DRONES Y CORTINAS DE HUMO LA DESTRUCCIÓN DE LA CULTURA PRERROMANA
El castro El Castiellu de San Martín de Podes, a vista de dron.
Pepe G Pumarino
El arqueólogo Alfonso Fanjul asegura que el empleo de drones en los castros costeros de Asturias «no aporta nada a su conocimiento». Según recuerda, estos yacimientos ya están catalogados. También disponen de una protección legislativa donde se incluye sus límites de seguridad y ya cuentan con una topografía en la que la fotografía aérea «poco o nada puede aportar», anota. Si además se tiene en cuenta que muchos de ellos tienen bosque en su superficie la foto, apostilla, resulta «inútil» para el hallazgo de nuevas estructuras. «Considero, por lo tanto, que este plan de drones, del que no se dice su coste, ni los beneficiarios del mismo, no tiene sentido desde el punto de vista científico, más allá de conseguir unas bonitas imágenes costeras y constituir un derroche de dinero público», afirmó.
Respecto al castro de San Martín de Podes, sostiene que no se puede entender que, a diferencia de cualquier otro proyecto arqueológico, en ninguna de las múltiples visitas de los técnicos de la consejería «se llamó al director del proyecto para visitar el yacimiento y poder entender lo que se pretendía mostrar del mismo».
Su equipo presentó varias propuestas a la Consejería de Cultura con la finalidad de actuar en el yacimiento de manera urgente, pero fueron rechazadas. Entretanto, denuncia, los restos óseos prehistóricos «siguen tirados en el corte accesible del sector del castro donde pretendíamos recuperarlos». Y después de las visitas técnicas de la consejería, «nadie se haya echo cargo de ellos, incumpliendo totalmente sus funciones, que es su recogida, estudio y entrega al museo arqueológico de Asturias».
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