MODELOS DE ASENTAMIENTO PREHISTÓRICO EN EL CAMINO TOLEDO A MURCIA: MANJAVACAS (MOTA DEL CUERVO, CUENCA)
Gerente del
Museo histórico “Juan Mayordomo”, (Pedro Muñoz, Ciudad Real)
Resumen: Este estudio
se centra principalmente en el estudio
del Camino Toledo a Murcia a su paso por Manjavacas con una nueva visión de esta vía de comunicación,
también conocido como Camino de la Seda o Camino de los Valencianos. Camino mencionado en el Quijote por Miguel de
Cervantes y que nunca se ha estudiado desde el punto de vista arqueológico y
documental. Con el podremos ver el redescubrimiento de una zona poblada desde
la Edad del Bronce adquiriendo mayor importancia en época romana asentado junto
a una laguna de alta importancia ecológica.
Palabras claves: fondos de cabaña, vía de comunicación, óppida, Común de la Mancha , “lapis specularis”.
Manjavacas,
a nivel geográfico es un paraje conocido
por su laguna, dentro del sistema de humedales de carácter estacional que se
encuentran en la Mancha Húmeda, Reserva de la Biosfera por su altísimo valor
ecológico tanto por su fauna como por su flora, siendo lugar de parada de
importantes especias de aves, y uno de los enclaves ecológicos más importantes
de Castilla la Mancha. Se encuentra en
el término municipal de Mota del Cuervo en la provincia de Cuenca, limítrofe
con el Toboso (Toledo), Pedro Muñoz (Ciudad Real), Las Mesas (Cuenca), entre
otros, al Suroeste de la provincia de Cuenca.
Por su
término pasa la Cañada Real de los Serranos varias veredas y sobre todo el
Camino Toledo a Murcia; punto de unión con otras zonas importantes desde la
Antigüedad, y lugar de paso del Norte al Sur de la Península. Hoy por hoy el
paisaje que nos encontramos es una zona presidida por la laguna de Manjavacas,
rodeada por suaves lomas y cruzada por varios caminos, con cultivos de vid y
secano, y teniendo como
protagonista uno de los cerros o lomas
más elevados donde se encuentra la
Ermita de Ntra. Sra.de Manjavacas.
Para poder
estudiar el Camino Toledo a Murcia es necesario consultar el Repertorio de
Caminos de Juan Villugas de 1546 y el de Meneses de 1576 en menor medida, así
localizamos con exactitud por donde pasa este recorrido tan quijotesco. Según
este repertorio el camino pasaría dentro de la Mancha por los términos
municipales de Villa de Don Fadrique,
Miguel Esteban, el Toboso, Pedro Muñoz,
Manjavacas, Las Mesas, El Provencio, etc. Además del camino principal
existían ramales que conectaban con este y casi siempre coincidiendo con el
Toboso núcleo central del mismo. Además
de tener una distancia muy corta entre todas las poblaciones lo que favorecería
el trasiego por el mismo, hemos podido observar que desde la prehistoria a lo
largo de esta vía se suceden gran cantidad de asentamientos con un tamaño
considerable, sobre todo en época de la Segunda Edad del Hierro y época romana perdiendo envergadura en años
posteriores pero sin dejar de estar ocupado el territorio.
De
todo el Camino a Murcia nos centraremos en el estudio de este asentamiento, por
la importancia del mismo desde la Edad del Bronce hasta época moderna, y su
cercanía a los escenarios donde trascurre el Quijote como es el Toboso a 11 km
del mismo y la interacción con los demás asentamientos de la comarca. Se sabía
de la existencia de una población anterior, hoy desaparecida, que aparece en
las fuentes desde 1243, dentro de la organización territorial del Común de la
Mancha de la Orden de Santiago (Escudero
Buendía 2013: p.4), con el nombre actual de Manjavacas, se trataría por lo
tanto de un despoblado medieval que dejaría de existir como tal en el s. XVI, y
que aparece en documentación de la Orden de Santiago, en sus visitas.
Sobre
este lugar los estudios previos existentes solamente hablaban del despoblado medieval, su
ermita vieja (todo hoy desaparecido) sin
conocer su situación exacta, la ermita actual, la laguna y poco más, ni
siquiera la carta arqueológica mencionaba la existencia de algún tipo de
asentamiento anterior a la Edad Media. Y los que mencionaban no se encontraban
en el lugar donde se refería este estudio.
Las
prospecciones en el terreno aún sin ser muy intensivas han dado como resultado
datos muy interesantes y que ayudaran en estudios futuros a complementar la
línea cronológica de ocupación de este entorno junto a la laguna, así como la
reconstrucción del paisaje.
