. Además, en su tibia izquierda encontraron un capullo de larva de avispa. Se cree que, al morir, se encontraba discapacitada.

Los altos niveles de estroncio en sus dientes les indicaron a los investigadores que no había nacido en la zona de Palenque. Los dientes, además, mostraron que sufrió de sarro, abscesos y caries, y que tuvo una dieta rica en carne, algo que demuestra que era una persona de alto rango.

En Palenque se estima que hay cerca de 1.500 edificios, de los cuales solo se ha excavado un 15%. "Hay arqueología allí para 100 años", dice el arqueólogo mexicano Arnoldo González. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES.

Una investigación policiaca

Sin embargo, no solo por sus dientes se supo que se trataba de una mujer de alto rango. La arqueóloga Fanny López Jiménez fue quien encontró la bóveda funeraria de la Reina Roja. En sus investigaciones, leyó una y otra vez los informes de los arqueólogos Alberto Ruz y Jorge Acosta, que habían hecho grandes hallazgos en el templo en las décadas de los años 50 y 70.
"No me explicaba cómo era posible que me hubieran dejado tal regalo, lo cual no me desagradó en lo más mínimo", escribió López en la revista Arqueología Mexicana.

Por el solo hecho de que su tumba fuera encontrada a un costado del Templo de las Inscripciones, cerca del río Usumacinta, en Chiapas, su alto rango ya era algo casi comprobado.

Ese templo fue construido para guardar los restos de Pakal el Grande, un hombre que vivió entre 603 d. C. y 683 d. C., fue rey desde los 12 años, inició una campaña militar que le dio gran renombre a Palenque e hizo que se registrara la historia de su pueblo en glifos. Sus restos fueron encontrados en 1949.

Máscara mortuoria de Pakal el Grande elaborada con 340 teselas de jadeíta, albita y cosmocolor de varias tonalidades.

Gracias a esas escrituras, Fanny pudo hacer una lista de quiénes eran las mujeres más importantes en la vida de Pakal: Yohl Ik Nal, su abuela, reina de Palenque; Sak Kuk, su madre, y Tzakbu Ajaw, su esposa.
Un análisis de ADN que hizo durante dos años el arqueólogo molecular Carney Matheson, de la Universidad de Lakehead, en Ontario, encontró que no había parentesco entre Pakal y la Reina Roja.

Así, fue posible descartar que alguno de los cadáveres fuera de la abuela o la madre de Pakal, señalando de manera directa a Tzakbu Ajaw, la esposa, como la Reina roja, quien fue madre de los dos hijos del rey: K'inich Kan Bahlam II, quien sucedió a su padre en el reinado, y K'inich K'an Joy Chitam II, rey de Palenque por nueve años.

Según el libro "La Reina roja: el secreto de los mayas en Palenque", de la periodista Adriana Malvido, los huesos de la mujer y el niño fueron analizados en Miami, en EE.UU., donde se concluyó que fueron sacrificados entre los años 620 d.C. y el 680 d.C., fechas que corresponden al tiempo en que la esposa de Pakal estaba viva.

Vera Tiesler, profesora de arqueología de la Universidad Autónoma de Yucatán, dijo en el documental "La Reina Roja: un misterio maya", del canal Discovery Channel, que si la ciencia encuentra en el futuro la tumba de alguno de ellos, se podrá arrojar más luz sobre la verdadera identidad de la Reina Roja.

El niño degollado y la mujer muerta
Los cadáveres encontrados a los lados del sarcófago de la Reina Roja también hablan de su identidad. Pero, ¿qué hacían estos cuerpos allí? Siempre se ha creído que los mayas de alto rango eran enterrados con sirvientes para acompañarlos en el más allá.

El complejo arqueológico de Palenque fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES.

Sin embargo, el arqueólogo mexicano Arnoldo González le contó a Discovery Channel que "estos cuerpos habían sido sacrificados para una aportación de sangre nueva, fresca, para el personaje y su renovación". Esta conclusión se desprende de lo sangrientas que fueron las circunstancias de sus muertes.
En el libro "Janaab' Pakal de Palenque" (izquierda), de Vera Tiesler y Andrea Cucina, se describe que el cadáver de la mujer y el niño estaban tirados en el piso a los lados del sarcófago de la tumba de la Reina Roja. "Ninguno de los cuerpos fue depositado cuidadosamente", dicen los autores.
La mujer, de entre 20 y 30 años, sufrió varias puñaladas en dos costillas, estaba tumbada boca abajo, con los brazos cruzados sobre la espalda: "Sus cuerpos fueron desechados […] Las múltiples marcas profundas y multidireccionales indican un complejo patrón de violencia".

Incluso, "se cree que el cuerpo de la mujer sufrió una separación del cuerpo en dos mitades o simplemente de una carnicería que formó parte de una mutilación ritual del cuerpo luego de la extracción del corazón".
El niño, por su parte, fue decapitado, como indica su tercera vértebra cervical, pues tenía una marca continua de corte horizontal, la cual "únicamente puede haberse logrado con un violento impacto sobre la nuca con un implemento cortante".

La humedad del lugar hizo imposible que los restos de la Reina roja regresaran al complejo arqueológico de Palenque. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES

Este violento hallazgo habla no solo de las creencias que los mayas tenían sobre la vida más allá de la muerte, sino de la existencia de una fuerte jerarquía social, donde personas de bajo rango eran sacrificados con fines rituales.

Por ejemplo, en la tumba de la Reina Roja solo se encontraron dos cadáveres, mientras que en la de Pakal se registraron restos de seis personas.

Expertos afirman que en los más de 1.500 edificios que existen en Palenque, solo se ha escavado algo más del 15%. Así que todavía faltan muchos secretos de los mayas por revelar.

Fuente:bbc.com | 30 de julio de 2018

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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