La colosal estatua encontrada recientemente de Ramsés II de 8 metros en El Cairo era en realidad de Psamético I
No se trata de Ramsés II como se pensó en un principio, sino del faraón Psamético I (660-610 a.C.) de la XXVI dinastía (664 a 525 a.C.). (Última hora. 16-03-17). «Después de extraer el torso (de la estatua), encontramos parte del "protocolo real", -que suele incluir cinco títulos seguidos de cinco nombres-. Tuvimos la suerte de hallar el segundo título: Nombre de Nebty: nbˁ "Neba". Este título sólo se le otorgó al faraón Psamético I». Esta fecha explica las características desconcertantes de diferentes detalles estilísticos antiguos del período tardío, que es conocido por su arte arcaizante.
«Cuando la cabeza fue encontrada, distinguimos otras características propias de otros periodos (que no correspondían a la época ramésida), especialmente por los detalles del ojo y la corona». La colosal estatua está tallada en cuarcita traída de Al-Gebel Al-Ahmar, El Cairo. Inicialmente midió unos 9 m. de altura. Información facilitada por el Ministerio de Antigüedades Egipcio.
El coloso recuperado en el barrio obrero de Matariya, suburbio cairota, no es Ramsés II, como habían señalado las primeras investigaciones de la misión arqueológica que lo halló hundido en el fango. En realidad, el coloso de 8 metros de altura representaría al faraón Psamético I (660-610 a.C.) de la XXVI dinastía, ha anunciado el ministro de Antigüedades del país árabe, Jaled El Anany, en una rueda de prensa celebrada en el Museo Egipcio de El Cairo. El templo de Matariya es bien conocido como uno de los sitios más importantes de la religión faraónica, ya que fue considerado como el lugar de la creación del mundo por el dios sol. Durante unos 2.400 años, la mayoría de los reyes erigieron sus monumentos en el templo. Debido a la vecindad al Cairo moderno, el sitio fue destruido totalmente en la antigüedad, desde la época de la Roma tardía en adelante a la era de los mamelucos. Los bloques del templo fueron utilizados para construir varios monumentos en El Cairo como Bab el-Nasr y otros.
«Después de extraer el torso (de la estatua), encontramos parte del "protocolo real", -que suele incluir cinco títulos seguidos de cinco nombres-. Tuvimos la suerte de hallar el segundo título: "Neba". Este título sólo se le otorgó al faraón Psamético I», ha detallado El Anany ante las piezas recuperadas de la estatua, que serán expuestas durante seis meses en el emblemático museo de la plaza Tahrir.
Las piezas fueron descubiertas hace una semana en Matariya junto a una estatua de menor tamaño de Seti I tallada en piedra caliza, y su gigantesco tamaño -8 metros de altura estimada-, así como la cercanía del yacimiento a un templo solar en Heliópolis construido por Ramsés II, hicieron sospechar al equipo que podría tratarse de una estatua representando al faraón o, al menos, una estatua construida para un faraón anterior y reutilizada por Ramsés II. Del barro ha logrado recuperarse gran parte de la cabeza, tocada de la corona faraónica, y parte del rostro -la oreja y el ojo derecho-, así como el torso y barbilla.
«Cuando la cabeza fue encontrada, distinguimos otras características propias de otros periodos (que no correspondían a la época ramésida), especialmente por los detalles del ojo y la corona», ha añadido El Anany. Fueron cuatro marcas excavadas en la estatua lo que terminó apuntando al faraón de la XXVI dinastía. Psamético I llegó al poder a comienzos del denominado Imperio Tardío, en un momento en el que Egipto se debatía bajo control asirio. Tras varias campañas militares en sus más de 50 años de reinado, Psamético aseguró la independencia del imperio egipcio expulsando a los asirios, eliminó los últimos vestigios de la dinastía Nubia en el Alto Egipto (sur) y mantuvo numerosas y fructíferas relaciones comerciales con los griegos. Sin embargo, es más conocido por su papel en la investigación del origen del lenguaje. Según el relato del historiador griego Heródoto, el rey Psamético aisló de casi todo contacto humano a dos bebés, dejándolos a cuidado de un pastor que tenía prohibido dirigirles la palabra, con la intención de detectar -mediante las primeras palabras pronunciadas espontáneamente por los niños- cual habría sido la lengua original de la humanidad. La leyenda señala que una tarde, al regreso del pastor al refugio de los pequeños, éstos se le habrían acercado repitiendo «bekos, bekos», que en la lengua frigia quiere decir pan.
