Descubren nuevos tramos de la antigua vía romana entre Córdoba y Mérida

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La imagen aérea permite distinguir el trazado de una antigua vía romana y el recorrido rectilíneo de una antigua vía romana.

Augusto, el primer emperador romano, reinó a partir del 27 a.C. y dividió Hispania en tres provincias: la Tarraconense, con capital en Tarraco (Tarragona); la Bética, con capital en Corduba (Córdoba); y la Lusitania, con capital en Augusta Emerita (Mérida).

Varios tramos de la estratégica vía romana entre Corduba y Augusta Emerita, que conectaba el valle del Guadalquivir con el del Guadiana, han sido descubiertos recientemente por un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO), según reveló esta universidad a finales de febrero. La sequía predominante en la época de la investigación, antes de la llegada de los últimos temporales, ha permitido explorar el patrimonio romano de los pantanos del Alto Guadiato, Puente Nuevo y Sierra Boyera, en la provincia de Córdoba.


Por esta vía, una de las calzadas más amplias de la Hispania romana, discurría el comercio de metales: el cobre cordobés de Cerro Muriano y del Alto Guadiato, famoso en la Roma del siglo I d.C.; la plata y el plomo de las minas de Los Pedroches; y, entre otros minerales, el preciado mercurio y minio de las minas de Almadén. Todas estas mercancías se reorganizaban en Córdoba, desde donde se embarcaban con destino a Roma, aprovechando la navegabilidad del río Baetis.
Los tramos montañosos en el descenso de Cerro Muriano a Córdoba, o los de la zona del Castillo del Vacar, tienen cuatro metros de ancho como máximo, pero los nuevos tramos documentados en Puente Nuevo llegan a tener hasta 12 metros de ancho: ocho metros para la superficie de tránsito y dos más, en cada lado, para los bordillos y cunetas.


La calzada consistía en un terraplén terrizo elevado, sostenido por dos muros laterales y con un firme de grava como superficie final de rodadura, lo que permitía a la vía seguir un recorrido rectilíneo, aislándola de los arroyos e impidiendo su encharcamiento. En las zonas más llanas del valle del Alto Guadiato podían circular carros en doble sentido, haciendo más seguro y ágil el tránsito de mercancías.

"Si Córdoba tuvo los monumentos que tuvo fue porque por esta infraestructura llegaba más riqueza que a ninguna otra ciudad de la Andalucía romana", afirma Antonio Monterroso, de la UCO y el director del proyecto de investigación Alto Guadiato Arqueológico-Ager Mellariensis. El estudio ha sido publicado en SCIRES-IT.

Fuente: National Geographic | 12 de marzo de 2018

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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