Los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma organizan su primera exposición conjunta sobre la Menorá
Representación en el arco de Tito de la captura de la Menorá durante la guerra judaica del año 70.El símbolo más antiguo del pueblo judío campea en el lado sur de la plaza de San Pedro donde se inaugura este martes la primera exposición conjunta de los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma, dedicada a «La Menorá», el candelabro de siete brazos forjado en oro por Moisés siguiendo las indicaciones de Yahvé, según relata el libro del Éxodo.
Su fascinante historia pasa por Roma, a donde la trajo Tito como trofeo de la Guerra Judaica en el año 70, y donde fue a su vez robada por los vándalos de Genserico el año 455 y llevada a Cartago, ciudad en la que se pierde su pista.
El Brazo de Carlomagno, situado a la izquierda de la fachada de la basílica de San Pedro, acoge 120 de las 130 piezas de la exposición, entre las que destaca el testimonio arqueológico más antiguo: una representación en piedra blanquecina, descubierta hace poco tiempo en la sinagoga de Magdala, situada en las orillas del lago Tiberíades y anterior a la toma de Jerusalén por Tito.
Vista de la Piedra Magdala con representación de una menorá y cubierta de más símbolos alusivos al segundo templo de Jersuralén.
Las otras diez piezas de la exposición pueden verse en el Museo Judío de Roma, con el mismo billete de 7 euros. «La Menorá» permanecerá abierta en sus dos sedes hasta el próximo 23 de julio.
La representación más fiel del mítico candelabro llevado a Roma como trofeo de guerra es precisamente un bajorrelieve de la parada triunfal en el Arco de Tito, de donde se hizo una copia para los Museos Vaticanos, que forma parte de la exposición. La imagen de ese arco de triunfo fue tomada como emblema oficial por el Estado de Israel, nacido en 1948.
En realidad, la Menorá, que se trajo Tito a Roma era muy probablemente la segunda ya que el templo construido por Salomón fue destruido por Nabucodonosor II de Babilonia en el año 586 antes de Cristo.
Según la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, «la Biblia relata que el Señor ordenó a Moisés que fundiese el candelabro de siete brazos en oro, y se emplearon unos 34 kilogramos».
A su vez, la directora del Museo Judío de Roma, Alessandra di Castro, hizo notar que «este candelabro es el símbolo más antiguo del pueblo judío, anterior a la estrella de David». A su vez, la comunidad judía de Roma, establecida hace 22 siglos, es la más antigua fuera de Palestina.
La exposición incluye un cuadro de Karl Pavlovich Brjullov, «El saqueo de Roma» (1833), que recrea en estilo romántico el momento en que los vándalos de Genserico se llevan la Menorá como trofeo en el año 455.
'Saqueo de Roma por los bárbaros''. Óleo por Karl Bruillov, siglo XIX. Galería Tretyakov (Moscú).
Las 130 piezas incluyen préstamos de grandes museos de todo el mundo desde el Louvre y la National Gallery hasta el Kunsthistorische Museum de Viena o el Jewish Museum de Nueva York.
Palacio de Liria
Incluye también un lavabo de mármol procedente de Tarragona y cedido por el Museo Sefardí de Toledo, así como la llamada «Biblia de Alba» en hebreo y castellano, realizada entre 1422 y 1433 y procedente del Palacio de Liria, en Madrid.Pero la aportación española más espectacular son dos gigantescos candelabros de siete brazos realizados en plata y procedentes de la catedral de Palma de Mallorca. Cada uno incluye un total de 13 ángeles, y cuatro demonios en la base (abajo).
Hay piezas conmovedoras como los afectuosos epitafios de las catacumbas judías de Roma, predecesoras de las cristianas, donde aparece el candelabro de siete brazos junto a textos escritos generalmente en griego.
Entre las imágenes en que aparece la Menorá figura una acuarela sorprendente de Marc Chagall, «El Cristo y el pintor» (1951) en que se autorretrata frente a Jesús crucificado y donde escribió «Como Cristo, yo estoy crucificado, clavado a mi caballete». Chagall había utilizado ya una imagen de Jesucristo en su «Crucifixión blanca» (1938) que presentaba, con gran fuerza dramática, la persecución nazi de los judíos.
Es el cuadro preferido del Papa Francisco, que ha contribuido a la exposición con una imagen del más famoso de los candelabros: el emblema del Estado de Israel que le regalaron en el 2014 durante su visita a ese país.
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