El «descubrimiento espectacular» de los fragmentos del coloso demuestra que «todavía pueden descubrirse importantes tesoros del Antiguo Egipto», ha aseverado El Anany, que también ha felicitado a los componentes de la misión germano-egipcia que investigan en el barrio humilde de Matariya, «cuyas investigaciones han dado numerosos frutos en los últimos años».
En 2016, la misión dirigida por Dietrich Raue encontró los restos de un extenso templo construido por el faraón Ramsés. Aunque destruido hacia la época Helenística y sus materiales desaparecidos por todo Egipto o incluso Europa, la misión arqueológica de la Universidad de Leipzig ha podido dilucidar la importancia del templo, construido en honor al dios sol en Heliópolis (la ciudad del sol, en griego) y que «confirma la hipótesis de que Ramsés II mostró un especial interés en Heliópolis (Matariya) durante las últimas décadas de su reinado (casi 70 años)», según señaló el responsable egipcio de la excavación, Ayman Ashmawi.
El descubrimiento del coloso, ahora atribuido a Psamético I, es «uno de los más importantes descubrimientos de la egiptología reciente», ha insistido El Anany, «no sólo por su valor científico (...) sino también como forma de promover el turismo egipcio».
El equipo del maravilloso trabajo incluye al Dr. Mahmoud Afiffi (Jefe del Sector de Antigüedades Egipcio Antiguo), al Dr. Dietrisch Raue (Jefe de la misión alemana), al Dr. Ayman Ashmawi (Jefe de la misión egipcia), al Sr. Eissa Zidan (Director General de First Aid Conservation in GEM) y el Dr. Moamen Othman (Jefe del Departamento de Conservación del Museo Egipcio).
Fuente: ABC, ALICIA ALAMILLOS - Ali_Arena 16/03/2017 - Actualizado: 17/03/2017
«Cuando la cabeza fue encontrada, distinguimos otras características propias de otros periodos (que no correspondían a la época ramésida), especialmente por los detalles del ojo y la corona». La colosal estatua está tallada en cuarcita traída de Al-Gebel Al-Ahmar, El Cairo. Inicialmente midió unos 9 m. de altura. Información facilitada por el Ministerio de Antigüedades Egipcio.
El coloso recuperado en el barrio obrero de Matariya, suburbio cairota, no es Ramsés II, como habían señalado las primeras investigaciones de la misión arqueológica que lo halló hundido en el fango. En realidad, el coloso de 8 metros de altura representaría al faraón Psamético I (660-610 a.C.) de la XXVI dinastía, ha anunciado el ministro de Antigüedades del país árabe, Jaled El Anany, en una rueda de prensa celebrada en el Museo Egipcio de El Cairo. El templo de Matariya es bien conocido como uno de los sitios más importantes de la religión faraónica, ya que fue considerado como el lugar de la creación del mundo por el dios sol. Durante unos 2.400 años, la mayoría de los reyes erigieron sus monumentos en el templo. Debido a la vecindad al Cairo moderno, el sitio fue destruido totalmente en la antigüedad, desde la época de la Roma tardía en adelante a la era de los mamelucos. Los bloques del templo fueron utilizados para construir varios monumentos en El Cairo como Bab el-Nasr y otros.
«Después de extraer el torso (de la estatua), encontramos parte del "protocolo real", -que suele incluir cinco títulos seguidos de cinco nombres-. Tuvimos la suerte de hallar el segundo título: "Neba". Este título sólo se le otorgó al faraón Psamético I», ha detallado El Anany ante las piezas recuperadas de la estatua, que serán expuestas durante seis meses en el emblemático museo de la plaza Tahrir.