Del
Paleolítico no hemos encontrado indicios de haber material de esta época, pero
esto no significa que no encontraríamos materiales con un estudio más
exhaustivo de la zona, ya que en otras zonas similares y cercanas, sí han aparecido, restos de industria lítica.
los que aparecen en las terrazas altas del Guadiana (por el lado derecho del
Jabalón, el Azuer, el Záncara, Córcoles), dados a conocer por Santoja, se
encontrarían en Santa María del Guadiana (Argamasilla de Alba), estudiados por
Ciudad Serrano con una adscripción cultural del Achelense Inferior Arcaico
evolucionado. Del Achelense Medio volvemos a tener noticias en el término de Porzuma,
trabajos publicados por Vallespí Pérez, Ciudad Serrano y García Serrano, todos
ellos dentro del Paleolitico Inferior. Recientemente también se han dado
posibles hallazgos de esta época en la zona de Santa Ana en el Toboso, con
restos de cantos trabajados de manera somera acercándose a la tipología del
chopping tooll. Las cartas arqueológicas recientes de la comarca, también han
aportado nuevos hallazgos del Paleolítico Inferior en la Comarca, así destacan
el Minguillo, Las Hondonadas del Cristo de Villajos en Campo de Criptana, las
terrazas de Arenales de San Gregorio, el Cerro de las Nieves (Pedro Muñoz),
Piédrola en Alcázar de San Juan, la
cuenca del Záncara en Socuéllamos y en
las Canteras en Tomelloso, (Sánchez Duque 2013: p. 13) así como los
interesantes hallazgos de El Pedernoso y las Pedroñeras en la provincia de
Cuenca.
En
toda la zona llamada “El Común de la Mancha” empieza haber más restos de
industria lítica, durante el Paleolítico
Medio y el Musteriense, debido a un aumento de la población y a las mejoras de
las condiciones climatológicas. Este aumento de asentamientos es considerable
en terrenos cercanos a Manjavacas como en la zona de Socuéllamos donde los
hallazgos de industrias líticas musterienses se han dado en gran profusión
(Hoya Bartolo, Villarejo Rubio, Lavajo Rubio, Bodega de Felipa Mayor, Vejezate
I, Cerro Caicedo, El Chaparral, La Hijosa, Titos, la Tejera); en Manjavacas y
la Sierra de los Molinos en Mota del Cuervo; Arenales de San Gregorio; Cerro de
las Nieves (Pedro Muñoz); Santa Ana (El Toboso); Santa María del Guadiana y
Peñarroya (Argamasilla de Alba), Las Hondonadas del Cristo de Villajos (Campo
de Criptana), Tomelloso La Pinilla, Las Canteras y especialmente Las Balsillas
(Sánchez Duque 2013: p. 15). Además de todos los asentamientos adscritos a esta
época del termino de Mota del Cuervo,
como Los Recodos, Monte de Escama, Las Hoyuelas, Monte Chico, El Árbol, Los
Mielgares o el Guijoso.
Por
eso ante tanta evidencia de ocupación de la zona durante el Paleolítico resulta
extraño que junto a la laguna no existan evidencias de ocupación, seguramente
con un estudio más exhaustivo tuviéramos noticias de material de esta
época. Sabemos que este tipo de
asentamientos también se encontraban en llano junto a puntos importantes de
agua, como cauces de ríos, lagunas, charcas…..construyendo sus viviendas de
manera perecedera con ramajes, y a veces con poblados estacionales, por ello
encontramos tantos en zonas muy cercanas entre sí.
Con lo
aparecido en la comarca y en Mota del Cuervo, parece ser que la zona estaba
aprovechada de manera exhaustiva, moviéndose por todo el territorio, para así
poder aprovechar todos los recursos y crear las primeras rutas de
desplazamiento con una compleja red viaria.
Pero no será
hasta el Calcolítico cuando estemos empezando a hablar de una repoblación
importante de la región y la sedentarización con la mejora en la explotación de los recursos,
sobre todo los agrícolas y mineros. En Manjavacas probablemente también ocurra
esto.
Durante
nuestras prospecciones por el terreno y la fotografía área, hemos visto
indicios de ocupación junto a la laguna desde la Edad del Bronce; al menos
desde el Bronce Final y la I Edad del Hierro. En la zona norte de la laguna muy
cerca de ella y junto al camino Toledo a Murcia, en superficie aparecen restos
cerámicos correspondientes al Bronce Final y la I Edad del Hierro. Es una
cerámica muy tosca, grisácea y rojiza de cocción reductora, de mala calidad,
con desgrasantes muy gruesos casi toda ella de cocina. El posible hábitat se
encuentra en llano, junto a la laguna y
una vía de comunicación como es el propio camino Toledo a Murcia; en el
lado Norte de la misma (hoy tierra de cultivo y vid). No parece un asentamiento
muy grande por la dispersión de cerámica en superficie. Una vez en el terreno
no se aprecian ningún tipo de estructura que se pueda identificar, la realizad
es que no hay ninguna, tan solo las tierras de cultivo; en cambio desde el aire
parece apreciarse posibles “manchas circulares” de distinto tamaño con una
coloración más oscura y una organización irregular. Pueden ser posibles “fondos
de cabaña”.
