¿Por qué la Tierra sufre una Edad de Hielo cada 100.000 años?


Un equipo de investigadores de la universidad británica de Cardiff ha conseguido explicar la razón por la que nuestro planeta sufre de forma cíclica y cada 100.000 años, intensos periodos glaciares.
Se le conoce como «el problema de los 100.000 años», y se trata de un misterioso fenómeno que ha estado ocurriendo, por lo menos, durante el último millón de años de historia de la Tierra. Y no es como para tomárselo a broma. Durante esos recurrentes periodos fríos, en efecto, vastas capas de hielo cubren por completo Norte América, Europa y Asia. Y hasta ahora los científicos habían sido incapaces de explicar por qué.

Hace millones de años, las edades de hielo, se sucedían en nuestro mundo a intervalos mucho menores, de unos 40.000 años, lo cual cuadra con los estudios que demuestran que, justo en esos intervalos de tiempo, las estaciones varían de una forma predecible, con veranos cada vez más fríos en un extremo del ciclo, y cada vez más calientes en el extremo opuesto.

Sin embargo, hace cerca de un millón de años, durante la llamada «Transición del Pleistoceno Medio», todo cambió, y los intervalos entre una edad de hielo y otra pasaron a ser de 100.000 años en vez de 40.000.

El importante papel del CO2

Ahora, un nuevo estudio recién publicado en Geology sugiere que la culpa de ese cambio podría ser de los océanos o, con más precisión, en la forma en que los océanos absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.

Estudiando la composición química de diminutos fósiles extraídos de los fondos oceánicos, los investigadores descubrieron que había una mayor cantidad de CO2 almacenada en el océano profundo durante los periodos de Edad de Hielo, a intervalos regulares de 100.000 años. Y eso sugiere que en aquellos momentos, una cantidad extra de dióxido de carbono estaba pasando de la atmósfera al mar, lo que hacía descender la temperatura de la Tierra y permitía que vastas capas de hielo engulleran, literalmente, todo el hemisferio norte del planeta.

Carrie Lear (izquierda), del Intituto de Ciencias Oceánicas y Terrestres de la Universidad de Cardiff y directora de la investigación, afirma que «Podemos imaginar a los océanos inhalando y exhalando dióxido de carbono. De esta forma, cuando los hielos están más extendidos, quiere decir que los océanos han estado inhalando CO2 de la atmósfera, haciendo del planeta un lugar más frío. Por el contrario, cuando hay menos hielo, significa que los océanos han exhalado CO2, que se hace más abundante en la atmósfera y mantiene al planeta más caliente».

Las algas marinas juegan un importante papel a la hora de extraer CO2 de la atmósfera, ya que ese elemento es un ingrediente esencial para la fotosínteis. Y ese mismo CO2 es devuelto de nuevo a la atmósfera cuando las aguas oceánicas más profundas emergen hasta la superficie en un proceso llamado «surgencia». Pero cuando hay una gran cantidad de hielo en la superficie, el dióxido de carbono no puede ser «exhalado», lo que lleva a que la capa helada sea cada vez más gruesa y la Edad de Hielo se prolongue.

Tapadera de hielo

En palabras de Carrie Lear, «Si pensamos en los océanos inhalando y exhalando dióxido de carbono, la presencia de grandes cantidades de hielo en el agua funciona como una gran tapadera en la superficie oceánica».

El clima de la Tierra se encuentra ahora en una etapa cálida justo en medio de dos periodos glaciares. La última Edad de Hielo terminó hace cerca de 11.000 años, y desde entonces las temperaturas y los niveles del mar no han dejado de subir, al mismo tiempo que las cubiertas de hielo han ido retrocediendo hacia los polos. Por supuesto, y además de los ciclos naturales ya descritos, hay que contar ahora con la acción del hombre, cuyas emisiones de CO2 también están teniendo el efecto de calentar el planeta.

Unknown

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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