Petra, la joya de Jordania

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Por Diego García

   Siglos de historia han conservado la belleza original de esta ciudad labrada en piedra por el pueblo nabateo. Confirmada como nueva Maravilla del Mundo en 2007, Petra nunca deja de impactar al visitante con sus mausoleos, altares y templos.

   Si bien su fama y su belleza se han visto reforzadas tras ser designada en 2007 una de las Nuevas Maravillas del Mundo, Petra ya venía siendo denominada desde mucho antes como la octava maravilla del mundo antiguo. Cualidades no le faltan para ser el tesoro más preciado de Jordania y su atracción turística por excelencia.

   Estamos ante la más bella de las ciudades jordanas; Petra fue tallada sobre la roca en el siglo VI a.C por los árabes nabateos, pueblo de origen nómada que habitó la zona antes de la llegada del Islam sentando los principios de un imperio comercial que llegaba hasta Siria. Los nabateos eligieron este enclave estratégico donde controlaban el tráfico de caravanas que subían desde Egipto o bajaban desde Asiria. Eran pacíficos y no existían los esclavos. Adoraban a Dushara (el Sol) y Allat (la Luna), y basaban su vida en la agricultura.

   Impacta la enorme ciudad excavada en sus rocas por los nabateos hace más de dos mil años, así como sus gigantescas montañas de piedra roja en los que permanecen labrados los inmensos mausoleos. Es impresionante también el peso que tuvo el lugar hace siglos, cuando se convirtió en una ciudad de paso que unía las rutas de la seda, las de las especias y otras que conectaban a China, la India y el sur de Arabia con Egipto, Siria, Grecia y Roma.

La fachada de 'El Tesoro', inmortalizada en el cine

   La entrada a la ciudad se realiza a través del Siq, un estrecho cañón, de un kilómetro de longitud (se puede recorrer a caballo o en carruaje) y que alcanza en algunos puntos los ochenta metros de altura. Con colores y formaciones de las rocas deslumbrantes, recorrerlo es una experiencia impactante, sólo superada por la impresión de ver por primera vez la fachada de El Tesoro (Al-Khazneh), al final del camino. La ruta fue inmortalizada en la mítica saga de Indiana Jones, en la película "La última cruzada".

   Esta inmensa fachada tiene treinta metros de ancho y cuarenta y tres de alto. Fue excavada en el siglo I en una roca que cambia de color a lo largo del día. Su finalidad era servir de tumba de un importante rey nabateo, y todavía hoy representa el talento para la ingeniería de este antiguo pueblo. Además de este mausoleo, en Petra existen cientos de tumbas de gran belleza excavadas en la roca, todas de impresionante arquitectura.

   El teatro romano, por el que no es extraño encontrar las cabras de los beduinos; las tumbas de la Urna, Corintia y del Palacio, las tres más importantes, ubicadas en la Jébel Kubtha; o el Jardín de Qasr el Bint, Castillo de la hija del Faraón, único edificio no excavado en la roca en Petra, son algunos de los más admirables rincones de la ciudad.

   Conocer a fondo esta ciudad requiere al menos cuatro o cinco días. Además de las quinientas tumbas que han sobrevivido a los terremotos, en Petra se pueden admirar un gran teatro de estilo romano con capacidad para tres mil personas. Hay obeliscos, templos, altares para sacrificios, calles con columnas y, a gran altura, dominando el valle, se encuentra el impresionante monasterio Ad-Deir, el edificio más grande de la ciudad donde se puede acceder a su tejado, al que se accede tras una subida de 800 peldaños excavados en la roca. Desde este punto se divisa una sensacional panorámica sobre el valle de Wadi Araba, entre el Mar Muerto y el Mar Rojo. No hay que olvidar el Triclinium, lugar donde posiblemente se celebraban los ritos relacionados con la muerte, y la tumba de Aarón, venerado por judíos, árabes y cristianos, en los alrededores de Petra.

   Además, cuenta con dos museos, el Museo arqueológico de Petra y el Museo nabateo de Petra, que ofrecen una visión histórica del conjunto de Petra gracias a su gran fondo de piezas de la región. Cabe destacar también un santuario del siglo XIII, construido en la cumbre del monte Aarón, en la zona del Sharah, por el sultán mameluco Al Nasir Mohammad para conmemorar la muerte de Aarón, hermano de Moisés.

La magia de la luz
   Para los que tienen especial interés de inmortalizar Petra con la cámara de fotos, el mejor momento para visitar la ciudad es desde primera hora de la mañana hasta media mañana o a última hora de la tarde, cuando la inclinación de los rayos solares resalta los colores naturales de las rocas.

   Otra opción que el visitante no debe pasar por alto es recorrer Petra por la noche, a la luz de las velas. Este paseo permite disfrutar del Siq en silencio, iluminado por una luz tenue y mágica que deja ver toda la grandeza de Petra de una forma distinta. Al final del camino, al llegar a la fachada del Tesoro, el turista es invitado a sentarse para disfrutar del sonido de la música y la visión impresionante de esta ciudad.

Más información: www.sp.visitjordan.com

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Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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