En busca de la antigua Caraca

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La confirmación la ha puesto un georradar 3D, una nueva tecnología al servicio de la ciencia que ha permitido demostrar que a menos de un metro de profundidad hay muros que diseñan el perfil de una ciudad romana (en trazo rojo).

Siempre se ha sabido que cerca de Driebes hubo un asentamiento romano. Había señales por todas partes, restos de cerámica y piedra salían en cuanto se hacían las labores del campo, grandes sillares hablaban de importantes construcciones… Pero todo eran hipótesis. Todo cambió hace unos días. Las nuevas tecnologías han permitido que se confirme lo que desde hace 35 años era la opinión general entre los expertos, Caraca estaba en Driebes. Su presencia en nuestra historia era tan evidente que a ella debemos que uno de los gentilicios empleados para los vecinos de Guadalajara es el de caracense.

Guadalajara siempre ha sido una provincia huérfana de ciudades romanas. Mientras las provincias que la rodean, Cuenca, Madrid, Soria… han podido descubrir el legado dejado por los romanos, Guadalajara se ha mantenido al margen. Sólo pequeños hallazgos. Indicios de algo que nunca se concretaba. Hasta ahora.

El trabajo realizado por un grupo de expertos dirigido por Emilio Gamo y Javier Fernández, ambos profesores de la UNED, ha permitido confirmar lo que se sospechaba: que en las cercanías de Driebes se hallaba enterrada la ciudad romana de Caraca. Un total de 6.000 euros, conseguidos gracias al apoyo de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, han dado un giro a la vacía historia romana de la provincia.

Hace 35 años, Juan Manuel Abascal (en la fotografía) actual catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alicante, y Jorge Sánchez-La Fuente ya realizaron algunas publicaciones señalando que en el Cerro de la Virgen de la Muela tenía que estar esa ciudad. En los círculos de historiadores se sospechaba de la existencia de Caraca en Guadalajara. Indicios había por todas partes: grandes sillares, restos de cerámica, restos de hierro… eso y sus conocimientos de historia antigua, les sirvieron para plantear esa hipótesis.

Primeros indicios

La primera prueba de que era una zona de gran valor arqueológico se obtuvo en 1945. Durante la construcción del canal de Estremera se encontró un tesorillo romano formado por casi 1500 piezas que fue datado a finales del siglo III antes de Cristo y que ahora se expone en el Museo Arqueológico Nacional.

Los textos de Plutarco también dieron pistas. En ellos se menciona una ciudad llamada Caraca, situada entre Alcalá de Henares y Segóbriga. Y Juan Manuel Abascal, y Jorge Sánchez-La Fuente se pusieron a buscarla. Usaron sus conocimientos de historia antigua y echaron cuentas. Sabían que en la época romana la forma de viajar era lenta y se calcula que la distancia habitual que se recorría en una jornada a caballo era de 25 kilómetros. Por eso cada 25 kilómetros aproximadamente existía una zona de descanso, llamada mansión. Sabían también que hubo una zona de descanso llamada Caraca. Eso, unido a lo reflejado en los textos antiguos, llevaron a Juan Manuel Abascal a hacer cálculos. “Yo en el año 80 hice un cálculo de distancias. Había que buscar un emplazamiento en el sur de Guadalajara y de todos los lugares posibles que recorrí en esa época me pareció que éste era el que tenía mejores condiciones físicas, que las distancias encajaban muy bien y que reunía las condiciones para ser esta ciudad - señala el historiador- Pero no pasaba de ser una idea. Es verdad que había materiales en superficie, que había restos arqueológicos suficientes… pero era sólo una propuesta que ahora ha tenido confirmación”.

La confirmación con el Georadar

La confirmación la ha puesto un georradar 3D, una nueva tecnología al servicio de la ciencia que ha permitido demostrar que a menos de un metro de profundidad hay muros que diseñan el perfil de una ciudad romana. La exploración se ha realizado sólo en una hectárea de terreno pero lo que el georradar muestra es que debajo hay varias manzanas de viviendas, el diseño habitual de las calles principales en Roma y el indicio de importantes edificios como el foro, las termas o el mercado. Incluso es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, que se construyó en el siglo XVI, esté levantada sobre los restos de un antiguo templo ubicado en el yacimiento.

Con todo ello ya se ha diseñado un plano que se dará a conocer en tan sólo unos días. Para Juan Manuel Abascal- la noticia no ha podido ser mejor. “Esta es la evidencia física de que la tecnología moderna -afirma- cuando se aplica en el mundo de la arqueología, produce descubrimientos extraordinarios”.