A
pesar de ser “Fondos de cabaña”, no son de la época anterior, el Calcolítico
como sucede en los alrededores que presentan una amplia tipología de
asentamientos desde los poblados en altura (en cerros más o menos elevados, con
un valor estratégico de control de vías de comunicación heredadas del
Paleolítico y Neolítico) y los asentamientos en llano junto a zonas de agua
permanentes como cuencas fluviales o lagunares, como es el caso de Campo de
Criptana, el Cerro de las Nieves de Pedro Muñoz o Vejezate en Socuéllamos. Casi
todos los yacimientos documentados en la zona de esta época marcarían un patrón
de asentamiento similar, cercanos a los cauces de los ríos, lagunas, zonas
inundables y puntos de agua, junto a caminos o vías de comunicación, así como
control de vados, tanto en llano o en ladera protegidos de las inclemencias del
clima, y con buena visibilidad. Manjavacas cumple estos requisitos (Pereira
Sieso 2007)
En
general nos encontraríamos con grupos que han re ocupado el territorio
basándose en cuestiones económicas apoyados en la explotación de los recursos
agrícolas y ganaderos de la provincia, dando preferencia a la ganadería. Son
conscientes de la posición geográfica estratégica y la ya existencia de las
vías de comunicación en todas las direcciones de época anterior, permitirán el
desarrollo de un complejo sistema de intercambios (como se ha demostrado con
ciertos hallazgos de materiales foráneos en algunos yacimientos de esta época),
con el Norte, el Sur y el Mediterráneo, así pues podríamos estar ante un
sistema comercial de alto nivel que pasaba su red principal por este
territorio; siendo la base para el patrón de asentamiento en las etapas del
Bronce y de la Edad del Hierro , convirtiendo al Camino Toledo a Murcia en una
de las principales vías comerciales de la meseta sur, uniendo el centro con
Cartagena, en este caso la salida al mar.
Lo cierto es
que Manjavacas será elegido como un lugar de asentamiento por encontrarse junto
a caminos importantes y puntos de agua permanente, será en esta
época durante el Bronce cuando se
incrementen las vías de comunicación, los lugares de extracción de materias
primas comercializables y el surgimiento de una clase social poderosa ante los
demás. (Arias Aparicio 2013). Se empiezan a configurar los caminos y vías de
comunicación que unirían el norte peninsular con el sur, y el este con el
oeste; probablemente sea ahora cuando empiecen a coger forma las relaciones
comerciales entre la Mancha con el valle de Alcudia, y la Mancha con el Valle
del Duero y del Tajo y la salida al mar por Cartagena. Además todos estos
caminos ponen en contacto a Manjavacas directamente con Mota del Cuervo,
Toboso, Vejezate, El Zagarrón, Pedro Muñoz….todos ellos importantes
asentamientos del Bronce, Hierro, romano….
Durante la
Edad del Bronce si tenemos en cuenta no solo los yacimientos hallados en el
término municipal de Mota del Cuervo, sino también los de los alrededores, nos
permiten realizar una serie de grupos y tipologías de asentamientos. En el
término de Mota del Cuervo no se han documentado muchos restos del bronce, pero
los que sí han sido encontrados son de cierta relevancia y de distintas
tipologías. Estos grupos surgen teniendo en cuenta las características del
terreno las cuales determinaran unos patrones de asentamientos diferentes en el
territorio del Común de la Mancha. (Ruiz Taboada 1996: p.221-224).
Los
distintos asentamientos del Bronce del territorio cercano a Manjavacas los
podemos agrupar de la siguiente manera, faltando alguno que otro por no tener
todavía todo el territorio analizado:
-
Los asentamientos en altura, elevados, bien en cerros altos,
o pequeñas elevaciones naturales, cercanos a un río o zona de agua, cercanos
también a un camino o vía de comunicación, conocidos como castillejos (Klint
1980) : Cerro Picorzo, Vejezate (Socuéllamos); Cerro Blanco (Pedro Muñoz);
Sierra de los Molinos, Pozo Nieve (Mota del Cuervo); Piedrola, Cerro de San
Antón, Cerro de San Martín, Cerro Gordo, Cerro de Martín Juan, Cerro de la
Horca (Alcázar de San Juan); El Pico,Valrepiso, El Real, Pozos de Villalgordo,
Sierra de los Molinos, Cerro de la Virgen, Villajos (Campo de Criptana); El
Cabalgador, Cerro Cabeza de los Frailes,
Las Balsillas (Tomelloso).
-
Poblados en llano formando tells artificiales o bien
las llamadas “Motillas” o morras en terreno llano, junto a zonas lagunares o
cauces de ríos, en vados…..próximas a caminos o junto al camino: La Motilla
(Mota del Cuervo); La Motilla, el Cerro de las Nieves (Pedro Muñoz); Motilla de
los Romeros, Villar de las Motillas, Motilla de Pedro Alonso, Motilla de Brocheros, Motilla de Casa de
Mancha, (Alcázar de San Juan); Montón de
Trigo, la Atalaya, El Villargordo, Los Enterramientos, Motilla del Juez,
Motilla del Cuervo (Campo de Criptana);
el Morrión (El Toboso); El Altillo (Tomelloso).
