Los huesos hallados en Areoso (Pontevedra) pertenecen a uno de los primeros "castrexos" de Galicia
Foto: Islote de Areoso (Pontevedra).Durante los trabajos previos a la excavación de la mámoa 4 del islote Areoso, en A Illa, realizados en 2016, los arqueólogos de la empresa Tomos se llevaron una sorpresa al hallar unos restos óseos que podrían ser humanos. Los restos se encontraban en el paleosuelo, en una zona próxima a la mámoa que se abriría en el verano siguiente y que se convirtió en el objetivo de la intervención financiada por la Consellería de Cultura.
Tras analizar los restos encontrados, no solo se confirmó que se trataban de los restos de una mandíbula humana, sino que se trataba de uno de los pocos hallazgos de restos humanos de la época castrexa en Galicia, al datarse en la Edad del Hierro, con entre 2.500 y 3.000 años de antigüedad. Estos restos óseos han sido catalogados junto a los más de 1.000 fragmentos de cerámica, 200 objetos líticos, varios de metal, carbones, huesos de fauna y cerca de una centena de muestras de tierra y del contenido del cuncheiro adyacente a la mámoa.
El informe entregado por la directora de la excavación, Patricia Mañana, a la Consellería de Cultura destaca que los restos más antiguos son los del propio dolmen, datado en la época del Neolítico. Esta estructura presenta una cámara formada por ocho losas, varias de ellas rotas, con un pequeño corredor en forma de ese. En el interior de la cámara, en un estrato muy homogéneo que indicaba que permanecía intacto cuando llegaron los arqueólogos, apareció un vaso íntegro boca arriba, tal y como lo depositaron los usuarios del monumento. En él se apoyaban un par de hachas y una esfera de piedra. En ese estrato también se localizaron posibles evidencias de huesos humanos, aunque su fragilidad obligó a retirar la tierra y esos restos en un bloque compacto para ser analizados y excavados en el laboratorio.
Los arqueólogos también encontraron evidencias de que la zona fue reocupada a comienzos de la Edad del Bronce, hace más de 4.000 años, varios centenares de años después del abandono de la mámoa como enterramiento. Fueron momentos de mucha actividad en el entorno del monumento megalítico, con la formación de un cuncheiro, con restos de conchas, huesos de animales y restos de cerámica con decoración típica de la época. Entre ellos se encontraron varios "cacharros" campaniformes.
En la Edad del Bronce, constataron los arqueólogos, se removieron los restos del enterramiento original, ya que se retiraron varias losas de considerable tamaño que tapaban el acceso al interior de la cámara. Ya en época castrexa, en la Edad del Hierro, el islote seguía siendo frecuentado ya que sobre la mámoa se halló una fíbula.
Aunque los trabajos financiados por la Xunta han finalizado, diversos investigadores continúan con el estudio de los materiales que se encontraron durante las intervenciones. De hecho, continúan estudiándose en los laboratorios de las universidades que colaboraron en la intervención y no se descartan más novedades.
Fuente: farodevigo.es | 3 de marzo de 2018
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