Un nuevo método de prueba sugiere que el bebé Anzick-1 tenía la misma antigüedad que los artefactos de Clovis que lo rodeaban
Un poste blanco a la izquierda de la base del acantilado marca el lugar donde se encontró la tumba de Anzick-1 hace medio siglo. (Crédito: PNAS)
Un equipo de investigadores de la Oxford University y de la Texas A & M University y Stafford Research LLC ha encontrado evidencias que refuerzan la teoría de que los restos esqueléticos de un bebé desenterrado en Montana (USA) son los del único entierro conocido de la cultura Clovis. En su artículo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el grupo describe la metodología empleada y los resultados hallados.
En 1968, trabajadores de una construcción encontraron los restos de un esqueleto infantil. Esos restos se conocían como Anzick-1 y se creía que representaban a un miembro de la cultura Clovis. Se cree que esta gente fue el primer grupo de personas que colonizó América del Norte. Investigaciones anteriores han sugerido que vivieron hace aproximadamente 13.000 a 12.600 años. Su nombre proviene de las distintivas puntas de silex que crearon, y denominadas estilo Clovis.
Conjunto de herramientas líticas de estilo Clovis.
En los años posteriores a la aparición de Anzick-1, los equipos de investigadores que estudiaron los restos encontraron resultados mixtos al realizar pruebas de datación. Algunos datos mostraron que los restos tenían casi la misma antigüedad que los artefactos Clovis hallados cercanos a la tumba, mientras que otros resultados señalaban que los restos óseos eran cientos de años más recientes. En este nuevo esfuerzo, los investigadores han tratado de resolver el problema de una vez por todas, utilizando nuevas y mejores técnicas de datación.
Dichas técnicas implicaron el uso de pretratamiento del colágeno encontrado en los restos óseos para eliminar su contaminación y extraer un único aminoácido datable mediante radiocarbono. Los investigadores informaron que todas sus pruebas mostraron que las cornamentas halladas cerca de la tumbay el cráneo de un segundo espécimen humano (Anzick-2) tenían más o menos la misma antigüedad, la cual era aproximadamente igual que la que habían demostrado en pruebas anteriores. Pero algunas de las pruebas mostraron que los restos de Anzick-1 eran aproximadamente 1000 años más jóvenes.
Lorena Becerra-Valdivia en la Unidad de Aceleradores de Radiocarbono de Oxford (ORAU), Universidad de Oxford, trabajando en el equipo (HPLC) que se utilizó para extraer hidroxiprolina de las muestras de hueso del sitio Anzick. Crédito: Eileen Jacob (Universidad de Oxford, Oxford).
Sin embargo, otro ensayo que el equipo realizó, llamado extracción HYP, mostró que el infante tenía aproximadamente la misma antigüedad que las cornamentas y Anzick-2.
Los investigadores sugieren que los distintos resultados de las otras pruebas, probablemente se debieron a problemas de contaminación. Sostienen que dado que la técnica HYP es la medición más precisa, sus resultados muestran que Anzick-1 tiene aproximadamente la misma antigüedad que los artefactos descubiertos en su entorno. En consecuencia, los resultados invitan a sugerir que el debate sobre la datación de los restos analizados debe considerarse resuelto.
Fuente: PHYS.ORG | 19 de junio de 2018
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