-
Poblados en llano, o llamados Campos de Hoyos, instalaciones, también cercanos a cursos de ríos,
zonas inundables, lagunas, vados…..; algunas veces este tipo de asentamientos
se presentan en las laderas del terreno sin estar solamente en el llano:
Barreros, Camino de Cotos, Camino Valencia (Pedro Muñoz); Los Cebadales, Titos,
Casas de los Alto (Pozo Bernaldo), El Chaparral, Doña Julia, Villa de la laguna, La Tejera (Socuéllamos); los
Enterramientos, Hondonadas de Villajos, Senda de los Cantareros, El Villargordo
(Campo de Criptana); La Cubeta, Casa de Manzanaque (Tomelloso); Manjavacas,
Corral de Mata (Mota del Cuervo).
Todos
ellos se encontrarían entre los ríos Záncara, Córcoles. Por el Norte la Sierra
de Criptana y el río Cigüela, por el Este la Sierra de Mota del Cuervo, por el
Oeste la Sierra de Herencia, siendo la zona central una extensísima dehesa de
monte bajo mediterráneo, bosque frondosos de encinas y pastos para el ganado,
atravesados por importantes caminos. Estos poblados se adaptarán al terreno
perfectamente de ahí la variedad de los
mismos, aprovechando los recursos que tienen en su entorno.
Por
regla general se producirá una gran explosión de asentamientos en esta etapa
cuya distribución sugiere que se tiene en cuenta la existencia de valles
fluviales y cañadas, cercanos a tierras aptas a la práctica de la ganadería y
la agricultura. El hábitat sería muy numeroso y disperso, con lugares muy
pequeños y otros un poco mayores. (Uroz Saez 2003: 221). Los yacimientos más
significativos de esta etapa del Bronce y contemporáneos a Manjavacas se
encuentran repartidos por todo el territorio del antiguo “Común de la Mancha”,
destacando los que aparecen en el recorrido del Camino Toledo a Murcia (también
conocido como Camino de la Seda), los propios del término municipal de Mota del
Cuervo documentados y aquellos cercanos a Manjacavas y esta vía de
comunicación.
Así uno de los puntos destacables es el conjunto de yacimientos de
Vejezate (Socuéllamos, Ciudad Real) con una cronología
que abarcaría desde el Paleolítico hasta la Baja Edad Media. Situado a orillas del Río Záncara, en una elevación desde donde se divisan varios
kilómetros a la redonda, con buena defensa por el lado Norte donde se encuentra
el río. Es un conjunto de yacimientos que forman uno sólo a ambos lados del Rio
Záncara. Tendrá unas dimensiones de más o menos 3h, encontramos dos cerros uno
enfrente del otro con buena visibilidad entre sí, controlando el río y el
camino, en este caso el Camino Real de Pedro Muñoz a Villarrobledo. Uno de
ellos está situado en unas suaves pendientes de uno de los meandros que forman aquí el río, en una
de las lomas hacia el agua se situaría la población, protegidos del frío y de
la vista de la gente, es donde han aparecido restos de cerámica del Bronce. Es de suponer que es un poblado sin
amurallar aprovechando la defensa natural de la propia loma que hace que sean
casi invisibles por ciertos lados de la misma. (Sánchez Duque 2013).
El
Cerro de la Virgen de Criptana,
se trata de una loma amesetada de grandes dimensiones donde actualmente se
encuentra el Santuario de la Virgen de Criptana, con pocos restos del bronce,
en la etapa posterior adquirirá gran importancia. Desde su cima se divisa toda
la llanura manchega hasta el Campo de Montiel. Sería un poblado en altura
fortificado, ya en el Bronce. Tendría unas 4 o 5 hectáreas.
El
Cerro de las Nieves (Pedro
Muñoz), no es una motilla propiamente dicha, es más un tell artificial que
tendrá continuidad en la etapa posterior. Se encuentra junto a la laguna del
pueblo y el camino que lleva de Pedro Muñoz a Mota del Cuervo, tiene una buena
visibilidad y contacto visual con el Cerro de la Virgen de Criptana y el Cerro
de Santa Ana en El Toboso. Poco se conoce de esta etapa del poblado a pesar de
haber sido excavado, siempre se había pensado que el comienzo de la ocupación
en el asentamiento fue en el s. VII a.C Alrededor de la laguna y junto a este yacimiento
se encuentran otros de características similares y de pqueño tamaó. Se
encuentra en el paso con el Morrión (El Toboso), Vejezate (Socuéllamos),
Criptana y en comunicación con ellos en esta época. Es similar al de Montón de Trigo (Campo de
Criptana), la Atalaya (Campo de Criptana), Villajos (Campo de Criptana), la
Motilla y Pozo Nieve en Mota del Cuervo. Determinar el tamaño de este
yacimiento en época del Bronce es casi imposible por las transformaciones que
ha sufrido al encontrarse en el casco urbano.
