Los infinitos enigmas de la Cueva de La Pileta (Málaga)
Pinturas de desconocido significado realizadas hace 20.000 años en una sala cerrada al público en la Cueva de la Pileta, en Benaoján. PACO PUENTES.Año 20.000 antes de nuestra era. Los ojos escuecen por el humo de una antorcha que apenas alcanza a iluminar los pasos de altísimos hombres atléticos que han recorrido pasadizos de roca caliza durante varias horas en una húmeda cueva de la sierra de Málaga. Ven aparecer de entre la negrura una amplia y blanca pared. Bajo sus pies sortean pequeños lagos llamados gours que terminan de otorgar al entorno un ambiente místico. Cogen pigmentos ferrosos que brotan de la piedra y pintan ahí circunferencias con rayitas dentro y una suerte de filamentos alrededor. No se sabe qué pueden significar, ni una sola idea, pero es único en el mundo. Uno de los grandes enigmas que todavía esconde la Cueva de la Pileta, en Benaoján, un referente mundial de arte paleolítico descubierto por un campesino en 1905 cuando iba a buscar guano de murciélago para usarlo como abono.
Se ve la oscuridad y se oye el silencio entre estas pinturas ferrosas que no son lo más ancestral de esta caverna. Entre sus galerías se sortean trazos de carbón negro y otros rojos y amarillos que delinean contornos de cérvidos, caballos, cabras, rinocerontes…, desde hace alrededor de 40.000 años en adelante. Quedan plasmadas figuras de toros de una tonelada llamados uros, de un pez de dos metros y la perfecta silueta de una yegua preñada que se ha convertido en el símbolo de la comarca.


Conocer este hallazgo habría sido una satisfacción para el campesino andaluz que un día cualquiera de 1905, mientras recorría las verdes montañas del imponente paisaje del Alto Guadiaro para buscar la murcielaguina que abonara sus tierras, encontró una sima con restos óseos, cerámicas y pinturas negras. Era José Bullón Lobato, el predecesor de una estirpe propietaria y vigilante de esta cueva que ahora gestiona José Tomás Bullón, bisnieto del descubridor. “El nuevo proyecto es una oportunidad increíble para conocer en profundidad la riqueza de la cueva. La prehistoria europea es mayor y más diversa que la encontrada en el norte. La investigación en el sur está bastante abandonada”, apunta Bullón, que añade que hay otros proyectos simultáneos como el estudio de los murciélagos del Centro Superior de Investigaciones Científicas y otros de biología. “Se han encontrado también cuatro especies endémicas de pseudoescorpiones. Uno lleva mi nombre”, dice sonriente el gerente, que organiza las visitas con un cupo limitado.
Foto: Yegua preñada.
Interminables historias
Su familia ha custodiado con la vida este libro en piedra. “Mi bisabuelo y su hermano se atrincheraron aquí con sus escopetas varios días durante la Guerra Civil cuando supieron que los republicanos querían montar un polvorín dentro. Mi tío abuelo falleció de una pulmonía por dormir con la humedad durante esos días. Fueron tiempos muy malos”, recuerda Bullón, que enumera interminables historias vividas desde 1905. "En la época de los sesenta venían Los Beatles a visitarla cuando iban a Gibraltar, y Ringo Starr grabó unas pistas musicales del sonido que emite lo que llamamos el órgano de la cueva –unas formaciones calcáreas verticales similares a los tubos del instrumento-”, asegura Bullón, que cuenta también que andan perdidos unos restos óseos que se trasladaron a Madrid en 1933 y que otros se exhiben en el British Museum de Londres.Foto: Representación de un pez.
Es así la cueva de los enigmas y las historias. En la sala de la mujer muerta se esconde el esqueleto petrificado de una niña del Neolítico, y buena parte de lo investigado hasta el momento fue financiado por Alberto I de Mónaco, que confió en el afamado experto en Prehistoria Henri Breuil a comienzos del siglo XX para desentrañar las primeras incógnitas. "En el año 1935, con una cuerda de 100 metros que trajo desde Málaga en tren hasta la estación de Benaoján, y a continuación en burro, hasta el cerro de La Pileta (...) bajó a la gran sima, de 75 metros", se lee en el libro Acontecimientos históricos más importantes sobre La Pileta y la familia Bullón (1905-2005).
Pero han sido miles los siglos que han conformado esta amalgama de enigmas incesante, casi los mismos que se necesitarían para responder a las preguntas que lanza por milímetros este patrimonio único. El valor del símbolo, el rastro de los ancestros, la extraña vida animal, la curiosidad por las vivencias pasadas, el ritmo del musgo y los insectos, las inquietudes humanas de hace milenios… Son los “no se sabe, no se sabe” de la Cueva de La Pileta. “Mientras más se conoce, más aparece. La Pileta no para de sorprender”, culmina Bullón.
Fuente: elpais.com | 28 de julio de 2017
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