TRAS LOS PASOS DE LA FAMILIA BORJA
Dos de los cabezas de la estirpe de papas más relevante de la Historia Universal hicieron de Xàtiva su bastión antes de partir hacia Roma en busca de gloria y poderLas calles de la monumental Xàtiva fueron testigo en el siglo XIII de la llegada desde Aragón de dos figuras que resultarían decisivas para el futuro devenir de la historia universal a nivel religioso y cultural. Grandes mecenas de renombrados artistas del Renacimiento de la talla de Miguel Ángel, Pinturicchio, Tiziano o Leonardo Da Vinci, Calixto III y Alejandro VI nacieron y vivieron en Xàtiva durante una larga temporada en la que llevaron a cabo diferentes actividades y acciones que transformaron a la localidad valenciana en un esplendoroso lugar en el que todavía se conservan importantes vestigios de su presencia.
En Xàtiva, la historia envuelve a los visitantes y turistas para iniciar un viaje al pasado que da comienzo en cada monumento, cada rincón y cada calle de su casco antiguo. Un enclave que ha sido testigo de importantes acontecimientos protagonizados por personajes que, de un modo u otro, han resultado vitales para el posterior desarrollo de la Historia, en la mayoría de los casos Universal.
Hablar de Xàtiva obliga a detenerse un momento en dos figuras de especial relevancia, dos hombres cuya estirpe llegaría a ser la más venerada y odiada en pleno Renacimiento Italiano. Sus nombres, Alfonso y Rodrigo Borja, es posible que no resulten para nada familiares, pero si hablamos de los papas Calixto III y Alejandro VI, miembros de la polémica dinastía Borja, como se les conoció a escala mundial, la historia cambia.
La Casa de Borja, linaje noble procedente de Aragón, llegó a Xàtiva en pleno siglo XIII tras la conquista de Valencia por parte del rey Jaime I. En 1378, el por entonces llamado Alfonso, tras estudiar leyes en Lleida y aproximarse al mundo religioso a través de viajes a Valencia, Peñíscola y Roma, fue proclamado papa en 1455, decisión que no fue bien recibida entre el pueblo llano, ya que lo consideraron desde el principio un forastero sin apenas experiencia. Esa mala fama se acrecentó cuando comenzó a derivar responsabilidades en Rodrigo, su sobrino, que se convertiría en el segundo papa de nacionalidad española años después con el nombre de Alejandro VI.
El convulso pontificado de Calixto III y Alejandro VI, en el que hubo diferentes intrigas y conspiraciones, en la mayoría de las ocasiones iniciadas por personas de su entorno, se vio compensado con una importante mejora del ejército Vaticano en una época en la que las guerras estaban a la orden del día. Concienciados con la difusión de la cultura y el conocimiento, llevaron a cabo multitud de obras arquitectónicas a lo largo de Roma, como la Universidad de la Sapienza.
Pero si por algo destacaron estos setabenses fue en la promoción y difusión del arte en todas y cada una de sus facetas. La Casa Borja siempre tuvo en alta estima a los grandes artistas del momento, como los maestros Miguel Ángel o Tiziano, pero la relación más importante la mantuvieron con Leonardo da Vinci, quien se dedicó, entre otros muchos menesteres, a confeccionar los diseños de las máquinas de guerra para el ejército papal.
Desentrañar el legado de estos dos célebres personajes comienza en la ciudad que los vio nacer. La Ruta de los Borja, instaurada en el año 2007, permite conocer de primera mano la impronta que Calixto III y Alejandro VI dejaron antes de alcanzar la gloria papal.
El itinerario comienza en la Colegiata de Xàtiva, conocida popularmente como La Seu. Este conjunto arquitectónico data de finales del siglo XVI y engloba una amalgama de estilos artísticos que van desde el gótico al herreriano pasando por el renacentista. Lugar de entierro de varios miembros de la Casa Borja, resulta de obligada contemplación el Retablo de Alfonso de Borja y el cáliz de plata grabado con el nombre de Calixto III. De imponente belleza es también la puerta principal, en la que se erigen dos estatuas de bronce de los dos papas.
Otro punto de obligada visita es la casa natal de Alejandro VI, un palacete urbano del que se conserva la fachada y un precioso arco escarzano de columnas jónicas. La iglesia de San Pedro, ubicada en la plaza del mismo nombre, lugar elegido para bautizar a Rodrigo Borja en al año 1431, y la Ermita de Santa, templo de estilo gótico flamígero levantado por el propio Alejandro VI, completan el itinerario para conocer los orígenes de dos de las figuras más importantes de la historia mundial.
FOTOS: EVARISTO CANTÓ
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