Los expertos, sobre el futuro del Templo de Debod: «Conservarlo al aire libre es francamente difícil»

Foto: Jesús Castillo, Arquitecto, especialista en intervención y conservación del patrimonio

Cuando el Templo de Debod fue cedido a España el 30 de abril de 1968 como compensación por «salvarlo» de ser anegado por las aguas de la presa de Asuán, el Gobierno egipcio permitió que se instalara en Madrid, al aire libre, como «solución provisional hasta que se dieran los medios técnicos para poder cubrirlo», y que siguiera la estela de los otros tres santuarios recuperados en la Campaña de Nubia.

Sin embargo, han pasado 50 años y el debate sigue abierto: ¿Es mejor cubrirlo para proteger sus milenarias losas del invierno madrileño, la contaminación y la acción humana; o es preferible mantenerlo a la intemperie, con restauraciones puntuales, para no modificar el bello efecto paisajístico que dibuja este monumento icónico?

Recreación del templo de Debod en 1819, tal como lo encontró François-Christian Gau. ESTUDIO PAR. Arqueología y Patrimonio Virtual.

Mucho se ha debatido sobre ello, pero ninguna propuesta se ha materializado en un proyecto tangible. Para encontrar las posibles soluciones técnicas que aúnen ambas sensibilidades, el Ayuntamiento de la capital convocó ayer la primera jornada con expertos de distintas disciplinas. El objetivo del Consistorio, según explicó a ABC la Directora General de Intervención en el Paisaje Urbano y Patrimonio Cultural del Ayuntamiento, Marisol Mena, «ver las alternativas que propone la ciencia y en el plazo de un año presentar los distintos planes concretos». «Estamos abiertos a todas las opciones, queremos dejar sobre la mesa la solución óptima para el templo, un plan que continúe el próximo gobierno», sostuvo.

Para sacar estas conclusiones, los expertos se basarán en los datos que arroja la monitorización de la temperatura, los niveles de CO2 y la humedad del templo. «Tenemos que interpretar esos datos que hemos extraído, pero podemos decir que no están en niveles alarmantes ni preocupantes», indica Mena. No obstante, adelanta que se va a instalar un sistema de gestión de las visitas «online» para regular la afluencia de público y que la renovación museográfica protegerá las inscripciones del interior del roce de los más de mil visitantes diarios.

No obstante, para la conservadora Cristina Cabello el paso del tiempo y la climatología adversa de Madrid son implacables con el monumento: «Conservar el Templo de Debod al aire libre es francamente difícil», concluyó Cabello, que pertenece al Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos de la Universidad Autónoma, y que destacó que la opción más costosa, pero más segura para conservar los sillares de arenisca es integrar el templo en un museo bajo techo.

Tanto el responsable de la conservación del Templo de Debod, Alfonso Martín Flores, como la conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo Arqueológico Nacional, Carmen Pérez Díe, apostaron por construir un museo bajo la montaña de Príncipe Pío. «Se podría hacer un museo sobre Nubia y traer las 3.500 piezas que fueron rescatadas junto al templo y que tenemos en el Arqueológico», propuso Pérez.

Para otros expertos, perder el aspecto original del templo es un error. Para atajar el problema que provoca la lluvia, Pedro Ponce de León, miembro del comité científico de Europa Nostra, propuso intervenir en las cubiertas para evitar el agua de escorrentía y reponer los sillares deteriorados, que muchos de ellos son reposiciones de los años 70. Ninguna solución parece completa, ya que, como dijo el director de las obras de montaje, Antonio Almagro, que reconstruyó piedra a piedra el templo en 1970, «la arquitectura egipcia nunca pensó en la lluvia».

Fuente: abc.es | 2 de junio de 2018

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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