El ADN de 16 antiguos equinos cuestiona la teoría de la domesticación
La edad de oro del caballoHace 2300 años, un cambio en su cría pudo causar sus actuales problemas
La escasa diversidad genética y las mutaciones peligrosas que sufren los caballos en la actualidad se explicarían con un cambio en la manera de criarlos, que debió ocurrir hace 2.300 años aproximadamente. A este escenario apunta un estudio publicado el pasado abril en la revista Science. El trabajo analiza el ADN de 16 caballos enterrados en sepulturas rituales de la edad del bronce y del hierro en Rusia, Tuvá y Kazajistán.
El estudio ha aplicado a esos restos las técnicas de 'ADN antiguo': sistemas para sacar información de material biológico vetusto al alza en la paleontología. Gracias a ellas, los investigadores han deducido la variedad de colores y la robusta constitución de esos ejemplares. Además, han comprobado que durante miles de años los caballos domesticados gozaron de gran diversidad genética: luego, esta se redujo probablemente por la instauración de técnicas de cría basadas en cruzar los miembros de las familias con rasgos mejores. Esto explicaría ciertos problemas físicos y comportamentales de los caballos actuales.
“Lo que me entusiasma de este trabajo es la mezcla de historia y genética”, afirma Tomàs Marquès, investigador ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) del Institut de Biologia Evolutiva de Barcelona, cuyo grupo ha participado en el trabajo, dirigido por investigadores daneses.
Herodoto tenía razón:
CABALLOS DONADOS
Solo dos animales analizados estaban emparentados. Según Heródoto, los caballos sacrificados por los escitas eran donaciones de las tribus aliadas.
ESPECIE ÁRTICA EXTINGUIDA
En los caballos antiguos había ADN de una especie ártica extinguida que ha desaparecido en las especies actuales.
TEORÍA DE LA CRESTA NEURAL
El trabajo apoya la teoría de la cresta neural, según la cual la mayoría de los genes afectados por la selección artificial se encuentran en este tejido, que se forma en una fase del desarrollo embrionario y genera células que se distribuyen en el organismo e influyen en rasgos como el comportamiento amistoso y orejas flexibles.
En efecto, la domesticación del caballo (hace 5.500 años en Kazajistán) tuvo un gran impacto en la historia: revolucionó la guerra y el transporte y fue crucial en la economía, hasta la llegada del coche. El reciente trabajo ha abierto una ventana sobre esa historia, gracias a la costumbre de antiguos pueblos asiáticos de sepultar caballos al lado de los guerreros.
Los investigadores consiguieron muestras de una yegua de hace 4.100 años, enterrada en una sepultura de la cultura Sintashta (Rusia), y de dos sementales de hace 2.700 años y 11 más de hace 2.300, conservados en sendas sepulturas de la civilización escita (en la República de Tuvá y Kazajistán). Este intervalo de tiempo abarca las fases tempranas de la domesticación.
“Recuperar genomas enteros de hace miles de años es un reto tecnológico. Las muestras son huesos enterrados donde hay más bacterias que tejido”, explica Marquès. Por medio de protocolos que permiten aislar el ADN relevante, los científicos secuenciaron el genoma de 14 ejemplares y llevaron a cabo otros análisis sobre dos más.
Los genes revelan que los ejemplares eran de color castaño, bayo, negros, moteado y crema, y tenían fuertes músculos. “No se buscaba tanto la velocidad, sino la resistencia y la variedad”, deduce Marquès. Incluso hay evidencias de que las hembras debían tener grandes ubres, lo que sugiere que se ordeñaban las yeguas.
DIVERSIDAD
Sin embargo, lo más sorprendente fue la gran diversidad genética en la muestra, mayor a la de la especie actual. Esta homogeneidad conlleva la abundancia de mutaciones dañinas, por cruzar siempre los ejemplares de las “mejores familias”: es el llamado “coste de la domesticación”. “¡Cuándo se empezó a domesticar los caballos ese coste no existía!”, afirma Marquès. Los animales analizados son domesticados y seleccionados, pero la variabilidad genética es alta.
Sin embargo, muestras de caballos de épocas inmediatamente sucesivas ya presentan esa escasa diversidad. Por lo tanto, alrededor de hace 2.300 años debió ocurrir un cambio, posiblemente en la cría. Los antiguos debían mezclar ejemplares de poblaciones distintas. Hoy, el mismo semental se utiliza para cientos de cruces.
“El resultado cuadra con lo que ha ocurrido en otras especies cuando los humanos empezaron a aplicar una selección racial estricta”, comenta Jaume Fatjó, profesor de veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), no implicado en el trabajo. No obstante, Fatjó llama a la cautela. “Los estudios genéticos han tenido muchas idas y venidas en cuanto a datación de la domesticación”, explica. Marquès asegura que actualmente está trabajando en un análisis con más ejemplares de distintos sitios del mundo, para confirmar el cuadro.
Michele Catanzaro - El Periódico 7/5/17
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