Montón de Trigo
(Campo de Criptana), llama la atención el aspecto monumental de este
asentamiento al Norte de Criptana dentro del conjunto arqueológico de Villajos,
junto a un camino de Madrid, paralelo a la Vía 30 del Itinerario de Antonino y
cercano a la Hidalga (según Blázquez la antigua Alces Celtibérica). También se
encuentra junto a la Laguna de Salicor, una zona inundable de agua, con laguna
rica en sal. Es un tell de forma cónica aterrazado con estructuras en piedra,
donde se pueden ver líneas de muros de gran espesor. Las dimensiones del tell
son bastante considerables siendo uno de los más grandes de la comarca,
semejante en tamaño al Motilla de Azuer (Daimiel). Está aislado con buena
visibilidad de todo el entorno teniendo comunicación visual, con Villajos,
Cerro San Antón (Alcázar de San Juan), Cerro Gordo (Alcázar de San Juan). No es
la clásica motilla con torre –algibe en el centro, sino más bien un castro, con
la parte superior de la cima amesetada.
De
lo más interesante es el Conjunto arqueológico de Villajos, donde nos encontramos con cinco motillas de
distintos tamaños a poca distancia unas de otras formando un solo asentamiento,
localizados en una zona inundable y de alto valor para la agricultura y la
ganadería, predomina un montículo frente a los demás siendo probablemente el
asentamiento principal, frente a los otros. El yacimiento de la Motilla (Mota del Cuervo),
situado al Sur del término era de las mismas características que las motillas
anteriormente descritas, un pequeño tell artificial con dispersión de cerámica
hecha a mano, controlando un arroyo y un camino, muy cerca de la Cañada Real. A
día de hoy este yacimiento está desaparecido, a comienzos de la década del 2000
aún se conservaba, por ello conocemos de su existencia. En la Carta
Arqueológica aparece un lugar como posible yacimiento del Bronce, pero no viene
la descripción del mismo y si está en llano o en altura, es el de Corral de Mata, también en Mota del Cuervo.
Interesante
resulta el yacimiento de la Motilla de
Pozo Nieve (Mota del Cuervo), en la misma sierra de los molinos, y
casco urbano de Mota. Es una elevación o tell artificial donde se han
documentado restos cerámicos la Edad del Bronce. Parece ser un poblado en
altura o tell de un poblado más que una motilla propiamente dicha, un poblado
en altura, que quizás hubiera estado fortificado para defenderse, aunque tiene
buenas defensas naturales en la parte trasera del mismo. Presenta una buena
visibilidad de la zona por la altura que tiene el mismo. Conocido como Pozo
Nieve porque en los alrededores se conserva un pozo de nieve.
En
el propio Camino Toledo a Murcia propiamente dicho, destaca El
Morrión en el Toboso, lo mismo que los anteriores no parece una motilla
propiamente dicha, junto a una cañada o arroyo, domina un extenso valle junto a
este Camino que uniría a Manjavacas con
el Morrión. Actualmente se encuentra destrozada pero sigue el esquema de tell
artificial formado por la superposición de estructuras construidas en
mampostería en piedra.
Importante
es el propio yacimiento de Manjavacas.
Asentamiento en llano, junto a la laguna y una vía de comunicación. Hay poca
dispersión cerámica en superficie y no se aprecia ninguna estructura de
habitación, pero desde el aire parece
que estuviéramos ante “Fondos de Cabaña. Las viviendas estaban
construidas a base de cabañas hechas con materiales perecederos, por eso no ha
llegado a nosotros, hoyos excavados en la tierra “silos”, para almacenamiento o
basureros de las cabañas y las viviendas propiamente dichas. El material
aparecido en superficie se le puede atribuir al Bronce Final más que al Bronce
pleno, fragmentos de algún molino de mano de tipología barquiforme pero sería
necesaria una intervención arqueológica. Recuerdan a los restos encontrados
recientemente en Villajos donde han aparecido fondos de cabaña, y silos
atribuibles al Bronce y que han aportado algo de luz para este tipo de
asentamientos en la comarca (Malalana Ureña 2012: p. 172) pudiendo reconstruir el hábitat de estas
gentes. Así mismo también recuerda a otros yacimientos tanto de la meseta sur
como de la meseta norte, encontrados en llano y junto a puntos de agua.
Cercanos a nosotros a parte del recientemente hallado y estudiado en Villajos,
podemos encontrar la mayoría de ellos en el Corredor de Henares y en la confluencia del río Manzanares con el
Jarama y en el Valle del Tajo. (Fernández 2002: p. 85)
Al igual que
sucede en la edad del Bronce, se puede determinar una serie de tipologías de
asentamientos a partir de la I Edad del Hierro, los cuales muchos de ellos ya existían
y ahora continúan haciéndose más grandes o más importantes; por lo tanto existe
una continuidad en la ocupación del territorio. Así la principal característica
de los asentamientos correspondientes al camino Toledo a Murcia sería la mayor
concentración junto a los ríos y lagunas, siendo el río el eje vertebrador del poblamiento, como vemos en el
Cigüela y en el Záncara (Domingo Puertas).
