Los cazadores-recolectores bálticos comenzaron a cultivar sin influencia de la migración

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Las orillas del lago Burtnieks, en Letonia, cerca de donde se descubrieron los restos humanos de los que se extrajo el ADN antiguo para el trabajo de investigación.


Una nueva investigación indica que los cazadores-recolectores del Báltico no fueron inundados por migraciones de los primeros agricultores de Oriente Medio, como ocurrió con el resto de Europa central y occidental. En su lugar, estas personas probablemente adquirieron conocimientos sobre agricultura y cerámica compartiendo culturas e ideas --en vez de genes-- con comunidades externas, según revela un estudio de ADN antiguo.

Científicos extrajeron ADN antiguo de una serie de restos arqueológicos descubiertos en Letonia y Ucrania, que tenían entre 5.000 y 8.000 años de edad. Estas muestras abarcaban el periodo neolítico, que fue el momento del amanecer de la agricultura en Europa, cuando las personas pasaron de un estilo de vida nómada de cazador-recolector a un estilo de vida asentado basado en la producción de alimentos.

Se sabe a través de investigaciones anteriores que un gran número de los primeros agricultores del Levante (Oriente Próximo) --impulsados por el éxito de sus innovaciones tecnológicas, como los cultivos y la cerámica-- se habían expandido a partes periféricas de Europa a finales del Neolítico y en gran medida reemplazaron a poblaciones de cazadores-recolectores.
Mapa: Ubicación geográfica y cronologías para los yacimientos neolíticos de Letonia y Ucrania

Sin embargo, el nuevo estudio muestra que los agricultores levantinos no contribuyeron a los cazadores-recolectores en el Báltico como lo hicieron en Europa Central y Occidental. El equipo de investigación, con científicos del Trinity College de Dublín, el University College de Dublín, en Irlanda, y la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, dice que sus conclusiones sugieren que los cazadores-recolectores del Báltico aprendieron estas habilidades a través de la comunicación y el intercambio cultural con extranjeros.

Los hallazgos, publicados este jueves en la revista Current Biology, alimentan debates en torno al "paquete neolítico", el conjunto de tecnologías como el ganado domesticado, los cereales cultivados y la cerámica, que revolucionó la existencia humana en toda Europa durante la última Edad de Piedra. Trabajos anteriores con ADN antiguo han revelado que este "paquete" se extendió a través de Europa central y occidental por la migración y cruces entre poblaciones: los últimos agricultores de Levante y de Anatolia se mezclaban con los cazadores-recolectores, a los que fueron reemplazando.

Pero la nueva investigación sugiere que la migración no fue un "conductor universal" en toda Europa para este tipo de vida. En la región del Báltico, la arqueología muestra que las tecnologías del "paquete" se desarrollaron, aunque con menor rapidez, pero los análisis demuestran que la genética de estas poblaciones permaneció igual a la de los cazadores-recolectores a lo largo del Neolítico.
Uno de los principales autores del estudio, Andrea Manica (izquierda), de la Universidad de Cambridge, explica: "Casi todas las investigaciones de ADN antiguo hasta ahora han sugerido que tecnologías como la agricultura se propagaron a través de las personas que emigraban y se asentaban en nuevas áreas. Sin embargo, en el Báltico, encontramos una imagen muy diferente, ya que no hay rastros genéticos de los agricultores del Levante y Anatolia que transmitieron la agricultura por el resto de Europa".

"Los hallazgos sugieren que los cazadores-recolectores indígenas adoptaron formas de vida neolíticas a través del comercio y el contacto, en lugar de por el asentamiento de comunidades externas. Las migraciones no son el único modelo para la adquisición de tecnología en la prehistoria europea", afirma este experto.
ADOPTARON LA TECNOLOGÍA NEOLÍTICA DE FORMA FRAGMENTADA
Aunque los genomas secuenciados no mostraron ningún rastro de influencia de los agricultores de Levante, una de las muestras de Letonia reveló la influencia genética de una fuente externa diferente, una que los científicos dicen que podría ser una migración de la estepa póntica en el este. El momento (hace entre 5.000 y 7.000 años) encaja con la investigación previa que ha estimado las lenguas eslavas más tempranas.

"Existen dos teorías principales sobre la difusión de las lenguas indoeuropeas, la familia lingüística más hablada en el mundo: una es que vinieron de Anatolia con los agricultores y la otra, que se desarrollaron en las estepas y se extendieron al comienzo de la Edad de Bronce", explica uno de los autores principales de este trabajo, la investigadora Eppie Jones (derecha), del Trinity College de Dublín y de la Universidad de Cambridge.

"Que no veamos ninguna aportación genética relacionada con los agricultores, pero que sí encontráramos este componente relacionado con las estepas, sugiere que al menos la rama balto-eslava de la familia lingüística indoeuropea se originó en las praderas de Estepa del Este, lo que traería más tarde migraciones de caballeros de Edad del Bronce", añade.

Los investigadores señalan que las escalas de tiempo observadas en la arqueología báltica son también muy distintas al resto de Europa, con una absorción mucho más extensa y fragmentaria de las tecnologías neolíticas, en lugar del completo paquete que llega con las migraciones para asentarse en la mayoría de Europa.

Elementos de constituyen el "paquete neolítico".

A ello, el doctor Manica añade: "Nuestra evidencia de la continuidad genética en el Báltico, junto con el registro arqueológico que demuestra una adopción prolongada de las tecnologías neolíticas, sugeriría la existencia de redes comerciales con comunidades agrícolas en gran parte independientes del cruce de poblaciones".

"Parece que los cazadores-recolectores del Báltico probablemente adquirieron partes del paquete neolítico lentamente a través de una 'difusión cultural' mediante la comunicación y el comercio, ya que no hay signos de la ola migratoria que llevó la agricultura al resto de Europa en ese momento. El genoma del cazador-recolector del Báltico permanece intacto hasta que penetran las grandes migraciones de la Edad del Bronce desde el Este", concluye.

Los investigadores analizaron ocho genomas antiguos --seis de Letonia y dos de Ucrania-- que abarcan un periodo de tiempo de 3.500 años (entre hace 8.300 y 4.800 años), lo que les permitió empezar a trazar la historia genética de los habitantes del Báltico durante el Neolítico. El ADN se extrajo de la parte petrosa de los cráneos, uno de los huesos más densos del cuerpo, que habían sido recuperados por arqueólogos de algunos de los cementerios más ricos de la Edad de Piedra de la región.

Fuente: eco-diario.es | 2 de febrero de 2017

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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