Castil de Griegos (Guadalajara) o el misterio de cómo desapareció la igualdad de sexos en la Celtiberia

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Foto: Muralla y gran torre.

El pasado 25 de julio dio comienzo una nueva campaña de trabajos arqueológicos en el castro celtibérico de Castil de Griegos, en Checa (Guadalajara). Situado en el corazón del Parque Natural de Alto Tajo, este asentamiento se encuentra en la cima de un elevado cerro. Aunque ahora pueda parecer un lugar alejado de las grandes urbes, lo cierto es que Castil de Griegos era un punto ideal desde el que vigilar una de las pocas vías de comunicación natural que cruzan la sierra.
Desde que se empezaron a ejecutar los trabajos arqueológicos en este yacimiento, Castil de Griegos ha destacado sobre manera por las notables construcciones defensivas que sus habitantes levantaron en sucesivas fases a lo largo de la Edad del Hierro. Sólo por ellas, ya se trata de un lugar único en todo el territorio nacional. Sin embargo, año tras año sigue enriqueciendo su historia con nuevos descubrimientos y misterios.


El año pasado se confirmaba la teoría de que la fortaleza protegía a artesanos con talleres de orfebrería y metalurgia. Ahora, la conocida como Gran Dama pone sobre la mesa la cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres. O más bien, la pregunta de qué ocurrió para que ésta se perdiera.
Los estudios realizados en el yacimiento permiten conocer cuestiones interesantes sobre las formas de vida, la dieta y las enfermedades de los habitantes de esta comunidad prerromana.
En este sentido destacan los resultados obtenidos en una sepultura singular en la que descansaba la mujer que los investigadores han bautizado como La Gran Dama: una mujer de entre 40 y 50 años, bien alimentada y con un ajuar de gran riqueza constituido por numerosos objetos de adorno personal, desde tocados hasta pulseras, brazaletes, fíbulas, collares y placas pectorales, todos de bronce.

La Gran Dama vivió en el siglo VIII a.C., justo en los primeros momentos de ocupación de Castil de Griegos, que no sería destruido y abandonado hasta el siglo II a.C., coincidiendo con la llegada de las fuerzas romanas, como demuestra el hallazgo de un denario romano de plata en el asentamiento.
“Los análisis nos permitieron saber que La Gran Dama estaba bien alimentada”, señala uno de los codirectores de la excavación, Juan Pablo Matínez Naranjo. Sin embargo, las analíticas realizadas en las tumbas del siglo III o II a. C. “nos dicen que los hombres están sistemáticamente mejor alimentados que las mujeres. Además, había más probabilidades de que las mujeres tuvieran tumbas sin ajuar”, continúa relatando. “Parece que en la antigüedad había más igualdad de género, pero se fue perdiendo”. Ahora hay que profundizar en las razones que llevaron a que eso se produjera.


Una fortaleza única

Al margen de este tema, sobre el que se continúa investigando, otro de los puntos de interés del yacimiento son sus sistemas defensivos. Aunque su importancia ya era conocida, durante esta campaña ha quedado aún más confirmada. “Hemos sacado a la luz una gran torre defensiva de planta rectangular, de unos 90 metros cuadrados, cuyas paredes exteriores conservan una altura de casi 4 metros”, explica Martínez Naranjo.

También se ha documentado que esta torre se construyó sobre una muralla anterior, cuyo trazado coincide con los restos defensivos hallados durante la pasada campaña. Esta nueva estructura viene a sumarse al complejo sistema defensivo que caracteriza a este castro, convirtiéndolo en una auténtica fortaleza que hace honor a su nombre y cuyas complejas defensas lo distinguen del resto de poblados de la zona de época prerromana.

Precisamente, los investigadores están constatando la "existencia de diferentes fases constructivas en estas murallas, que constituyen un auténtico repertorio de los distintos modelos defensivos conocidos entre los siglos VI-II a. C”. En este sentido, "hay que destacar, por su monumentalidad y estado de conservación, la fase del siglo III a.C., momento en el que se incorporan elementos de influencia púnico-helenística".

A esto hay que añadir la constatación de que estas murallas están defendiendo en su interior talleres dedicados a la orfebrería y a la metalurgia, entre otras actividades artesanales, confirmando que Castil de Griegos fue un gran centro productor hasta finales del siglo II a.C. “Este hecho lo convierte en un yacimiento excepcional no sólo a nivel provincial, sino en el vasto territorio que comprende la Celtiberia”, afirma José Ignacio de la Torre, el otro codirector del proyecto arqueológico.

“Pero aún hay más”, recalcan los arqueólogos. Castil de Griegos es un caso único de la celtiberia por otra razón: no es solo un castro, sino que está formado por dos recintos amurallados de manera independiente, separados entre sí por un foso excavado en la roca.
“A la monumentalidad de sus sistemas defensivos hay que sumar el buen estado de conservación de las estructuras, motivo por el cual tenemos previsto la consolidación, puesta en valor y musealización del yacimiento para su presentación al público”, señala Jesús Alba, alcalde de Checa.


Un referente nacional

La importancia de los descubrimientos realizados en Castil De Griegos permite afirmar que este yacimiento se ha convertido en un referente nacional. “Consideramos que los hallazgos arqueológicos documentados en Castil de Griegos hasta la fecha suponen un extraordinario impulso para la investigación arqueológica”, indican los directores de la excavación. “Permitirán conocer el buen hacer constructivo y productivo de las gentes que lo habitaron. De su puesta en valor dependerá que se convierta en un referente patrimonial”.

Dada la importancia y complejidad de este conjunto arqueológico, al que viene a sumarse la necrópolis de Puente de la Sierra, al pie de Castil de Griegos, el equipo arqueológico dirigido por Juan Pablo Martínez Naranjo y José Ignacio de la Torre Echávarri, ha contado, entre otros, con la colaboración de diferentes instituciones científicas de carácter multidisciplinar.
Es el caso de los laboratorios Beta de Miami para las dataciones de Carbono 14; el Centro de Asistencia a la Investigación de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por el Doctor Gonzalo Trancho, donde se realizaron los estudios paleoantropológicos de los restos óseos de varias tumbas de la necrópolis; así como la empresa Revives, encargada de las reconstrucciones en 3D del castro.

Las excavaciones forman parte de los Proyectos de Investigación del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico subvencionados por la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades y cuentan con el inestimable apoyo de los Planes de Empleo del Ayuntamiento de Checa.

Fuente: nuevaalcarria.com | 14 de agosto de 2017

Historia y Arqueología

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