Es ahora cuando surgen los “oppidum”, centralizando el control del
territorio en un lugar concreto, fácilmente defendible, con buena visibilidad,
junto a vías de comunicación importantes, situándose en puntos estratégicos de
caminos y de otros poblados de tamaño más pequeño. observamos la gran cantidad
de yacimientos que existen durante esta etapa, sobre todo durante la II Edad
del Hierro, además de la variedad de los mismos y del tamaño de alguno de
ellos. Algunos de ellos tienen poca distancia unos de otros, lo normal son unos
3 o 4 km entre sí, y como mucho 5 0 6 km entre sí. Casi todos ellos se
encuentran junto a los ríos, vados, lagunas o pozos donde se puede extraer el
agua. Además de encontrarse al lado de vías importantes de comunicación que
conectaban el centro peninsular con la salida al mar. Observamos que en
Manjavacas durante la II Edad del Hierro el asentamiento sufre un aumento de
densidad de población considerable y por ende un crecimiento de la ciudad de
esta época. La ocupación se extenderá hacia el norte de la laguna, ocupando
todos los terrenos hasta el camino de los valencianos, la carretera de las
mesas (camino Toledo a Murcia), (al
menos lo que se ve en superficie, en material arqueológico), alrededor de unas
15 has, ocupan el llano y las laderas. Estamos hablando de una ciudad
celtibérica de cierta envergadura, un “oppidum” en toda regla, junto a una vía
de comunicación importante, y de bastantes habitantes; algo desconocido
para la zona, pero no el único caso, y
que nos pudiera hablar de la importancia que hubiera podido tener el
asentamiento de Manjavacas y de este camino que iba al mar, en la II Edad del
Hierro. Por todo este recorrido y zonas cercanas al igual que sucede durante la
Edad del Bronce, parece que se vuelve a repetir de manera reiterada el tipo de
asentamiento en los distintos puntos del territorio; vemos que los yacimientos
se bajan al llano y crecen en dimensiones.
Por
ejemplo en el valle del Cigüela, al norte de Mota del Cuervo destacan: El Albardinal (Villanueva de
Alcardete, Toledo) se trata de un espolón rocoso en la margen izquierda del río
Cigüela, con buen campo de visión, cerca del río a unos 150 m y un foso
defensivo. Es un poblado de planta ovalada, pero con unas dimensiones
inferiores a Manjavacas, unas 1´8 has. Estaríamos ante un recinto amurallado
con foso fácilmente defendible y con mucha dispersión cerámica. Tiene una
ocupación desde la II Edad del Hierro.
Otro
yacimiento a destacar es El Pradejón (Quintanar
de la Orden), con una relación visual con el Albardinal, también sobre un
espolón rocoso y junto al río Cigüela. Presenta un paramento de muralla y un
posible foso, con mucha cerámica también de la II Edad del Hierro, es lo que
sería un asentamiento en altura.
El Cervero (Villanueva del Alcardete) ya es un hábitat
en llano, también junto al camino y la Cañada Real que se dirige a Alcazar de
San Juan; el Cervero II
(Quintanar de la Orden) otro en llano cercano a los otros sin estructuras
visibles y con poco material en superficie. También en la margen del río
Cigüela se han documentado los yacimientos de Vega de Escardillo (Villanueva de Alcardete), junto a un camino
y cercano al río, ocupado desde la Edad del Bronce, tiene su mayor crecimiento
en la II Edad del Hierro, pero no superando las 2 has de dimensiones. Alejado del río se encuentra el yacimiento de
Guzquez (Quintanar de la Orden, Toledo), con ocupación notable durante el
Bronce, en un cerro testigo o tell artificial fortificado. En Mota del Cuervo
similares a este tipo de asentamientos los podemos encontrar en el Pozo
Zagarrón, El Castellar y la Torca del Cura. Todos ellos y los documentados en
el valle del Cigüela serían asentamientos pequeños, no superando las 2 has y
seguramente dependientes de otros hábitats mayores que ellos. Semejantes a
Manjavacas hemos podido documentar una serie de yacimientos a lo largo del
Camino Toledo a Murcia en la parte manchega; así por ejemplo el Morrión (El Toboso, Toledo), ahora durante el Hierro la población
se ha bajado al llano, situándose en una zona de ladera junto al arroyo
Cuadrejón y cercano a la laguna de la Nava a unos 200 m (hoy desaparecida) y en
pleno camino Toledo a Murcia; será en esta época cuando aumente
considerablemente la población, adquiriendo el asentamiento unas grandes
dimensiones hasta la fecha no vistas en la zona, presenta el territorio gran
dispersión de material cerámico. No aparecen estructuras visibles,
probablemente las edificaciones estuvieran construidas con materiales
perecederos tales como el adobe y el tapial. Podemos estar hablando de casi 15
has de yacimiento. Otro similar será Pozo
Villarejo I y II (Villanueva de Alcardete y Quintanar de la Orden),
cercano al río Cigüela con la presencia de un
vado y al lado de la Cañada de los Hinojosos; se trata de un
aterrazamiento cercano al lecho fluvial. Tiene unas dimensiones también
grandes.
Cercano al
camino pero dentro del territorio de acción de camino nos encontramos con otro
asentamiento muy similar a Manjavacas, y comunicado con este mediante una
vía, a unos 6 km, se trata del Cerro de las Nieves (Pedro
Muñoz); al igual que los anteriores se ocupa mediante una motilla durante el
Bronce y será en la época de la II Edad del Hierro cuando empiecen a sufrir un
aumento de la población y a extenderse por el llano; como los demás se
encuentra junto a la laguna del pueblo y en su día debería haber tenido unas
grandes dimensiones, actualmente no se conserva a penas por encontrarse en
pleno casco urbano, pero cuenta con la ventaja de haber sido excavado mediante
intervención sistemática.
Por último
mencionaremos un conjunto de yacimientos que supera con creces las dimensiones
de Manjavacas, sin antes olvidar el anteriormente mencionado Vejezate y
Ruidera; este yacimiento sería el
de Villajos
y Critana en Campo de Criptana, dentro de otro de los ramales del
camino Toledo a Murcia.
Llama la
atención las dimensiones, concentración de yacimientos y situación estratégica
de los yacimientos de Campo de Criptana, sobre todo llama la atención el Cerro
donde se encontraba la antigua Critana como aparece en la documentación
medieval, es un auténtico oppidum de gran tamaño, siendo el asentamiento mayor de
toda la comarca, con forma de tell artificial, aterrazado similar al Cerro de
Santa Quiteria en Tébar (Cuenca) también con una ermita de culto mariano (16);
nos encontraríamos ante un poblado bien organizado, con urbanismo de casas,
calles, zonas públicas, recinto amurallado, con laderas antropizadas y la cima
plana. A este yacimiento hay que unir el conjunto de yacimientos de Villajos
con más de cinco motillas o tells artificiales y también el más grande, en la
actualidad hay una ermita con las
características que el poblado de Critana, sin olvidar que al Norte de
Villajos se encuentra el yacimiento de la Hidalga de gran extensión en
dispersión de cerámica.
Tenemos
ejemplos similares de control del territorio en zona de frontera como es el
espectacular yacimiento de Monte Bernorio (Palencia), el cual controla el paso
entre la Meseta y Cordillera Cantábrica
(Vacceos y cántabros) y otro más cercano y que pudiera tener relación con este
entorno seria el oppidum de Libisosa (Lezuza, Albacete) que controlaría el
Campo de Montiel. Parece claro que este yacimiento no solo controlaría el
territorio sino también los recursos económicos tales como la ganadería,
agricultura y minería y las vías
comerciales. Estos asentamientos de grandes dimensiones como Manjavacas
tendrían que tener una presencia importante en el camino, haciéndonos suponer
que desde la II Edad del Hierro esta vía de Toledo a Murcia tenía un tránsito
de mercaderías muy importante, provocando las poblaciones junto a esta vía
crecieran y fueran prósperas, además de servir de refugio a los comerciantes y
facilitando el traslado de mercancías al encontrarse muy cerca unas poblaciones
de otras.
Por lo tanto
el poblamiento de esta parte del camino durante la II Edad del Hierro viene
vertebrado por las zonas donde hay agua, ya sea un río o una laguna; gran
concentración de yacimientos en un espacio pequeño de territorio en unos
20 km a la redonda; existe una
estructuración del poblamiento en la llanura basada en la proximidad de estos
cursos fluviales; aparición de vados y control de los mismos mediante la
construcción de puntos para controlar el paso de gente por esas zonas. Esta
distribución de asentamientos diseminados por toda la comarca con un eje
central nos habla de la fuerte jerarquización de la sociedad que ocupaba estas
tierras, dependiendo de una élite que controla los principales recursos
económicos, sobre todo el comercio; la actividad principal seria la ganadería
debido también al tipo de paisaje que había, donde predominaba el bosque mediterráneo
con pastos y dehesas, sin dejar de realizar la agricultura, pero en menor
medida.
Con la llegada de los romanos esto empieza a cambiar adaptándose a
la administración romana. Ante estos poblados de oppidum, los romanos se
comportan de distinta manera, parece ser que por la Mancha se crearon los
“fórum” (Poveda Navarro 2002: p. 5), entidades de referencia en el mundo de las
aldeas y comunidades rurales, centralizando la actividad comercial en un ámbito
rural, sería un centro comercial, con predominio de hábitat disperso, situado
en el entorno de una importante vía de comunicación (Uroz Saez 2003: p. 230),
sobre todo en aquellos lugares donde existía una zona muy ruralizada y con
poblamiento muy disperso, aquí parece que la minería podría tener algo que ver.
Además se producía que al estar en un lugar tan estratégico, de frontera y de
paso hacia otras zonas de interés de Roma, casi todas las tropas pasaron por
este territorio formalizándose así las Vías romanas. Después de la conquista
romana se producirán los movimientos de población como consecuencia más
cercana, concentrando la población para así aplicar mejor la administración
romana, además de recompensar a soldados retirados con tierras en Hispania.
Este proceso destruyó la mayoría de los asentamientos indígenas fortificados,
en beneficios de otros mejor situados y controlados por el poder romano. Uno
caso pudiera ser el de Critana, semi abandonado con la creación a 2 km de
distancia de El Campo, por donde pasará la Via 29 (Laminium- Titulcia). (Fuentes
Dominguez 2006:p 66)
En Manjavacas al igual que suceda en el Morrión o el Cerro de las
Nieves, en época romana estos asentamientos ven aumentar la población, y ven
también como Roma les traslada de lugar de habitación, acercándose más a los
caminos y cursos de agua, en detrimento
de los lugares fortificados donde se encontraban antes. En el caso de
Manjavacas, observamos que la población en época romana se situaría en dos
ámbitos; por un lado se mantendría la población en el cerro donde se encuentra
la ermita de la Virgen de Manjavacas, gente ésta de carácter indígena, siendo
la misma población que estaba con anterioridad y por otro lado cerca de la
laguna, junto al camino Toledo a Murcia, se aprecia a través de las
prospecciones la gran cantidad de material cerámico de época romana, además de
construir probablemente una acequia para desviar el agua de la laguna, creando
zonas de regadío y así evitar además las inundaciones. La extensión en esta
época es considerable, cerca de 20 has de yacimiento, nos encontraríamos con
una ciudad y no con una villa de época romana. Además de encontrar cerámica,
también se han encontrado en ciertas
zonas, gran cantidad de espejuelo o “lapis specularis”, el material que los romanos
extraían de la Península para la realización de ventanas (era el cristal de
Hispania).
El lapis
specularis supuso para el centro peninsular en época romana, una revolución y
la riqueza de la zona, sobre todo de ciudades como Segóbriga. El lapis
specularis es un mineral de yeso que se utilizaba para el cerramiento de vanos y como piedra
ornamental para revestir paredes y suelos de edificaciones de cierta relevancia
y domésticas. (Guisado di Monti 2002: p
405)
El área de
explotación del lapis comprende las actuales provincias de Toledo y Cuenca, en
tierras de Carpetanos y celtíberos. El espejuelo ya era conocido por las
poblaciones autóctonas y utilizado por ellas en la arquitectura domestica de
sus edificaciones, así como para la elaboración de yesos. Los romanos aprovecharon estos materiales
empleándolos en su beneficio.
En todas
aquellas localizaciones donde se producía la minería del lapis dio origen a
unos patrones de asentamientos propios que consistían en potenciar los núcleos
prerromanos ya existentes. Frente a las ciudades principales como Segobriga se
crearan otras ciudades satélites que ya existían antes las cuales adquirirán
importancia por encontrarse cerca de los núcleos de explotación mineros.
Manjavacas podría estar dentro de este grupo, al igual que el Morrión, La
Hidalga, Ruidera. (Bernader Gómez 2006)
Si observamos
y analizamos los yacimientos romanos de la zona, nos damos cuenta que estamos
dentro del territorio de acción de la minería del lapis specualaris, teniendo
muy cerca al famoso yacimiento de Osa de la Vega y el de Monreal; con una
fuerte romanización y donde los asentamientos presentan distintas tipologías
entre sí, hay desde núcleos muy grandes hasta muy pequeños y algunos de
carácter especial como son los de los pozos fortificados, como Pozo Zagarron
(Mota del Cuervo), Pozo Bernaldo (Socuéllamos), Pozo Sevilla (Alcázar de San
Juan)(Morín de Pablos 2011: p 28), Pozo de los Tomillosos (Tomelloso), entre
otros. Todos estos poblados o urbes se encontraban cerca de los principales
caminos como hemos mencionado con anterioridad; en el caso del lapis la
principal vía de exportación era la Vía Spartaria o C-1, el trazado minero del
lapis sería el eje Ercávica- Segóbriga- Carthago Nova, ruta prerromana que unía
la zona centro de la península con el área del sureste, teniendo bifurcaciones
en dirección a Complutum (calzada IB) y otra a Ercávica. (Regulez Muñoz 2006)
Al analizar la
situación geográfica, las dimensiones, materiales, podemos decir que Manjavacas
podría hacer sido uno de estos núcleos mineros del territorio del lapis
specularis; por su terreno cercano a la laguna encontramos gran cantidad de
este material, además de encontrarse en el camino de Toledo a Murcia, antiguo
ramal que comunicaba con la vía C-1; las dimensiones del asentamiento en esta
época son considerables a pesar de no haberse encontrado restos
arquitectónicos, la potencia de material arqueológico es muy alta con
adscripción romana, no pasando desapercibida en una prospección superficial.
Con los pocos datos que barajamos a través de la prospección extensiva
realizada, sí podemos determinar que estaríamos ante una urbe con organización
urbana; con espacios domésticos y espacios públicos, la creación de una acequia
para desaguar el vado del río y la laguna y así poder facilitar el paso por el
mismo; probablemente tuvieran espacios públicos y hasta un templo o lugar
sagrado dedicado al agua por la cercanía de la misma, y por la construcción en
épocas posteriores desde la tardoantigüedad de una ermita junto a la laguna y
de un poblado de repoblación bajo la tutela de la Orden de Santiago.
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