Dos ciudades llamadas Caraca

La búsqueda de la ciudad siempre ha estado rodeada de dudas. En los textos antiguos escritos por Plutarco se pueden encontrar dos referencias importantes a esta ciudad. Una de ellas está en Driebes, pero hay otra Caraca que aún está por descubrir. Y es que según Juan Manuel Abascal, no hay una sino dos ciudades llamadas Caraca. “Que haya dos ciudades con el mismo nombre es corriente en la época romana. Por ejemplo hay dos Segovia, una es la que conocemos mientras que había otra en Andalucía. Era muy habitual”.
Los textos de Plutarco hablan de una población situada en un camino intermedio en la vía romana que unía Cumplutum y Cartago Nova. Se sabe que ahí estaba establecida una de esas mansiones, una parada de descanso para los viandantes donde después de la jornada, se podía cenar, pernoctar y cambiar las caballerías. “Esas mansiones no son hoteles. Son de una austeridad que hoy en día nos parecería escandalosa, era un sitio con un camastro y un pesebre, pero lo habitual es que estos puntos de descanso estuvieran unidos a ciudades, es decir, lo más fácil es que este punto de descanso coincida con un lugar donde se pueda comprar un nuevo caballo o se pueda disponer de comodidades como unas termas para lavarse, un templo… y este sería el caso de Caraca”, explica Juan Manuel Abascal.

Y así alrededor de esa mansión habría ido creciendo la Caraca de Driebes

Pero Plutarco habla de Caraca en otro texto y recoge cómo Sertorio consiguió conquistar esa ciudad. Los pobladores de la zona, a los que llama indígenas, vivían en cuevas y los romanos no conseguían doblegarles; finalmente un día que hacía mucho viento, a Sertorio se le ocurrió levantar una nube de polvo con los caballos, el polvo entró en las cuevas y los indígenas se vieron obligados a salir de ellas con lo que conquistaron la población.

Esa descripción es lo que ha estado despistando durante años a los historiadores que buscaban Caraca. “Por ese texto sabíamos- prosigue Juan Manuel Abascal- que sus habitantes vivían en unas cuevas en altura. Por eso al buscar el emplazamiento de Caraca se buscaba un farallón rocoso donde hubiera oquedades donde pudiera vivir gente, pero es evidente que eso no estaba en Driebes… Pero tampoco lo hemos encontrado en las cercanías, y por ello desde hace muchos años pensamos que hubo dos ciudades Caraca, una que está donde se han hecho ahora los descubrimientos, y otra que está mucho más al norte, incluso más allá de Guadalajara, y que sería la que se corresponde con la conquista de Sertorio. Emilio Gamo, cree que podría ubicarse en la muela de Taracena, o en el límite de la provincia entre Guadalajara y Soria,…Hay muchas hipótesis”.

De momento sólo se ha podido explorar una hectárea de terreno pero los investigadores creen que la ciudad podría tener una extensión de 12 hectáreas. Entre los hallazgos se encuentran también los restos de un acueducto, las primeras impresiones es que por su tamaño podría haber abastecido a una ciudad de entre 1800 y 2000 personas.


¿Similar a Segóbriga?


No es sencillo saber de momento la importancia de la ciudad. “No es fácil establecer comparaciones. Sabemos que es un municipio romano con unas 1.800 personas, y que el acueducto es muy similar al de Segóbriga. Las primeras impresiones son que sería una ciudad similar a las encontradas en ese tramo como Ercávica, Segóbrica o Complutum, pero es algo que hay que confirmar”, afirma Jorge Fernández

Una opinión similar tiene Juan Manuel Abascal: “Hacer comparaciones tiene muchos riesgos hasta que se tienen las evidencias arqueológicas, pero, en principio, los datos que yo conozco apuntan a que se trata de una ciudad muy grande con un urbanismo muy regular y eso, evidentemente, significa que estamos ante una ciudad de un cierto porte. En el mundo antiguo la importancia de una ciudad depende de su actividad económica, de su posición estratégica, de su cercanía a los ríos, en este caso el río Tajo, su posición en vías de comunicación, si tiene materias primas que comercializar…, son circunstancias que no se pueden valorar hasta que se empiece a excavar, pero la superficie en sí misma ya dice que es una ciudad muy importante”.

Un polo de atracción turística

Tras el hallazgo se trabaja con gran interés por lleva a cabo las excavaciones porque los historiadores quieren sacar a la luz lo que el georradar ha esbozado. “Lo deseable es que los restos de la ciudad pudieran ser visitables y que se convirtieran en un polo de atracción turística, pero eso es algo que se conseguirá a medio y largo plazo y estaríamos hablando de 10 ó 20 años”, señala Jorge Fernández. El ayuntamiento de Driebes está muy interesado en el proyecto y responsables de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, que ya conocen los resultados, quedaron- según Javier Fernández Ortea- muy sorprendidos con el hallazgo. De hecho ya se está preparando un plan de empleo para empezar los trabajos.

Juan Manuel Abascal también considera vital documentar con una excavación el hallazgo: “Yo creo que es muy interesante. Primero desde el punto de vista arqueológico e histórico porque ayudará a conocer algo de la presencia de los romanos en Guadalajara, pero también lo es desde el punto de vista cultural y económico. Desde luego la vitalidad económica que puede aportar un proyecto así será de gran trascendencia para la comarca de Driebes”.



Fuente: guadalajaradiario.es| 28 de febrero de 2017

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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