Las piezas fueron descubiertas hace una semana en Matariya junto a una estatua de menor tamaño de Seti I tallada en piedra caliza, y su gigantesco tamaño -8 metros de altura estimada-, así como la cercanía del yacimiento a un templo solar en Heliópolis construido por Ramsés II, hicieron sospechar al equipo que podría tratarse de una estatua representando al faraón o, al menos, una estatua construida para un faraón anterior y reutilizada por Ramsés II. Del barro ha logrado recuperarse gran parte de la cabeza, tocada de la corona faraónica, y parte del rostro -la oreja y el ojo derecho-, así como el torso y barbilla.
«Cuando la cabeza fue encontrada, distinguimos otras características propias de otros periodos (que no correspondían a la época ramésida), especialmente por los detalles del ojo y la corona», ha añadido El Anany. Fueron cuatro marcas excavadas en la estatua lo que terminó apuntando al faraón de la XXVI dinastía. Psamético I llegó al poder a comienzos del denominado Imperio Tardío, en un momento en el que Egipto se debatía bajo control asirio. Tras varias campañas militares en sus más de 50 años de reinado, Psamético aseguró la independencia del imperio egipcio expulsando a los asirios, eliminó los últimos vestigios de la dinastía Nubia en el Alto Egipto (sur) y mantuvo numerosas y fructíferas relaciones comerciales con los griegos. Sin embargo, es más conocido por su papel en la investigación del origen del lenguaje. Según el relato del historiador griego Heródoto, el rey Psamético aisló de casi todo contacto humano a dos bebés, dejándolos a cuidado de un pastor que tenía prohibido dirigirles la palabra, con la intención de detectar -mediante las primeras palabras pronunciadas espontáneamente por los niños- cual habría sido la lengua original de la humanidad. La leyenda señala que una tarde, al regreso del pastor al refugio de los pequeños, éstos se le habrían acercado repitiendo «bekos, bekos», que en la lengua frigia quiere decir pan.
El «descubrimiento espectacular» de los fragmentos del coloso demuestra que «todavía pueden descubrirse importantes tesoros del Antiguo Egipto», ha aseverado El Anany, que también ha felicitado a los componentes de la misión germano-egipcia que investigan en el barrio humilde de Matariya, «cuyas investigaciones han dado numerosos frutos en los últimos años».
En 2016, la misión dirigida por Dietrich Raue encontró los restos de un extenso templo construido por el faraón Ramsés. Aunque destruido hacia la época Helenística y sus materiales desaparecidos por todo Egipto o incluso Europa, la misión arqueológica de la Universidad de Leipzig ha podido dilucidar la importancia del templo, construido en honor al dios sol en Heliópolis (la ciudad del sol, en griego) y que «confirma la hipótesis de que Ramsés II mostró un especial interés en Heliópolis (Matariya) durante las últimas décadas de su reinado (casi 70 años)», según señaló el responsable egipcio de la excavación, Ayman Ashmawi.
El descubrimiento del coloso, ahora atribuido a Psamético I, es «uno de los más importantes descubrimientos de la egiptología reciente», ha insistido El Anany, «no sólo por su valor científico (...) sino también como forma de promover el turismo egipcio».
El equipo del maravilloso trabajo incluye al Dr. Mahmoud Afiffi (Jefe del Sector de Antigüedades Egipcio Antiguo), al Dr. Dietrisch Raue (Jefe de la misión alemana), al Dr. Ayman Ashmawi (Jefe de la misión egipcia), al Sr. Eissa Zidan (Director General de First Aid Conservation in GEM) y el Dr. Moamen Othman (Jefe del Departamento de Conservación del Museo Egipcio).
Fuente: ABC, ALICIA ALAMILLOS - Ali_Arena 16/03/2017 - Actualizado: 17/03/2017
0 comentarios: