El pasado romano de Gavà resurge con una pequeña y bella cabeza de terracota
Con cuentagotas, como siempre que se trata de arqueología, el pasado romano de Gavà (Barcelona) vuelve a salir, literalmente, a la luz del día. Con motivo de unas obras en una finca de la calle de la Rectoría, en el mismo centro de la ciudad, un equipo de arqueólogos capitaneado por Joan Garcia Targa ha tenido la agradable sorpresa de encontrarse, de nuevo literalmente, cara a cara con una hermosa romana. Pequeña, eso sí. Es una testa de unos cinco centímetros de la figura de una mujer. Parece poca cosa, pero cuenta mucho sobre un tiempo en que el actual Gavà era un conjunto de fincas vitivinícolas en las que se amasaron grandes fortunas.Desde 1989, cuando en esa misma calle se descubrieron los primeros restos significativos, se han realizado 13 intervenciones arqueológicas en el casco urbano de Gavà, todas siempre con motivo de obras. Se han obtenido, pues, 13 piezas de un puzle, que son pocas aún para poder mapear una época romana que abarca desde el siglo I A.C. hasta el siglo VII D.C., pero que permiten ya intuir claramente el paisaje social de aquella época. En 1990, por ejemplo, en la que fue la tercera intervención, se localizó un centro de producción de ánforas. Aquellas, es decir, no eran fincas de autoconsumo. Formaban parte de esa retaguardia en la que, según los autores clásicos, se criaba un vino layetano tal vez de cuestionable calidad, porque la producción había pasado de ser artesanal a casi preindustrial, pues lo que se pretendía era saciar la sed de las tropas que defendían las fronteras norte de la Galia y Germania, pero parece que, quejas al margen, reportó grandes beneficios a la economía al sur del Llobregat y, sobre todo al norte del Besòs. Baetulo y sus viñedos, no Barcino, eran la ciudad a tener en cuenta en aquellos años.
La cabecita que ahora han hallado los arqueólogos es una pequeña muestra de suntuosidad. De sestercios, vamos. No es una pieza mal tallada. Un análisis más paciente podría determinar incluso si es un producto de importación, lo cual no sería extraño.
CON ANTERIORIDAD
Con anterioridad a este descubrimiento, años atrás apareció también en el subsuelo de Gavà un dios Baco adosado como un aplique a un balde. Es una pieza más o menos célebre, lo suficiente como para formar parte de la exposición ‘El sexo en época romana’, comisariada por el Museu de Badalona, y que desde el 2013 está de gira, actualmente en Valencia.¿Hay más tesoros? Sin duda. El problema, lo dicho, es que las intervenciones arqueológicas solo se llevan a cabo obras. La suerte, como subraya, Josep Bosch, conservador del Museu de Gavà, es que este es un término municipal en el que el subsuelo permanece notablemente inalterado. Los cimientos de las casa del casco histórico no son profundos y en muchos caso se sustentan sobre muros preexistentes. Poco a poco, con el paso de los años, la cartografía romana de Gavà se conocerá más y mejor.
Casco etrusco, época romana (siglo iii a. C.). Yacimiento: Les Sorres (Gavà-Viladecans)
CASCO ETRUSCO ÚNICO
No obstante, la más excepcional pieza descubierta en ese término municipal apareció en la playa, sumergida. Fue en 1965. Viladecans reivindica que realmente fue en su territorio. La discusión continúa. Lo interesante, no obstante, es lo que se halló entre los restos de un pecio descubierto durante unos movimientos de arenas. Había allí un casco etrusco, una pieza casi sin igual en el mundo actualmente. Iba a bordo de un barco romano que naufragó. El puerto natural de Gavà era un centro de gran tráfico de mercancías. Podía ser entonces una exquisitez con destino a la venta para los dueños de esas fincas de producción de vino. De haber desembarcado, tal vez habría conocido a la cabecita ahora descubierta. No sucedió. Tampoco ahora se reencontrarán, porque aquel casco fue sacado ilegalmente de España y subastado en 1990. Pertenece a una colección privada de Estados Unidos.Fuente: elperiodico.com | 25 de marzo de 2017
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